Editorial Alaire

José Manuel Sáiz escribió:...Y TÚ DE REPENTE


Ayer te vi pasar frente a mí.
Treinta años después… al cabo de media vida…
sin esperarlo, en un instante, de repente…
¡tú!

Descabalgaron de mi mente cien jinetes a tu paso,
robando como bandidos
los latidos de mi corazón.

Estabas tan distinta… Ya no eras aquella niña
que reía mis bobadas de joven adolescente.
Pero seguías siendo, a pesar de todo,
la hermosa princesa rosa de mis sueños incipientes.

Y tú, la de ahora, aún llevabas como entonces
la misma aurora azul, asomando como una luz
por los labios de tu boca.

La ciudad, como nunca enloquecida,
se detuvo ante mi por un segundo.
(O tal vez… no se detuvo;
porque yo, al frente de mi espejismo,
pude verte desfilar como una reina
ante mil farolas reverentes).
La gente, los coches, los edificios…
todo se vino abajo en un momento
bajo el influjo de tus pasos.

Treinta años después… media vida por delante,
sin esperarlo, en un instante, de repente…
¡tú!

Un autobús al que no vi,
me previno con su claxon a un suspiro de arrollarme;
que la nostalgia nos pone a veces
como sonámbulos caminantes en mitad de la calle.

Deberían colocar en las ciudades
grandes semáforos intermitentes
con luminosos corazones rojos
que advirtieran del peligro que conlleva
encontrarse a un viejo amor, cruzando en ese instante
las aceras.

Pues el poeta urbano tiene
los pies hollando la tierra, el alma volando cometas
y la mente viajando libre, lejos, en un jardín
del limbo en las afueras.

(Lo digo tan sólo como ocurrencia…
…y como simple advertencia
de posibles accidentes).

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