
Aún después de mi inevitable partida
en la eternidad del tiempo,
perduraré ahí escondida.
En el recinto del ocaso
brillará una blanca luz,
será ella le que guiará mi alma,
será el rastro de tu amor en vida.
Anhelante buscaré ese sendero,
que me guiará a ti,
mi amante gerrero.
En los confines insondables
me fundiré en tu esencia,
permaneceré en tu presencia,
en el nunca jamás.
Desde le último rincón de la memoria,
te buscaré y encontraré la forma,
para volver a ti y rescatar lo perdido.
En tus sueños penetraré cuando estés dormido,
te hablaré de amor y daré consuelo a tu corazón dolido.
Anhelante buscaré tus labios y los fundiré a los míos,
aunque tu no los sientas, estarán ahí unidos,
como en otra vida fundidos.
Si te amé con la primera mirada,
si te soñé aún en la alborada,
si te anhelé aún sin saberme enamorada,
si te esperé eternidades para conocerte,
si viví lunas una a una contigo,
puedo esperar le eternidad completa,
para amarte.
Eternamente tuya.