EL OFICIO DE ESCRIBIR

[Juan Vicedo]

¿Por qué y para qué la escritura, lanzar y publicar un nuevo libro, si ya las bibliotecas de villas, aldeas y ciudades con puentes colgantes están llenas de títulos y volúmenes muy diversos? ¿Por qué y para qué dejar que vayan pasando los muy diferentes trenes de la vida, mientras el autor pierde el pellejo y la piel en la gestación de una obra que es sólo suya y quizás llegue a las manos de muy pocos lectores, aunque sean varios cientos de miles?

Los personajes de Unamuno y Pirandello querían ser ellos; querían serse, sentirse, tocarse, alcanzar la dimensión de una vida que se les negaba toda y entera. Estaban en el mundo un poco a medias, siento a ratos, viviendo a ratos, pero sin alcanzar nunca su plenitud. Por eso necesitaban un creador que les insuflase ese soplo de vida imprescindible para llegar a ser ellos y tener una personalidad definida. Juan Ramón tenía sus manías, muchas y muy variadas; a veces, manías muy crueles, pero necesitaba saciar su hambre de eternidades y lograr su plena identidad , su mismidad, con el verso libre, con unos sonetos "espirituales" o con el poema en prosa largo, como su fascinante "Espacio", que guarda todo su yo.

Pues se escribe, o al menos yo así lo hago, para eso: para vivirse y siendo vida, transmitir esa vida a las gentes de cualquier condición social o económica. Se escribe también para jueces y senadores, para los sacerdotes, incluso para las personas más jóvenes, que ignoran qué hay detrás del polvo y la ceniza. Uno ha escrito y seguirá escribindo para verse desnudo espiritualmente, para reconocerse desnudo y en la única identidad que se le ha concedido desde la luz primera, en la única esencia que le hace ser persona solidaria, aunque con justa cólera llegado el momento.

No se escribe ni para ser seráfico y angélico ni para ser recibido por los ricos hombres en la corte o cortijo de un rey. Escribo cuando me siento más cerca de un yo mío que estaba oculto o al ver que se toman muchas cosas muy importantes a la ligera, como si el miedo o las guerras tuviesen que dominarnos para siempre, como si fuera necesaria para una eternidad la presencia en las calles de ese Gran Hermano, que ve y sabe todo lo que hacemos, pensamos o decimos.

Escribo, en fin, para ir recorriendo sin prisas todas y cada una de las letras de todos los alfabetos conocidos, pues debajo de cada una de ellas se esconde un corazón humano, un pálpito de sangre y vida incorruptibles.

Por eso no me aburre mi oficio, aunque sólo sea como un mínimo latido sonoro en el espacio inmenso. No me cansa porque con él soy y me digo mientras la roca se mira indiferente en su morfología antiquísima. Y porque también hacen falta el grito y la blasfemia, antes que ya la sombra y la ceniza sean las diosas de nuestros orbes.

(Desde aquí me permito felicitar a todos mis compañeros en estas Fiestas)

[E. R. Aristy]

¿Por qué y para qué la escritura, lanzar y publicar un nuevo libro, si ya las bibliotecas de villas, aldeas y ciudades con puentes colgantes están llenas de títulos y volúmenes muy diversos? ¿Por qué y para qué dejar que vayan pasando los muy diferentes trenes de la vida, mientras el autor pierde el pellejo y la piel en la gestación de una obra que es sólo suya y quizás llegue a las manos de muy pocos lectores, aunque sean varios cientos de miles?

Los personajes de Unamuno y Pirandello querían ser ellos; querían serse, sentirse, tocarse, alcanzar la dimensión de una vida que se les negaba toda y entera. Estaban en el mundo un poco a medias, siento a ratos, viviendo a ratos, pero sin alcanzar nunca su plenitud. Por eso necesitaban un creador que les insuflase ese soplo de vida imprescindible para llegar a ser ellos y tener una personalidad definida. Juan Ramón tenía sus manías, muchas y muy variadas; a veces, manías muy crueles, pero necesitaba saciar su hambre de eternidades y lograr su plena identidad , su mismidad, con el verso libre, con unos sonetos "espirituales" o con el poema en prosa largo, como su fascinante "Espacio", que guarda todo su yo.

Pues se escribe, o al menos yo así lo hago, para eso: para vivirse y siendo vida, transmitir esa vida a las gentes de cualquier condición social o económica. Se escribe también para jueces y senadores, para los sacerdotes, incluso para las personas más jóvenes, que ignoran qué hay detrás del polvo y la ceniza. Uno ha escrito y seguirá escribindo para verse desnudo espiritualmente, para reconocerse desnudo y en la única identidad que se le ha concedido desde la luz primera, en la única esencia que le hace ser persona solidaria, aunque con justa cólera llegado el momento.

No se escribe ni para ser seráfico y angélico ni para ser recibido por los ricos hombres en la corte o cortijo de un rey. Escribo cuando me siento más cerca de un yo mío que estaba oculto o al ver que se toman muchas cosas muy importantes a la ligera, como si el miedo o las guerras tuviesen que dominarnos para siempre, como si fuera necesaria para una eternidad la presencia en las calles de ese Gran Hermano, que ve y sabe todo lo que hacemos, pensamos o decimos.

Escribo, en fin, para ir recorriendo sin prisas todas y cada una de las letras de todos los alfabetos conocidos, pues debajo de cada una de ellas se esconde un corazón humano, un pálpito de sangre y vida incorruptibles.

Por eso no me aburre mi oficio, aunque sólo sea como un mínimo latido sonoro en el espacio inmenso. No me cansa porque con él soy y me digo mientras la roca se mira indiferente en su morfología antiquísima. Y porque también hacen falta el grito y la blasfemia, antes que ya la sombra y la ceniza sean las diosas de nuestros orbes.

(Desde aquí me permito felicitar a todos mis compañeros en estas Fiestas)

Hola Juan, ya habia leido tu articulo. Me ha parecido sumamaente interesante el segundo parrafo donde "los personajes" quieren ser, vivir a plenitud y por ello necesitaron de un "creador', un autor que les diera el aliento de vida, aun mas que les otorgara "personalidad" ( unicidad ).

Me emociona leer tu motivacion a escribir,tu aprecio por el corazon humano. Quiza no es el mundo "El Gran Hermano".

Un gran placer leerte,

ERA

[Juan Vicedo]

ERA: Gracias por pasarte por mi artículo y comentar algunos aspectos del mismo. Se debe escribir por pura necesidad, vital o estética, como se respira para vivir o se bebe para saciar la sed. Suele haber dentro de algunas personas una sed inmaterial que se calma con la escritura. Un abrazo.