Septiembre 2010 (Homenaje a Labordeta)
Publicado: Mié, 22 Sep 2010 18:37
Hay ocasiones (y es una de las cosas buenas de los foros), que el poema de un compañero inspira otro. Así me he ocurrido a mí con el poema de José Manuel Saiz "Últimas tardes de Septiembre". Decir que he usado alguna cosa suya (como las golondrinas, aunque el poema vaya por otros derroteros), espero que no le moleste.
Septiembre 2010
Va dejando retales de bonanza
sobre el surco del tiempo,
y amanecidas frescas a punto de rocío
que dejarán su sitio a días que conservan
la nitidez solar de ese verano
a punto de marcharse.
Unos rayos oblicuos que consiguen
(sin esfuerzo aparente),
prender con su voraz luminiscencia
el umbral de la tarde.
Hay una claridad que se resiste
a otoñales neblinas
y apura pinceladas de azulados
bajo una leve capa de volátiles cirros.
Un firmamento virgen y silente
que violan con su estela algodonosa
y el eco de su paso,
mil halcones metálicos.
Debajo, bandadas de traviesas golondrinas
se cruzan sobre el río sin rozarse
en el juego vital y compulsivo
de engullir el sustento, mientras tejen
sus invisibles lutos
con terminales luces robadas al crepúsculo.
Más altas, las últimas cigüeñas,
despiden la estación con pesadumbre
y regresan, el adiós en sus alas,
a la segura y sacra cubierta de sus nidos.
Han vuelto las sonrisas y las ganas
de aprender a la escuela.
Retornan los trabajos, las vacaciones huyen.
Se libera de peso a los frutales
y la vendimia exprime el zumo de sus horas
por caminos y sendas.
Todo se halla en su sitio. Todo respira calma.
Esa engañosa calma que precede al otoño
y que se lleva a veces sin notarlo,
viajeros con mochila, integridades lúcidas,
voces que son Historia.
Labordeta se fue, sin hacer ruido.
Como se van los días de Septiembre.
José Antonio Labordeta fue un cantante comprometido con la Libertad, un peregrino de paisajes, un político sincero y ante todo, un buen hombre y un poeta.
Mi pequeño homenaje para él en su muerte.
Mario.
Septiembre 2010
Va dejando retales de bonanza
sobre el surco del tiempo,
y amanecidas frescas a punto de rocío
que dejarán su sitio a días que conservan
la nitidez solar de ese verano
a punto de marcharse.
Unos rayos oblicuos que consiguen
(sin esfuerzo aparente),
prender con su voraz luminiscencia
el umbral de la tarde.
Hay una claridad que se resiste
a otoñales neblinas
y apura pinceladas de azulados
bajo una leve capa de volátiles cirros.
Un firmamento virgen y silente
que violan con su estela algodonosa
y el eco de su paso,
mil halcones metálicos.
Debajo, bandadas de traviesas golondrinas
se cruzan sobre el río sin rozarse
en el juego vital y compulsivo
de engullir el sustento, mientras tejen
sus invisibles lutos
con terminales luces robadas al crepúsculo.
Más altas, las últimas cigüeñas,
despiden la estación con pesadumbre
y regresan, el adiós en sus alas,
a la segura y sacra cubierta de sus nidos.
Han vuelto las sonrisas y las ganas
de aprender a la escuela.
Retornan los trabajos, las vacaciones huyen.
Se libera de peso a los frutales
y la vendimia exprime el zumo de sus horas
por caminos y sendas.
Todo se halla en su sitio. Todo respira calma.
Esa engañosa calma que precede al otoño
y que se lleva a veces sin notarlo,
viajeros con mochila, integridades lúcidas,
voces que son Historia.
Labordeta se fue, sin hacer ruido.
Como se van los días de Septiembre.
José Antonio Labordeta fue un cantante comprometido con la Libertad, un peregrino de paisajes, un político sincero y ante todo, un buen hombre y un poeta.
Mi pequeño homenaje para él en su muerte.
Mario.