Indiferencia

[Mario Martínez]

En la vacua mirada de la noche
te suelo ver a veces, cuando tiembla
la voluntad del gozo enmudecido
y fugaces instintos se refractan
en un inmenso mar de soledades.
Adivino tu cara en los contornos
frenéticos del tiempo, en la aparente
calma de un repentino y frágil conato
de tormenta. Te noto en la dispersa
y tibia luz que asoma incombustible
tratando de orientarse en la penumbra
del día que comienza, como niño
perdido de las manos de su madre
entre una multitud ensordecida.
Te creo ver. Lo creo realmente.
Tan bella como entonces y tan lejos
como lo está del cielo el alma nuestra,
glacial la calidez aparentada
quizá sin proponértelo. Una diosa,
repleta de defectos terrenales.

Y pese a que te siento y te descubro
al filo de la fe de mi memoria
no consigue tu sombra entristecerme,
ni alegrarme tampoco. Hoy te miro
a través de un cristal de realidades
y no eres, a pesar de los sueños
que forjaste, nada especial, me inspiras
tan sólo una total indiferencia.



Mario.

[Pilar Morte]

Amigo Mario, un poema bien escrito, como todos los tuyos, donde los versos se deslizan hermosos, pero que dejan un poso triste del que se conforma con la meta de la realidad .
Sin embargo me encantó leerte.
Abrazos
Pilar

[Concha Vidal]

Mario, he deslizado la mirada por el poema y digo deslizado porque es la sensación que produce, como un suae tobogán con un cierre... ¿triste? ¿la indiferencia es sinónimo de tristeza?

Abrazos Mario, ya pisando agosto.

[Guillermo Cumar.]

Un espléndido poema, tratado con mucha delicadeza y unos puñados de lirismo.
Lo peores que empiece y termine en indiferencia, pero qué se le va a hacer.
Las cosas vienen como vienen y a veces no son lo que parece.

Un abrazo

Guillermo

[Mario Martínez]

Gracias Pilar.
En ocasiones la realidad es lo único que nos queda.
Me alegra que te haya gustado. Un abrazo.
Mario.

[MarRevuelta]

En la vacua mirada de la noche
te suelo ver a veces, cuando tiembla
la voluntad del gozo enmudecido
y fugaces instintos se refractan
en un inmenso mar de soledades.
Adivino tu cara en los contornos
frenéticos del tiempo, en la aparente
calma de un repentino y frágil conato
de tormenta. Te noto en la dispersa
y tibia luz que asoma incombustible
tratando de orientarse en la penumbra
del día que comienza, como niño
perdido de las manos de su madre
entre una multitud ensordecida.
Te creo ver. Lo creo realmente.
Tan bella como entonces y tan lejos
como lo está del cielo el alma nuestra,
glacial la calidez aparentada
quizá sin proponértelo. Una diosa,
repleta de defectos terrenales.

Y pese a que te siento y te descubro
al filo de la fe de mi memoria
no consigue tu sombra entristecerme,
ni alegrarme tampoco. Hoy te miro
a través de un cristal de realidades
y no eres, a pesar de los sueños
que forjaste, nada especial, me inspiras
tan sólo una total indiferencia.



Mario.

Lo que no transforme el cristal...¡con lo bonito que iba al principio!
Perdona la broma, me ha parecido un gran poema, bien escrito y muy muy hermoso.
Un abrazo.

[Ramón Carballal]

Creo que si, que revestimos de condiciones celestiales a seres que de ninguna manera las tienen. Cosas del amor y cosas del tiempo que es quien al final nos quita la venda. Muy buen poema, como todos los tuyos. Un abrazo.

[Mario Martínez]

Hola Concha.
Me alegra que te haya gustado, amiga mía.
¿La indiferencia triste...? Yo creo que no, ni triste ni alegre, ni fu ni fa, simplemente, indiferente. Un abrazo.
Mario.

[Juana Martín]

Me ha gustado este hermoso poema que desnuda la realidad. Felicitaciones, Mario.

[Mario Martínez]

Gracias Guillermo.
Tan sólo es un trabajo poético, amigo mío, aunque no por eso deje de tener su parte de realidad.
un abrazo.
Mario.

[E. R. Aristy]

En la vacua mirada de la noche
te suelo ver a veces, cuando tiembla
la voluntad del gozo enmudecido
y fugaces instintos se refractan
en un inmenso mar de soledades.
Adivino tu cara en los contornos
frenéticos del tiempo, en la aparente
calma de un repentino y frágil conato
de tormenta. Te noto en la dispersa
y tibia luz que asoma incombustible
tratando de orientarse en la penumbra
del día que comienza, como niño
perdido de las manos de su madre
entre una multitud ensordecida.
Te creo ver. Lo creo realmente.
Tan bella como entonces y tan lejos
como lo está del cielo el alma nuestra,
glacial la calidez aparentada
quizá sin proponértelo. Una diosa,
repleta de defectos terrenales.

Y pese a que te siento y te descubro
al filo de la fe de mi memoria
no consigue tu sombra entristecerme,
ni alegrarme tampoco. Hoy te miro
a través de un cristal de realidades
y no eres, a pesar de los sueños
que forjaste, nada especial, me inspiras
tan sólo una total indiferencia.



Mario.

La indiferencia y la disulision se parecen en que son formas del maximo rechazo. Excelente poema al divorcio emocional. Siempre un lujo leerte, Mario.

Un abrazo,
ERA

[Mario Martínez]

Gracias Mar, amiga mía, me alegra saber que te gustó el poema. Un abrazo.
Mario.

[Gerardo Mont]

Otro gran poema, nos regalas. La indiferencia y la realidad, tal cual, se viste de hermosos versos, para conjuntar una gran obra. Abundante el arte de tu pluma, poeta. Mis abrazos de amigo.

[lazaro Habana]

En la vacua mirada de la noche
te suelo ver a veces, cuando tiembla
la voluntad del gozo enmudecido
y fugaces instintos se refractan
en un inmenso mar de soledades.
Adivino tu cara en los contornos
frenéticos del tiempo, en la aparente
calma de un repentino y frágil conato
de tormenta. Te noto en la dispersa
y tibia luz que asoma incombustible
tratando de orientarse en la penumbra
del día que comienza, como niño
perdido de las manos de su madre
entre una multitud ensordecida.
Te creo ver. Lo creo realmente.
Tan bella como entonces y tan lejos
como lo está del cielo el alma nuestra,
glacial la calidez aparentada
quizá sin proponértelo. Una diosa,
repleta de defectos terrenales.

Y pese a que te siento y te descubro
al filo de la fe de mi memoria
no consigue tu sombra entristecerme,
ni alegrarme tampoco. Hoy te miro
a través de un cristal de realidades
y no eres, a pesar de los sueños
que forjaste, nada especial, me inspiras
tan sólo una total indiferencia.



Mario.

Narras perfectamente bien la indiferencia que queda luego
de una desilución.
Uno es capáz de asombrarse uno mismo por la sobredimesión
con que veía lo normal

Buen poema Mario


abrazos

lázaro

[Sara Melisa Suarez]

Qué triste es sentir indiferencia, Mario, pero a veces no podemos escapar de ella, en tu poema queda muy bien plasmado.
Un saludo.