haz morada de tus brazos y desabrocha los dedos
que sus yemas encumbren la bóveda
donde las cejas,
adornan el capitel de mis ojos.
Voy...
despierta, recién labrada,
ahuecando la sonrisa en el dintel de los labios,
como acanto sin espinas.
Vamos...
que se apresura la hora de los talles
anudados en el parto de la aurora,
con la luna,
los gladiolos
y un troncho de Nomeolvides.
(Especialmente el troncho de Nomeovides para que siempre sea hoy, sin fecha, sin año, sin nada, pero sí en Alicante y con el runrún del mar de frente)