Héctor consuela a Paris mientras los aqueos esperan
Moderadores: J. J. Martínez Ferreiro, Rafel Calle
- Ramón Carballal
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Héctor consuela a Paris mientras los aqueos esperan
Me duele el légamo, la tierra roja y el sepulcro
que llenó el vacío. Tú, hermano ya no eres
mi sombra, tú que no acostumbras a ser oración
ni pensamiento.
Y ahora un eclipse de nubes se acerca ,y gime el mar
y son rocas las conciencias del futuro.
Mi ciudad, mi espejo, mi adobe, mi sílice de hojas.
En el horizonte las naves como pájaros mientras
el odio elige su muro y su estío.
Dime que no volverán los cuervos, dime que las serpientes
no engendrarán la amarilla senda del miedo.
Hermano, tu lucha es roja como una rebelión proscrita,
pero el deseo teje arbustos de misericordia y silencio.
Nuestra patria ya no teme al corazón del olvido,
lucharemos como espadas de lujuria y en el espejo
del metal llorará lo que no se encendió y habitó sombra.
Una flecha y después luz. En el intersticio nos miramos
como torvas bestias, nadie elegirá aquí la razón, sólo
los columpios y el hambre y los dioses que exhiben
su sed.
¿Es quizá justicia, el lazo corrompido por almenas,
la fiereza de la sal o el óxido de las armas que lloran
o sufren?.
¡y la muerte, serpentina de piel!. Tú esperas que el destino mienta,
pero hay una cruz en mi cuello que ya no es herida sino lúgubre candor.
Veo las llamas que me purifican. Soy un soldado que amó
la penumbra, pero he sido fiel y he defendido lo que mi patria requiere.
Un hombre entre los hombres, un orgullo sin epitafio.
Nunca el sinsabor amargo de la renuncia.
- Ramón Ataz
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re: Héctor consuela a Paris mientras los aqueos esperan
Un abrazo.
- Begoña Egüen
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Re: Héctor consuela a Paris mientras los aqueos esperan
Muy profundo y excelente poema... me ha encantado.Ramón Carballal escribió:¿Por qué el estigma y su raíz infinita?
Me duele el légamo, la tierra roja y el sepulcro
que llenó el vacío. Tú, hermano ya no eres
mi sombra, tú que no acostumbras a ser oración
ni pensamiento.
Y ahora un eclipse de nubes se acerca ,y gime el mar
y son rocas las conciencias del futuro.
Mi ciudad, mi espejo, mi adobe, mi sílice de hojas.
En el horizonte las naves como pájaros mientras
el odio elige su muro y su estío.
Dime que no volverán los cuervos, dime que las serpientes
no engendrarán la amarilla senda del miedo.
Hermano, tu lucha es roja como una rebelión proscrita,
pero el deseo teje arbustos de misericordia y silencio.
Nuestra patria ya no teme al corazón del olvido,
lucharemos como espadas de lujuria y en el espejo
del metal llorará lo que no se encendió y habitó sombra.
Una flecha y después luz. En el intersticio nos miramos
como torvas bestias, nadie elegirá aquí la razón, sólo
los columpios y el hambre y los dioses que exhiben
su sed.
¿Es quizá justicia, el lazo corrompido por almenas,
la fiereza de la sal o el óxido de las armas que lloran
o sufren?.
¡y la muerte, serpentina de piel!. Tú esperas que el destino mienta,
pero hay una cruz en mi cuello que ya no es herida sino lúgubre candor.
Veo las llamas que me purifican. Soy un soldado que amó
la penumbra, pero he sido fiel y he defendido lo que mi patria requiere.
Un hombre entre los hombres, un orgullo sin epitafio.
Nunca el sinsabor amargo de la renuncia.
Un abrazo amigo.
BEGOÑA.
- Ramón Carballal
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Re: re: Héctor consuela a Paris mientras los aqueos esperan
Muchas gracias por tus generosas palabras, Juan. Un abrazo.Juan Fionello escribió:Me alegra poder volver a leer este poema que me fascinó de principio a fin cuando lo leí en tu blog. De los mejores que te he leído, y eso es mucho decir.
Un abrazo.
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re: Héctor consuela a Paris mientras los aqueos esperan
fuimos utopía sin respuesta.
Abrazos
Pilar
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Re: Héctor consuela a Paris mientras los aqueos esperan
Ramón Carballal escribió:¿Por qué el estigma y su raíz infinita?
Me duele el légamo, la tierra roja y el sepulcro
que llenó el vacío. Tú, hermano ya no eres
mi sombra, tú que no acostumbras a ser oración
ni pensamiento.
Y ahora un eclipse de nubes se acerca ,y gime el mar
y son rocas las conciencias del futuro.
Mi ciudad, mi espejo, mi adobe, mi sílice de hojas.
En el horizonte las naves como pájaros mientras
el odio elige su muro y su estío.
Dime que no volverán los cuervos, dime que las serpientes
no engendrarán la amarilla senda del miedo.
Hermano, tu lucha es roja como una rebelión proscrita,
pero el deseo teje arbustos de misericordia y silencio.
Nuestra patria ya no teme al corazón del olvido,
lucharemos como espadas de lujuria y en el espejo
del metal llorará lo que no se encendió y habitó sombra.
Una flecha y después luz. En el intersticio nos miramos
como torvas bestias, nadie elegirá aquí la razón, sólo
los columpios y el hambre y los dioses que exhiben
su sed.
¿Es quizá justicia, el lazo corrompido por almenas,
la fiereza de la sal o el óxido de las armas que lloran
o sufren?.
¡y la muerte, serpentina de piel!. Tú esperas que el destino mienta,
pero hay una cruz en mi cuello que ya no es herida sino lúgubre candor.
Veo las llamas que me purifican. Soy un soldado que amó
la penumbra, pero he sido fiel y he defendido lo que mi patria requiere.
Un hombre entre los hombres, un orgullo sin epitafio.
Nunca el sinsabor amargo de la renuncia.
Estoy ya convencida que estamos aqui en medio de las guerras (internas y externas) como soldados que sebaten entre luz y tinieblas...( el bien y el mal), tu poema quiza hable de la patria, quiza habla del yo verdadero, tus imagnes queman, acuchillan, dejan el vapor de la piel quemada por la polvora del dolor. Pero es un poema disitinto, es un poema a un soldado distinto, un soldado que no lo consumen las llamas, a ese soldado invictus las llamas le purifican!
Excelente entrega, Ramon. Siempre maravillada con tu poesia.
Abrazos,
E. R. Aristy
- lazaro Habana
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Grandeza en tus versos.Profundos como una raíz
que toca todo en el perdido corazón de la tierra.
Gracias Ramón por tan logrado poema
abarzos.
lázaro
Hay que estar loco.
A la literatura, al amor y a los animales
no se les puede hacer trampas.
- Pablo Ibáñez
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re: Héctor consuela a Paris mientras los aqueos esperan
- Josefa A. Sánchez
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- Ramón Carballal
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Re: Héctor consuela a Paris mientras los aqueos esperan
Muchas gracias, Begoña, me alegra que te guste el poema. Un abrazo.Begoña Egüen escribió:Muy profundo y excelente poema... me ha encantado.Ramón Carballal escribió:¿Por qué el estigma y su raíz infinita?
Me duele el légamo, la tierra roja y el sepulcro
que llenó el vacío. Tú, hermano ya no eres
mi sombra, tú que no acostumbras a ser oración
ni pensamiento.
Y ahora un eclipse de nubes se acerca ,y gime el mar
y son rocas las conciencias del futuro.
Mi ciudad, mi espejo, mi adobe, mi sílice de hojas.
En el horizonte las naves como pájaros mientras
el odio elige su muro y su estío.
Dime que no volverán los cuervos, dime que las serpientes
no engendrarán la amarilla senda del miedo.
Hermano, tu lucha es roja como una rebelión proscrita,
pero el deseo teje arbustos de misericordia y silencio.
Nuestra patria ya no teme al corazón del olvido,
lucharemos como espadas de lujuria y en el espejo
del metal llorará lo que no se encendió y habitó sombra.
Una flecha y después luz. En el intersticio nos miramos
como torvas bestias, nadie elegirá aquí la razón, sólo
los columpios y el hambre y los dioses que exhiben
su sed.
¿Es quizá justicia, el lazo corrompido por almenas,
la fiereza de la sal o el óxido de las armas que lloran
o sufren?.
¡y la muerte, serpentina de piel!. Tú esperas que el destino mienta,
pero hay una cruz en mi cuello que ya no es herida sino lúgubre candor.
Veo las llamas que me purifican. Soy un soldado que amó
la penumbra, pero he sido fiel y he defendido lo que mi patria requiere.
Un hombre entre los hombres, un orgullo sin epitafio.
Nunca el sinsabor amargo de la renuncia.
Un abrazo amigo.
BEGOÑA.
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Me encanta
Un abrazo
Ana
http://www.laberintodelluvia.com
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Re: re: Héctor consuela a Paris mientras los aqueos esperan
Gracias, Pilar, me alegra que te haya gustado el poema. Un abrazo.Pilar Morte escribió:Me ha gustado mucho tu poema. Todos nos sentimos a la sombra de las ilusiones que pusimos.
fuimos utopía sin respuesta.
Abrazos
Pilar
- Ramón Carballal
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Re: Héctor consuela a Paris mientras los aqueos esperan
Gracias, amiga, por tu interesante comentario. Un abrazo.E. R. Aristy escribió:Ramón Carballal escribió:¿Por qué el estigma y su raíz infinita?
Me duele el légamo, la tierra roja y el sepulcro
que llenó el vacío. Tú, hermano ya no eres
mi sombra, tú que no acostumbras a ser oración
ni pensamiento.
Y ahora un eclipse de nubes se acerca ,y gime el mar
y son rocas las conciencias del futuro.
Mi ciudad, mi espejo, mi adobe, mi sílice de hojas.
En el horizonte las naves como pájaros mientras
el odio elige su muro y su estío.
Dime que no volverán los cuervos, dime que las serpientes
no engendrarán la amarilla senda del miedo.
Hermano, tu lucha es roja como una rebelión proscrita,
pero el deseo teje arbustos de misericordia y silencio.
Nuestra patria ya no teme al corazón del olvido,
lucharemos como espadas de lujuria y en el espejo
del metal llorará lo que no se encendió y habitó sombra.
Una flecha y después luz. En el intersticio nos miramos
como torvas bestias, nadie elegirá aquí la razón, sólo
los columpios y el hambre y los dioses que exhiben
su sed.
¿Es quizá justicia, el lazo corrompido por almenas,
la fiereza de la sal o el óxido de las armas que lloran
o sufren?.
¡y la muerte, serpentina de piel!. Tú esperas que el destino mienta,
pero hay una cruz en mi cuello que ya no es herida sino lúgubre candor.
Veo las llamas que me purifican. Soy un soldado que amó
la penumbra, pero he sido fiel y he defendido lo que mi patria requiere.
Un hombre entre los hombres, un orgullo sin epitafio.
Nunca el sinsabor amargo de la renuncia.
Estoy ya convencida que estamos aqui en medio de las guerras (internas y externas) como soldados que sebaten entre luz y tinieblas...( el bien y el mal), tu poema quiza hable de la patria, quiza habla del yo verdadero, tus imagnes queman, acuchillan, dejan el vapor de la piel quemada por la polvora del dolor. Pero es un poema disitinto, es un poema a un soldado distinto, un soldado que no lo consumen las llamas, a ese soldado invictus las llamas le purifican!
Excelente entrega, Ramon. Siempre maravillada con tu poesia.
Abrazos,
E. R. Aristy