El forjador de tierra

[J. J. Martínez Ferreiro]

Lograrás extender un milagro radiante,
tornar al forjador de la tierra en la brisa
abriendo manantiales bajo cielos de trigo.

Serás el estallido que reinicia la fuga
de la hora primera. Subsistirás diluido
en la templada savia del bosque de laurel
―penumbra resinosa y excitadas maderas.
Serás la tierra joven, humus negro y fecundo.

Tibio te besará el labio del verano.
Un elixir carnal brotará en tu pletórica
morada, rebosante de fragancia y bullicio
―el sudor cristalino que murmura alentando
los vientres y los huevos cuajados de criaturas.

El ocaso serás en la enlunada sien,
blanquísimo febril que en las jaras delira.
Serás la palidez de un lago rico en aves,
lienzo que nutrirá los ojos de los niños,
el silencio avizor de su cuerpo espontáneo.

Serás un corazón y su pulso perpetuo.
Doblarás en la tarde la mar azafranada
y su vórtice oculto ―flanco añil del abismo.
Amarás la palabra y toda su espesura;
allí donde los versos dicen tu desnudez
y el deseo se ciñe apretando los muslos.

Serás la negra chova y el fantasma del Castro,
convocado en salitre, tormenta y aguacero.
Serás agua salvaje, su frenética rambla,
hundiendo luz con piedra en un mar desmedido.

Tu destino será la sed de las estirpes
en la tierra forjadas ―la entraña del olvido.
Pero regresarás divulgado en la sangre,
escarchando la bruma, deshonrando a las Moiras. 

[Hallie Hernández Alfaro]

Lograrás extender un milagro radiante,
tornar al forjador de la tierra en el viento
fraguando la semilla bajo cielos de trigo.

Serás ruido... maestro sobre las estampidas
de la hora primera. Subsistirás diluido
en la templada savia del bosque de laurel
―penumbra de resinas y de excitados troncos.
Serás la tierra joven de humus negro y fecundo;
Germinando a través del ojo de las garzas,
admirarás arder oxígeno en las células.
Tibio te besará el labio del verano.
Un elixir carnal brotará en tu pletórica
morada, rebosante de fragancia y bullicio
―el sudor cristalino que clama en el aliento
de los vientres y huevos cuajados de criaturas.

El ocaso serás en la enlunada sien,
en el color febril que en las jaras delira.
Serás la palidez de un lago rico en aves,
lienzo que nutrirá los ojos de los niños,
el avizor silencio de su cuerpo espontáneo.

Sentirás el murmullo en todas las riberas
allí donde la fronda cela tu desnudez
y reluce la hierba apretada en tus muslos.
Serás un corazón de veloces latidos,
curvando como cimbras la mañana pimienta,
la revuelta marina ―flanco añil del abismo.

Serás la negra chova y el fantasma del Castro,
convocado en salitre, tormenta y aguacero.
Serás agua salvaje, su tránsito puro,
y hundirás luz con piedra en un mar excesivo.

Tu destino será la sed de las estirpes
forjadas en la tierra ―mineral del olvido.
Pero regresarás en sangre divulgado,
en relente de bruma, deshonrando las Moiras.

Poesía venerable, íntegra, extraordinaria en todas sus fases de producto lírico.

Ovación cerrada, querido amigo.

Abrazote.

[Óscar Distéfano]

¿A quién le habla el poeta en este denso poema? Sin duda alguna, al hombre, al hombre moderno. Lo siento como un poema premonitorio, profetizando sobre el destino del hombre donde, a través de innumerables, originales y cautivantes metáforas, va abriendo el abanico de una regresión apoteósica humana hacia la verdad eterna del apego a la tierra.
En vibrantes alejandrinos, el poema “canta”, se modula como suave serpiente, desgranando a su paso, neologismos, lexicografía rica y bien trabajada, y un remate concluyente que redondea la exégesis del poema.

Serás agua salvaje, su tránsito puro,
Este es el único verso que me hizo dudar de su carácter alejandrino. Tú me dirás, amigo.

A modo de ayuda para comprender mejor el final, leo en Wikipedia lo siguiente: en la mitología griega, las Moiras eran las personificaciones del destino. Controlaban el metafórico hilo de la vida de cada mortal desde el nacimiento hasta la muerte (y más allá).

Un poema enteramente tuyo, Ferreiro, con tu sello y tu talento.
Un gran abrazo, apreciado amigo.
Óscar

[Rafel Calle]

Lograrás extender un milagro radiante,
tornar al forjador de la tierra en el viento
fraguando la semilla bajo cielos de trigo.

Serás ruido... maestro sobre las estampidas
de la hora primera. Subsistirás diluido
en la templada savia del bosque de laurel
―penumbra de resinas y de excitados troncos.
Serás la tierra joven de humus negro y fecundo;
Germinando a través del ojo de las garzas,
admirarás arder oxígeno en las células.
Tibio te besará el labio del verano.
Un elixir carnal brotará en tu pletórica
morada, rebosante de fragancia y bullicio
―el sudor cristalino que clama en el aliento
de los vientres y huevos cuajados de criaturas.

El ocaso serás en la enlunada sien,
en el color febril que en las jaras delira.
Serás la palidez de un lago rico en aves,
lienzo que nutrirá los ojos de los niños,
el avizor silencio de su cuerpo espontáneo.

Sentirás el murmullo en todas las riberas
allí donde la fronda cela tu desnudez
y reluce la hierba apretada en tus muslos.
Serás un corazón de veloces latidos,
curvando como cimbras la mañana pimienta,
la revuelta marina ―flanco añil del abismo.

Serás la negra chova y el fantasma del Castro,
convocado en salitre, tormenta y aguacero.
Serás agua salvaje, su tránsito puro,
y hundirás luz con piedra en un mar excesivo.

Tu destino será la sed de las estirpes
forjadas en la tierra ―mineral del olvido.
Pero regresarás en sangre divulgado,
en relente de bruma, deshonrando las Moiras.
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Es el don del lenguaje, se desboca cuando tomas en tus manos versos alejandrinos, amigo Ferreiro. Tu habilidad con los tetradecasílabos simétricos, consigue facturar obras de alta calidad rítmica, estilística y semántica.
Y, claro, qué otra cosa podíamos esperar de este poema, sino una cúspide de tu poesía.
(Por cierto, en la cuarta estrofa: su tránsito puro -verso corto-.)
Ha sido un placer leerte. Volveré a este gran poema. Iba para Catedrales, cuando me he quedado enredado aquí, disfrutanto de un trabajo eminentemente bellísimo.
Un fuerte abrazo.

[Blanca N. García González]

Un poema muy bueno amigo poeta,
que placer leerle y dejarle mis felicitaciones
a su obra.

Le dejo bendiciones y saludos cordiales.

[Ricardo José Lascano]

Lección de poesía. Magistral entrega. Felicitaciones y un abrazo fuerte.


Ricardo.

[Guillermo Cumar.]

Ganarás el pan con el sudor de tu frente y lucharás de sol a sol
para que la tierra te devuelva lo que a tí poeta te devuelve la palabra.
Esa palabra que cala a través de la imagen para poner raiz y vida
en la sensación de cada esfuerzo.

Un abrazo

[J. J. Martínez Ferreiro]

Poesía venerable, íntegra, extraordinaria en todas sus fases de producto lírico.

Ovación cerrada, querido amigo.

Abrazote.

Me alegro mucho que seas precisamente tú, amiga Hallie, quien abra este poema. Celebro, como siempre, ese entusiasmo con que te entregas a la poesía.

Biquiños.

[Pilar Morte]

Qué bueno, J. J. de esos poemas que hacen historia.
Besos
Pilar

[Carmina Martínez]

Un gran poema Ferreiro con versos alendrinos. A sido agradable pasar por tus letras. Un saludo. Carmina.

[Pablo Ibáñez]

Ferreiro,

esta voz tuya tan personal, orgánica, telúrica, esencial, es la que más me gusta de ti. En esta vena es como consigues, en mi opinión, tus más logrados versos. La bruma marina, el bosque Atlántico, la húmeda tierra de la que brota la vegetación, la vida microscópica que inunda la mañana de aromas milenarios. Todo tan bien ensamblado y desarrollado como no puede ser menos en alguien que, de verdad, sabe de esto.

Un abrazo, amigo.

[Josefa A. Sánchez]

Este poema crece con las raíces profundamente enterradas en el lodo primigenio y se expande en un desborde creativo de gran envergadura. Me ha encantado leerte.
Un abrazo grande.
Pepa

[jose junco]

Excelente. Tu poesía adquiere un refinamiento cada vez más conseguido. Un abrazo.

Gracias, amigo junco, por tu paso y generosos comentarios.

Un abrazo.

[J. J. Martínez Ferreiro]

¿A quién le habla el poeta en este denso poema? Sin duda alguna, al hombre, al hombre moderno. Lo siento como un poema premonitorio, profetizando sobre el destino del hombre donde, a través de innumerables, originales y cautivantes metáforas, va abriendo el abanico de una regresión apoteósica humana hacia la verdad eterna del apego a la tierra.
En vibrantes alejandrinos, el poema “canta”, se modula como suave serpiente, desgranando a su paso, neologismos, lexicografía rica y bien trabajada, y un remate concluyente que redondea la exégesis del poema.

Serás agua salvaje, su tránsito puro,
Este es el único verso que me hizo dudar de su carácter alejandrino. Tú me dirás, amigo.

A modo de ayuda para comprender mejor el final, leo en Wikipedia lo siguiente: en la mitología griega, las Moiras eran las personificaciones del destino. Controlaban el metafórico hilo de la vida de cada mortal desde el nacimiento hasta la muerte (y más allá).

Un poema enteramente tuyo, Ferreiro, con tu sello y tu talento.
Un gran abrazo, apreciado amigo.
Óscar

Gracias, Óscar, contigo ha regresado de nuevo, además de un excepcional poeta, uno de los mejores comentaristas que han dejado huellas es estos foros, por la inteligencia en el análisis, tus amplios conocimientos en la poética... Es un lujo tenerte otra vez por aquí.

Un fuerte abrazo, querido amigo.

[Roberto López]

[quote="J. J. M. Ferreiro"]

Deduzco un canto de amor y libertad, frente al determinismo, una promesa encarnada en la naturaleza, en todos los seres vivos, en la tierra. Es una preciosidad de poema y de mensaje. Un abrazo.