
Los crímenes pequeños son objeto de persecuciones por parte de perros y policías.
Los grandes son objeto de indiferencia.
Casi me es imposible escribir
sin recordar la muerte.
No la que todos conocen
en funerales, broncas y hospitales,
no la del comercio,
la que pinta en piel grisácea una luz de colores
como llamas reclamadas
en el cuadro de un preso.
Hay una ventana al sur de la indiferencia
con una geometría parecida a la guerra
con cristales manchados de sangre
y viejas letras abrazadas
por las deudas.
Hay una multitud sin rostros en un pesado sueño
entre humo y escombros ,
como sombra que recorre
algún infierno.
La muerte es un billete comprado que se debe,
es la 'face' de una puta colombiana en la TV,
un calendario Maya,
un Bullying practicado a un niño gay
o la cara del hombre cojo de los globos.
Quizás esta tarde me evapore por enésima vez en la piel
de una mujer desconocida,
y pare de imaginar que la muerte no existe,
que los niños de Siria duermen,
y que los muertos..
..son actores de una
vieja película.
lázaro.