YO NO LLAMÉ AL VIENTRE DE MI MADRE

[Santiago Redondo Vega]

Yo no llamé, ni a cobro revertido,
al vientre de mi madre en aquel día
en que preñó su vida con la mía
y me parió su amor con un gemido.

No le pedí nacerme -nunca pido-,
pero aquí estoy, desnudo todavía,
sentado en la ancestral dicotomía
de ser vida o ser muerte en un latido.

Nos viene el mundo a ver tan diminutos,
tan deprisa nos rapta, tan deprisa
nos enfrenta al abismo de lo inerte

que nos tendrá por necios absolutos
si hallamos en el odio la premisa
donde enmendar la vida con la muerte.

Santiago Redondo Vega 06/03/08

[Pilar Iglesias de la Torr]

en tu línea, Santiago,

de aprovechar el resquicio del verso, para dejarnos cápsulas de meditación..........además, con la soltura propia de tu mano y esa aparente sencillez del ecosistema del léxico

necios, sí, seríamos , como tú muy bien dices, si nos enzarzamos en vanalidades, dejando lo importante de lado

desde esta acera..........Pilar

[Ramón Carballal]

Me parece no sólo un soneto de maestro desde el punto de vista formal sino que contiene, además, una profunda sabiduría. Felicitaciones por tu poema. Un saludo.

[Ricardo Serna G]

Santiago Redondo Vega,

Amigo

Magnífico soneto, querido amigo
tema y ritmo de lo mejor

Un abrazo fuerte

[Santiago Redondo Vega]

A Pilar iglesias de la Torre.

Gracias Pilar por tu visita y tus hermosas palabras. Has captado con toda nitidéz la idea primaria que trata de trascender este soneto. Y es que a veces los árboles no nos dejan ver el bosque.

Venimos a este mundo de improviso y sin quererlo, pero una vez aquí tenemos dos opciones, dos caminos, o quedarnos o volver por donde vinimos. Es más lógico quedarse a vivir, a pelear contra uno mismo, nunca contra los demás, por lo que realmente merece la pena. Pero somos humanos, y nos enfrascamos en luchas y en batallas que nos hacen más difícil la existecia. ¿Es condición humana ser así, o es opción individual comportarmos de ese modo, nos puede la condición animal de la lucha por la supervivencia? Años tiene la Historia, y siempre habla de guerras, por el territorio, por el poder, por el amor, por la codicia....

Un abrazo, amiga.

Santiago Redondo Vega

[Alejandra Goerne]

Un poema, para leer en voz alta y disfrutar y además entrar en reflexión. La vida nos llega como dices, de improvisto y de regalo, ya será nuestra propia desición vivirla o morir estando vivos y envenenados por el odio. Hermoso soneto, un abrazo poeta.

[Víctor Vergara Valencia]

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Quedó cuadrado de contenido y de formas. Contundente y bello al oido.

Ya que nos tocó llegar, prefiero tomar la opción más beneficiosa, que es vivir lo más gozosamente posible, ayudando a los demás a que también lo hagan.
Como bien dices, la vida es muy fugaz para perder el tiempo en nimiedades.

Acabo de entrar, y es un placer conocerte, Santiago. Te felicito.
Un abrazo.

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[Susana Palma]

Querido Santiago, redondo como tu apellido indica. Tus sonetos nunca dejan de sorprenderme y creo que te superas en cada uno de ellos. Me ha encantado de principio a fin. Es un hermoso alegato por la paz y por la vida. Son muchos los pecados capitales por los que la especie humana siente atracción, pero ahí están las virtudes con las que crecer. Ojalá algún día la bondad que tus versos reclaman, esté al alcance de todos los corazones. Mi abrazo enorme y mi admiración.

Susana

[julián borao]

Excelente soneto, Santiago, mi felicitación por tu maestría, no solo formal sino también emotiva.
Un abrazo.
Julián Borao

[Eduardo Díaz]

Un soneto con un profundo contenido y bellamente construido. Mis felicitaciones. Un abrazo, Horacio

"No le pedí nacerme -nunca pido-,
pero aquí estoy, desnudo todavía, "

[Rafel Calle]

Yo no llamé, ni a cobro revertido,
al vientre de mi madre en aquel día
en que preñó su vida con la mía
y me parió su amor con un gemido.

No le pedí nacerme -nunca pido-,
pero aquí estoy, desnudo todavía,
sentado en la ancestral dicotomía
de ser vida o ser muerte en un latido.

Nos viene el mundo a ver tan diminutos,
tan deprisa nos rapta, tan deprisa
nos enfrenta al abismo de lo inerte

que nos tendrá por necios absolutos
si hallamos en el odio la premisa
donde enmendar la vida con la muerte.


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Precioso soneto, querido amigo Santiago, que ha sido un placer leerte.

El ritmo es yámbico en todos los versos salvo en el décimo.
En el segundo cuarteto hay un antirrítmico muy fuerte, ''a QUÍes TOY, con una sinalefa, lo cual obliga a declamar el verso de una forma algo distorsionada.

El octavo verso conceptualmente es bueno, pero entre las seis tónicas, y la reverberación que produce la rima interna '' vida ''que llega plena de ese sonido por ''todavía'' y ''dicotomía'', y después ''ser'' ''ser'' ''muERte'', que origina dos antirrítmicos en el mismo verso, es posible que pueda retocarse.

Por lo demás, la elegancia preside las estrofas, entre hallazgos poéticos, como el verso que abre el poema, absolutamente asimilables por su frescura cotidiana.
En fin, otra muestra de tu proverbial habilidad para las combinaciones clásicas.
Es una suerte que haya compañeros que las cultiven. Tienen el sabor de los poemas grandes.

TE MANDO UN FUERTE ABRAZO.

[Pilar Iglesias de la Torr]

no sé contestar a la preguntas que te haces, Santiago, porque, también yo me hago las mismas

un beso.........Pilar

[Lara Albertus]

Santiago maestro.

Como siempre, en tu línea haces del soneto un símbolo
en cada imagen y en cada metáfora dejas el albor
de un amanecer reluciente.

Mágicos estos versos que nos regalas.

Un abrazo grande.

Lara

[Ana Villalobos Carballo]

Santiago, abres el poema con un verso que, aún siendo una imagen cotidiana, se me antoja absolutamente original. Me gusta pasearme por tus letras,que nunca dejan indiferente, como estas de hoy que invitan a una profunda reflexión.
Sí y seríamos necios si perdieramos la vida de esa manera en vez de luchar por lo que verdaderamente es primordial. Siempre un placer pasar por tus versos.

Un beso que te llegue al corazón

Ana V.

[Santiago Redondo Vega]

A Ramón Carballal.

Gracias Ramón por tu paso por este soneto y por tus palabras tan elogiosas, aunque a todas luces inmerecidas.

Un abrazo.

Santiago Redondo Vega.