El carnicero
Moderadores: J. J. Martínez Ferreiro, Rafel Calle
- Marius Gabureanu
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El carnicero
los subterfugios que tienen las lenguas arrepentidas
cuando callan como gaviotas sobrevolando un pueblo nevado.
El carnicero se deshoja de brillos y entra en los musgos del olvido
abatido, descansa entre las azucenas olorosas de su delantal
y lee un libro que trata de cómo cazar los ciervos.
Su infancia es una lámpara rodeada de avispas, encendida
entre los muros iónicos del ser.
Se siente solo. Solo. Solo.
Vendrá María, la muchacha que limpia la casa
con su yugular encendida en el sexo
para fregar los suelos y
manchar su falda con la sangre de algún cordero.
El carnicero suda afilando sus cuchillos
entre la noche y la eternidad de los bichos que carcomen su lívido rostro.
Cuando el alba cae de rodillas, sus manos son pequeños ataúdes
donde yacen cadáveres de trigo
y esas lágrimas / saliva de un alma carnívora, antes del festín.
- Julio Gonzalez Alonso
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Re: El carnicero
Marius Gabureanu escribió:Es la constancia del río que muerde los hombros de la roca,
los subterfugios que tienen las lenguas arrepentidas
cuando callan como gaviotas sobrevolando un pueblo nevado.
El carnicero se deshoja de brillos y entra en los musgos del olvido
abatido, descansa entre las azucenas olorosas de su delantal
y lee un libro que trata de cómo cazar los ciervos.
Su infancia es una lámpara rodeada de avispas, encendida
entre los muros iónicos del ser.
Se siente solo. Solo. Solo.
Vendrá Maria, la muchacha que limpia la casa
con su yugular encendida en el sexo
para fregar los suelos y
manchar su falda con la sangre de algún cordero.
El carnicero suda afilando sus cuchillos
entre la noche y la eternidad de los bichos que carcomen su lívido rostro.
Cuando el alba cae de rodillas, sus manos son pequeños ataúdes
donde yacen cadáveres de trigo
y esas lágrimas / saliva de un alma carnívora, antes del festín.
El tema es atrevido y sugerente. Pocas veces nos detenemos a pensar en los sentimientos de las personas con profesiones como la de carnicero. Me recuerda tu poema una película, creo que francesa, de hace muchos años cuyo protagonista era un carnicero y titulada así, Le boucher (El carnicero). Sí, era francesa... y estoy seguro que era de Claude Chabrol y, si no me equivoco, debió de estrenarse por 1970, aunque yo la vi años más tarde. Apenas sé nada del argumento, aunque sí se presentaban situaciones similares a las que dibujas en tus versos.
Salud.
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Un poema buenísimo. Al mismo tiempo que describes una posible vida realmente veo una crítica del hecho de comer animales muertos. Y es muy interesante. También se puede hacer una lectura distinta. Como si el poema fuera una alegoría de otras realidades.
En fin, es un poema muy bueno.
Te felicito
Un abrazo desde la poesía
Ana
http://www.laberintodelluvia.com
- Rafel Calle
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Muy bien las metáforas, puntual y altamente evocadoras. En el desarrollo consigues hilar la historia de manera que el lector puede sentirse inmiscuido en la trama porque le es familiar.
Ha sido un placer leerte. Felicidades por el poema, compañero.
Un cordial abrazo.
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- Registrado: Mié, 09 Abr 2008 10:21
re: El carnicero
Abrazos
Pilar
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Re: El carnicero
Me gusta tu poema, cómo tratas el alma del carnicero. Hace tiempo escribí un poema titulado PRESENTE DE INDICATIVO DEL VERBO COMER CARNE. Estoy sensibilizado con este asunto desde hace tiempo. Un abrazo.
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- Registrado: Mié, 16 Ene 2008 23:20
Re: El carnicero
Marius Gabureanu escribió:Es la constancia del río que muerde los hombros de la roca,
los subterfugios que tienen las lenguas arrepentidas
cuando callan como gaviotas sobrevolando un pueblo nevado.
El carnicero se deshoja de brillos y entra en los musgos del olvido
abatido, descansa entre las azucenas olorosas de su delantal
y lee un libro que trata de cómo cazar los ciervos.
Su infancia es una lámpara rodeada de avispas, encendida
entre los muros iónicos del ser.
Se siente solo. Solo. Solo.
Vendrá María, la muchacha que limpia la casa
con su yugular encendida en el sexo
para fregar los suelos y
manchar su falda con la sangre de algún cordero.
El carnicero suda afilando sus cuchillos
entre la noche y la eternidad de los bichos que carcomen su lívido rostro.
Cuando el alba cae de rodillas, sus manos son pequeños ataúdes
donde yacen cadáveres de trigo
y esas lágrimas / saliva de un alma carnívora, antes del festín.
Grandioso y pleno este trabajo poético, querido Marius. Para releer y hacer de las lecturas un ejercicio de belleza e inteligencia lírica.
Van todos los aplausos y mi abrazo,
Hallie
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