Editorial Alaire

ROBERTO LÓPEZ escribió:Es fácil el tránsito fugaz de un Universo a otro.
Cerrar los ojos es saltar
a la otra parte del reloj de arena,
es dejar la clepsidra transformado en cascada,
espuma, nube
de pensamiento espolvoreado.
Abre la noche su boca presentida
y las manos despliegan campos de trigo virgen,
ofrendan imágenes desnudas de rencor,
acarician el rostro erosionado de la esfinge,
que, muda, filtra su enigma por la seca
razón. Es fácil retornar
a la insidia tenaz de la memoria,
aunque la flor luce incesante
el color de los bosques ignotos.
La puerta verdadera
brilla en la oscuridad del recoveco
donde los taumaturgos siembran
el silente clamor de las alturas.
¿Dónde buscar la flor, la puerta,
la mágica clepsidra que transforma
la arena en agua desbocada?
Cierro los ojos y hablo
con amores antiguos que comparten
tu rostro. Y tus manos se encogen
hasta tocarme dentro, como
la música primera que impregnó
de semillas mi corazón baldío.

Quinteño de Greda escribió:Una presiocidad de poema, con esa clepsidra cayendo en cascada, sin marcar las horas para que la puerta siga abierta...

Un placer Roberto psar por aquí.
Un abrazo.

Hallie Hernández Alfaro escribió:"La puerta verdadera
brilla en la oscuridad del recoveco
donde los taumaturgos siembran
el silente clamor de las alturas.
¿Dónde buscar la flor, la puerta,
la mágica clepsidra que transforma
la arena en agua desbocada?
Cierro los ojos y hablo
con amores antiguos que comparten
tu rostro. Y tus manos se encogen
hasta tocarme dentro, como
la música primera que impregnó
de semillas mi corazón baldío."



Roberto, todo el poema es grandioso, bien tallado, inteligente, pero estos versos son colosales. Percibo el intelecto que descubre hasta el último pliegue del corazón.

Ovación cerrada!


En esa tarea infinita estoy empeñado, probablemente sin darme cuenta. Un abrazo, Hallie.

Hallie.

lazaro Habana escribió:

ROBERTO LÓPEZ escribió:Es fácil el tránsito fugaz de un Universo a otro.
Cerrar los ojos es saltar
a la otra parte del reloj de arena,
es dejar la clepsidra transformado en cascada,
espuma, nube
de pensamiento espolvoreado.
Abre la noche su boca presentida
y las manos despliegan campos de trigo virgen,
ofrendan imágenes desnudas de rencor,
acarician el rostro erosionado de la esfinge,
que, muda, filtra su enigma por la seca
razón. Es fácil retornar
a la insidia tenaz de la memoria,
aunque la flor luce incesante
el color de los bosques ignotos.
La puerta verdadera
brilla en la oscuridad del recoveco
donde los taumaturgos siembran
el silente clamor de las alturas.
¿Dónde buscar la flor, la puerta,
la mágica clepsidra que transforma
la arena en agua desbocada?
Cierro los ojos y hablo
con amores antiguos que comparten
tu rostro. Y tus manos se encogen
hasta tocarme dentro, como
la música primera que impregnó
de semillas mi corazón baldío.

Calan hondo estos versos que subrayo.
Enhora buena Roberto

Abrazos

lázaro.