Al fin conocerás que la vida es dolor
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- Ramón Carballal
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Al fin conocerás que la vida es dolor
a la tiniebla.
Recuerdo la huella en las mañanas, el protocolario
jardín del deseo, la cruz que observa la melancólica
brisa de la especie.
Y tus dudas de buen señor, los pasos que desvelan
al hombre inabarcable, el silencio sin artificios,
el rostro abierto de la bienvenida.
Mis horas crecen en los pasillos, en la luz volátil de los fantasmas.
Mis horas son mis miedos, el ojo blanco de un espejo,
los libros que acechan, las caricaturas encerradas en armarios,
la plata de los pequeños suvenires sin memoria.
El niño no sabe qué caderas le conmueven, en su habitación
el sol no se columpia, las cortinas amparan con su densidad
la sombra, le dan consuelo y refugio.
Vale la pena el secreto, porque el mundo que se cubre
de ventanas refleja la cicatriz de un osario y no hay
mensajes en este pantano de los días como no hay flores
en el suburbio de la muerte.
Y así tú, el héroe, la garrapata, el místico insecto
que devora las paredes, el insípido felino
que en cualquier rincón adivina el oráculo, la piel
que en su enfermedad orinó mil veces para que una mano
de olímpicos azules nos rozara con su vocación de incendio
y penumbra.
¿Qué pretenderás si el juego resucita en las acequias
como un rayo que dibuja en tu ser el álgido eclipse del misterio?
Sobrevive, pues, en la máscara, raíz innoble de la espera.
"El poema eres tú recomponiendo el espejo que cada día rompes".
"Comprender es unificar lo invisible".
"Elijo la lluvia, porque al derramarse, muere".
- Isabel Moncayo
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Re: Al fin conocerás que la vida es dolor
Ramón Carballal escribió:Duelen las balanzas que transitan del verso
a la tiniebla.
Recuerdo la huella en las mañanas, el protocolario
jardín del deseo, la cruz que observa la melancólica
brisa de la especie.
Y tus dudas de buen señor, los pasos que desvelan
al hombre inabarcable, el silencio sin artificios,
el rostro abierto de la bienvenida.
Mis horas crecen en los pasillos, en la luz volátil de los fantasmas.
Mis horas son mis miedos, el ojo blanco de un espejo,
los libros que acechan, las caricaturas encerradas en armarios,
la plata de los pequeños suvenires sin memoria.
El niño no sabe qué caderas le conmueven, en su habitación
el sol no se columpia, las cortinas amparan con su densidad
la sombra, le dan consuelo y refugio.
Vale la pena el secreto, porque el mundo que se cubre
de ventanas refleja la cicatriz de un osario y no hay
mensajes en este pantano de los días como no hay flores
en el suburbio de la muerte.
Y así tú, el héroe, la garrapata, el místico insecto
que devora las paredes, el insípido felino
que en cualquier rincón adivina el oráculo, la piel
que en su enfermedad orinó mil veces para que una mano
de olímpicos azules nos rozara con su vocación de incendio
y penumbra.
¿Qué pretenderás si el juego resucita en las acequias
como un rayo que dibuja en tu ser el álgido eclipse del misterio?
Sobrevive, pues, en la máscara, raíz innoble de la espera.
Cada día escribes mejor, amigo. Para leer tus poemas, primero leo atentamente el título, y no lo suelto hasta el último verso. Con este método, sin la necesidad de una absoluta comprensión racional, ni pretendiendo un hilo argumental clarividente, encuentro (paradójicamente) la razón del poema, y siento los incontables puñales de la emoción. No se trata sólo de disfrutar aisladamente imágenes o metáforas originalmente bellas, sino del deleite estético de pensamientos psíquicos largos y completos, e incluso el encadenamiento entre ellos. Así como estos párrafos consecutivos:
El niño no sabe qué caderas le conmueven, en su habitación
el sol no se columpia, las cortinas amparan con su densidad
la sombra, le dan consuelo y refugio.
Vale la pena el secreto, porque el mundo que se cubre
de ventanas refleja la cicatriz de un osario y no hay
mensajes en este pantano de los días como no hay flores
en el suburbio de la muerte.
Un gran abrazo, amigo.
Óscar
La compasión es la manifestación civilizada del desprecio.
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Re: Al fin conocerás que la vida es dolor
Ramón Carballal escribió:Duelen las balanzas que transitan del verso
a la tiniebla.
Recuerdo la huella en las mañanas, el protocolario
jardín del deseo, la cruz que observa la melancólica
brisa de la especie.
Y tus dudas de buen señor, los pasos que desvelan
al hombre inabarcable, el silencio sin artificios,
el rostro abierto de la bienvenida.
Mis horas crecen en los pasillos, en la luz volátil de los fantasmas.
Mis horas son mis miedos, el ojo blanco de un espejo,
los libros que acechan, las caricaturas encerradas en armarios,
la plata de los pequeños suvenires sin memoria.
El niño no sabe qué caderas le conmueven, en su habitación
el sol no se columpia, las cortinas amparan con su densidad
la sombra, le dan consuelo y refugio.
Vale la pena el secreto, porque el mundo que se cubre
de ventanas refleja la cicatriz de un osario y no hay
mensajes en este pantano de los días como no hay flores
en el suburbio de la muerte.
Y así tú, el héroe, la garrapata, el místico insecto
que devora las paredes, el insípido felino
que en cualquier rincón adivina el oráculo, la piel
que en su enfermedad orinó mil veces para que una mano
de olímpicos azules nos rozara con su vocación de incendio
y penumbra.
¿Qué pretenderás si el juego resucita en las acequias
como un rayo que dibuja en tu ser el álgido eclipse del misterio?
Sobrevive, pues, en la máscara, raíz innoble de la espera.
Vale la pena el secreto... Esa cualidad surrealista de tu poesia solo puede leerse como los cambios de luz en el paisaje. Hay que quedarse en estado meditativo y ver rodar la cinta, ver a diferentes horas tu poema, es lograr captar su profunda belleza y cohesividad. Despues uno cierra los ojos y aquel manatial se sigue desbordando dentro. Siempre te digo lo mismo; me fascina tu poesia. Abrazos,
ERA
- Carlos Justino Caballero
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re: Al fin conocerás que la vida es dolor
Besos
Pilar
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re: Al fin conocerás que la vida es dolor
una nueva apuesta de este estílo radical, imaginario, hipnótico, heroico, tan personal tuyo, y tan reconocible. No hay tregua en tus poemas, los tomas o los dejas, no son para gente cómoda. Yo tengo que leerlos varias veces y asumir de principio que no entenderé del todo su significado, que no habrá un planteamiento/nudo/desenlace al que agarrase. Hay que tirarse al mar contigo, dejarlo todo, concentrarse bien y hacer una lectura de sensación más que de narración. Permitir que las palabras floten en la cabeza como nubes, que las imagenes broten como flashes, que las sensaciones vayan decantando, madurando, en cada nueva lectura, en la que siempre nos reclama una nueva picelada que antes no habíamos apreciado.
A mí me encanta, me hipnotiza.
Un abrazo.
- Sandra Gª Garrido
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re: Al fin conocerás que la vida es dolor
cada vez que el miedo le amenace, cada vez que las puas se claven
en el pecho, cada vez que le muera un alliento o se suicidie una emoción.
Tarde o temprano trepará para quitarle la máscara.
Del dolor uno se hace fuerte. De cada muerte.
Me gusta la profundidad de tu poesía.
un abrazo
Para nosotros la arena:
un paisaje que cambia con el viento.
Mirian Reyes
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qué sagrada rebeldía nace de la incomprensión, y sin embargo, qué pureza hay en su lenguaje, cómo restituye los cabos del ojo y los une; los hace hablar como un látigo que al alzar fustiga y al caer restaña. Ser ya es una luz que se arriesga, hacer poesía es sufrir la propia luz. Tú la sufres, yo la disfruto. Ha sido un verdadero placer leer este poema. Mis saludos.
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Muchas gracias, Isabel, por acercarte a mi poema y comentarlo tan gentilmente. Un abrazo.Isabel Moncayo escribió:Hay un halo enigmático y bello en tus metáforas, Ramón, de nuevo otro poemazo que me atrapa, un abrazo.
"El poema eres tú recomponiendo el espejo que cada día rompes".
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- Ramón Carballal
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Re: Al fin conocerás que la vida es dolor
Gracias, Óscar, por dejarme tu impresión sobre el poema. Un abrazo.Óscar Distéfano escribió:Ramón Carballal escribió:Duelen las balanzas que transitan del verso
a la tiniebla.
Recuerdo la huella en las mañanas, el protocolario
jardín del deseo, la cruz que observa la melancólica
brisa de la especie.
Y tus dudas de buen señor, los pasos que desvelan
al hombre inabarcable, el silencio sin artificios,
el rostro abierto de la bienvenida.
Mis horas crecen en los pasillos, en la luz volátil de los fantasmas.
Mis horas son mis miedos, el ojo blanco de un espejo,
los libros que acechan, las caricaturas encerradas en armarios,
la plata de los pequeños suvenires sin memoria.
El niño no sabe qué caderas le conmueven, en su habitación
el sol no se columpia, las cortinas amparan con su densidad
la sombra, le dan consuelo y refugio.
Vale la pena el secreto, porque el mundo que se cubre
de ventanas refleja la cicatriz de un osario y no hay
mensajes en este pantano de los días como no hay flores
en el suburbio de la muerte.
Y así tú, el héroe, la garrapata, el místico insecto
que devora las paredes, el insípido felino
que en cualquier rincón adivina el oráculo, la piel
que en su enfermedad orinó mil veces para que una mano
de olímpicos azules nos rozara con su vocación de incendio
y penumbra.
¿Qué pretenderás si el juego resucita en las acequias
como un rayo que dibuja en tu ser el álgido eclipse del misterio?
Sobrevive, pues, en la máscara, raíz innoble de la espera.
Cada día escribes mejor, amigo. Para leer tus poemas, primero leo atentamente el título, y no lo suelto hasta el último verso. Con este método, sin la necesidad de una absoluta comprensión racional, ni pretendiendo un hilo argumental clarividente, encuentro (paradójicamente) la razón del poema, y siento los incontables puñales de la emoción. No se trata sólo de disfrutar aisladamente imágenes o metáforas originalmente bellas, sino del deleite estético de pensamientos psíquicos largos y completos, e incluso el encadenamiento entre ellos. Así como estos párrafos consecutivos:
El niño no sabe qué caderas le conmueven, en su habitación
el sol no se columpia, las cortinas amparan con su densidad
la sombra, le dan consuelo y refugio.
Vale la pena el secreto, porque el mundo que se cubre
de ventanas refleja la cicatriz de un osario y no hay
mensajes en este pantano de los días como no hay flores
en el suburbio de la muerte.
Un gran abrazo, amigo.
Óscar
"El poema eres tú recomponiendo el espejo que cada día rompes".
"Comprender es unificar lo invisible".
"Elijo la lluvia, porque al derramarse, muere".
- Ramón Carballal
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Re: Al fin conocerás que la vida es dolor
Muchas gracias, amiga, por tus generosas palabras. Un abrazo.E. R. Aristy escribió:Ramón Carballal escribió:Duelen las balanzas que transitan del verso
a la tiniebla.
Recuerdo la huella en las mañanas, el protocolario
jardín del deseo, la cruz que observa la melancólica
brisa de la especie.
Y tus dudas de buen señor, los pasos que desvelan
al hombre inabarcable, el silencio sin artificios,
el rostro abierto de la bienvenida.
Mis horas crecen en los pasillos, en la luz volátil de los fantasmas.
Mis horas son mis miedos, el ojo blanco de un espejo,
los libros que acechan, las caricaturas encerradas en armarios,
la plata de los pequeños suvenires sin memoria.
El niño no sabe qué caderas le conmueven, en su habitación
el sol no se columpia, las cortinas amparan con su densidad
la sombra, le dan consuelo y refugio.
Vale la pena el secreto, porque el mundo que se cubre
de ventanas refleja la cicatriz de un osario y no hay
mensajes en este pantano de los días como no hay flores
en el suburbio de la muerte.
Y así tú, el héroe, la garrapata, el místico insecto
que devora las paredes, el insípido felino
que en cualquier rincón adivina el oráculo, la piel
que en su enfermedad orinó mil veces para que una mano
de olímpicos azules nos rozara con su vocación de incendio
y penumbra.
¿Qué pretenderás si el juego resucita en las acequias
como un rayo que dibuja en tu ser el álgido eclipse del misterio?
Sobrevive, pues, en la máscara, raíz innoble de la espera.
Vale la pena el secreto... Esa cualidad surrealista de tu poesia solo puede leerse como los cambios de luz en el paisaje. Hay que quedarse en estado meditativo y ver rodar la cinta, ver a diferentes horas tu poema, es lograr captar su profunda belleza y cohesividad. Despues uno cierra los ojos y aquel manatial se sigue desbordando dentro. Siempre te digo lo mismo; me fascina tu poesia. Abrazos,
ERA
"El poema eres tú recomponiendo el espejo que cada día rompes".
"Comprender es unificar lo invisible".
"Elijo la lluvia, porque al derramarse, muere".