11 de Abril de 2011

[F. Enrique]

A Camino San Martín, A quien tanto quiero, a pesar de los pesares.

1

Al sentir tu voz ronca tan cerca de mi aliento,
al saber que para siempre te alejabas
supe que no había sitio para mí en esta calle,
en este turbio hotel de pequeñas ventanas.
No me puedo alegrar de haber roto el silencio,
el hielo azul celeste oculto en tu mirada,
el cabello alentado por los expresionistas
no serían para mí que los reverenciaba.

2

El amor siempre lejos, esquivo, angustiado.
Tantos años cuidando la lira en extremo,
traduciendo en la sombra versos de madrugada,
y ahora se me rompen los hilos de tu encanto
cuando marchas segura al tren que nos separa,
cuando la primavera asoma en los andenes
y cómicos errantes vagan por estaciones,
el alma se me hunde ebria en la soledad
de siglos que corroen, se agolpan, desesperan,
en pórticos y estancias, arcadas y recuerdos.

3

Para vivir en mí un encuentro pasado
tengo que atravesar la calle de tu infancia,
lejos, con otro acento y otras preocupaciones.
Mi tierra maltratada
por hierro y cañones, tan lejos de la tuya
donde crecían los trigos limpios sin primavera,
aquí las pesadillas eran el patrimonio
de locos que luchaban y minaban los montes
sin ninguna esperanza de batir al enemigo.

4

Segunda Guerra

Tu non sai le colline
dove si è sparso il sangue.
(Cesare Pavese)

No conoces los montes
donde corrió la sangre.
(Tr. José Agustín Goytisolo)


Para cuando me muera, tendido en mi sudario
se apagará conmigo
el muchacho que tiembla en la colina
con el polvo cegándole los ojos,
el horror de los pasos que se acercan
y las frases solemnes en las temibles
rampas angostas de un gigante que no siente.

La pólvora y la muerte elevadas
a un ritual de honor y de conquistas
y un himno alentando la barbarie
con los cuerpos desgarrados en la niebla.

Arrinconados, en la altura
enrarecida de los montes Dolomitas,
el amor que esperaba y no me diste,
las cartas sin remite que nunca me enviaste,
y caricias que tendrían otro destino
mïentras
el silencio y la noche mordían con su abrazo
mi alma en la litera
y ardía el mundo de los tiernos y de los tristes
devastado por los celos de la espera que no muere.

5

Epílogo

En el amplio salón donde actuabas
las cortinas cubrían la luz de aquella tarde,
¿Por qué sería tan tímido? ¿Por qué no te abordaba?
Aquel miedo al rechazo tan áspero, tan mío,
hizo que se enfriaran los roces primigenios,
la dulce avenida del enamoramiento
se teñía de gris por no saber hollarla,
y yo me maldecía por haber convertido
en nube aquel encanto,
en sueño el desvarío

[Julio Gonzalez Alonso]

Hay amores que no pueden destruir las guerras. Me ha gustado ese volver a empezar donde habían quedado rotas las cosas.
Salud.

[Josefa A. Sánchez]

A veces las distancias que nos separan del amor, son impuestas, pero a veces las construimos nosotros mismos. Un gran poema que ha sido todo un placer leerte.
Un abrazo.
Pepa

[F. Enrique]

Como ya me has demostrado anteriormente, eres muy amable, Julio, espero poder estar a la altura de esa mano que constantemente me tiendes.

Un saludo.

[F. Enrique]

Quizás pensé que fue un instante lo que ocurrió en este poema. Quisé ser fiel al motivo que guiaba a la persona a la que se lo dediqué, por ello se describe de una forma natural que lo más querido sea lo más lejano.

Gracias, Pepa, me siento muy halagado por tus siempre atentas palabras.

[Jorge Sánchez]

Nuestros recuerdos de los que amamos son un patrimonio que hay que proteger. Buen tema y bien expresado.
Un placer.
Jorge Sánchez

[Alejandro Costa López]

El amor. El amor traicionero, despiadado y tantas veces adorado y odiado.

Uno de los temas más recordados por el poeta.

Y no siempre bien narrados.

Todo lo contrario a tu escrito que desde el principio al fin sigue una linea genial y atrapa en su lectura.

Un abrazo.

[F. Enrique]

Gracias, Jorge, este poema ha acabado teniendo en estos días un significado que nunca hubiera querido verle, es cierto lo que dices, pero casi nunca sabemos qué debemos cuidar y de qué forma.

Un saludo.

[Hallie Hernández Alfaro]

1

Al sentir tu voz ronca tan cerca de mi aliento,
al saber que para siempre te alejabas
supe que no había sitio para mí en esta calle,
en este turbio hotel de pequeñas ventanas.
No me puedo alegrar de haber roto el silencio,
el hielo azul celeste oculto en tu mirada,
el cabello alentado por los expresionistas
no serían para mí que los reverenciaba.

2

El amor siempre lejos, esquivo, angustiado.
Tantos años cuidando la lira en extremo,
traduciendo en la sombra versos de madrugada,
y ahora se me rompen los hilos de tu encanto
cuando marchas segura al tren que nos separa,
cuando la primavera asoma en los andenes
y cómicos errantes vagan por estaciones,
el alma se me hunde ebria en la soledad
de siglos que corroen, se agolpan, desesperan,
en pórticos y estancias, arcadas y recuerdos.

3

Para vivir en mí un encuentro pasado
tengo que atravesar la calle de tu infancia,
lejos, con otro acento y otras preocupaciones.
Mi tierra maltratada
por hierro y cañones, tan lejos de la tuya
donde crecían los trigos limpios sin primavera,
aquí las pesadillas eran el patrimonio
de locos que luchaban y minaban los montes
sin ninguna esperanza de batir al enemigo.

4

En el amplio salón donde actuabas
las cortinas cubrían la luz de aquella tarde,
¿Por qué sería tan tímido? ¿Por qué no te abordaba?
Aquel miedo al rechazo tan áspero, tan mío,
hizo que se enfriaran los roces primigenios,
la dulce avenida del enamoramiento
se teñía de gris por no saber hollarla,
y yo me maldecía por haber convertido
en nube aquel encanto,
en sueño el desvarío

Un hermoso trabajo, con imágenes potentes y rítmicas. Me ha gustado mucho la separación en estrofas numeradas, es como si los universos líricos se convirtieran en una secuencia memoriosa, en un todo que hace camino sobre las letras.

Saludos y felicidad,

Hallie

[Pilar Morte]

Un placer recorrer tus hermosos versos donde el amor quisiera recuperar lo perdido.
Abrazos
Pilar

[Alba Viñals]

Alejandro, un poema hermoso y dicente, me ha gustado.
Un saludo.

[F. Enrique]

Pienso, Alejandro, en el poeta que me hizo escribir estos versos, sé que cualquier forma de intentar acercarnos a lo que nos gusta puede acabar siendo un error, que él viviría su melancolía de una manera muy distinta a como yo la describo, pero es importante que nos aferremos a lo que nos sitúa en el rumbo de un poema, es bueno que agotemos todas las posibilidades que el azar nos ofrece para escribir.

Te agradezco todo lo bueno que me dices.

[F. Enrique]

Gracias, Hallie, por tu respuesta, por tus observaciones. En cuanto a la separación en cuatro partes del poema no fue algo premeditado, me parecieron cuatro escenas conectadas entre ellas, pero en las que había algo que las separaba.


Un saludo.

[J. J. Martínez Ferreiro]

Todo un lujo de alejandrinos, y como todo lo que te he leído brillando a gran altura.

.. esa entrega e intensidad de tu escritura, marca de la casa.

Un abrazo.

[F. Enrique]

Gracias, Pilar, por tu comentario en el que tan bien defines lo que se persigue en el poema.

Un saludo,