Volvemos al parque

[Ramón Carballal]

Sólo una curva y más allá el espejo.

Dueños del laberinto ya no son los gnomos,
surca el aire un idioma de jazmín, una ventana
de rótulos escarlata.

Ávidos como palomas de humo, a la búsqueda del sueño
de los pájaros, en el vientre seductor de una sílaba,
casi hormigas que reviven su misterio
nos lanzamos al recuerdo.

Pongo a mi hijo entre los arriates y no piso el aullido
de quién amó los vértices.

Más arriba nos espera
el caballo que aún busca las letras del emperador.

No llueve en la música ni hay títeres centenarios.

La primavera rechazó el vestido de las lágrimas,
es el color quien cubre de banderas la arboleda del silencio.

Ahora pienso en espejos, familias sin sombrero,
absurdos patines que no saben nadar.

Quisiera el destino de la hoja, el tránsito inmóvil del polen,
la noria de las lenguas, su inocencia multicolor.

Se me llenan los zapatos de rumores,
me pregunto cuándo el palacio fue conquistado por la araña
porque es hermosa su cuadratura, sus soles imperfectos,
el platino de sus minas colgantes, con reflejos de platillos voladores
y nucas que han perdido sus gafas.

El parque no teme a los laberintos de la noche,
buscamos la ceniza del ángel silente,
sus rodillas de helecho, su corazón de musgo.

Alguien dibuja el rostro imposible de la escarcha(no hay risa
ni el suave pálpito del músculo). Llegan a mí canciones,
palabras susurradas en el resbaladizo cristal de los besos.

[Ignacio Fajardo]

Vuelvo contigo a esos parques y retornan las preguntas entre gotas de rocío. ¿Ya hace tanto tiempo que sigo, inquieto, junto a los abedules? También he notado el perfil de esa curva.

Un abrazo.

[Juan Arrollo]

Otro poema que leo de un autor con personalidad, hay varios por aquí. Es hermoso, sin duda.

[Mario Martínez]

Sólo una curva y más allá el espejo.



Se me llenan los zapatos de rumores,

Hola Ramón.
Dos de los muchos expléndidos versos de este poema que me ha encantado, aunque haya veces que me pierda por la cantidad de bellas imágenes, siempre disfruto tus poemas. Un fuerte abrazo, amigo mío.
Mario.

[Borja Martínez]

Poema hermoso lleno de imágenes impactantes, un gusto leerte.
Saludos.

[Rafel Calle]

A mi juicio, querido amigo Ramón, te has convertido en un referente del ritmo retórico. Faltaba, quizá, esa hilazón argumental, que últimamente estoy percibiendo, para acompañar tan majestuosas metáforas, los habituales encabalgamientos, esa marcadísima personalidad y, sobre todo, la gran imaginería poética de la que siempre haces gala. Has conseguido un lenguaje poético que dice y lo hace de una manera bellísima.
Ha sido un placer leerte, colega. Felicidades por esa esencialización del relato en una estética versal sobresaliente.
Un fuerte abrazo.

[Ramón Ataz]

El parque no teme a los laberintos de la noche,
buscamos la ceniza del ángel silente,
sus rodillas de helecho, su corazón de musgo.

Excelente estrofa, Ramón. No sé por qué, pero cuando leo tus poemas me da por asociarlos con cuadros, quizá porque tu estilo es increiblemente plástico y las sensaciones emanan de ellos de una forma muy visual. En este caso la cabeza se me ha ido a Renoir, pero no sabría decir por que.

Un abrazo.

[Tristany Joan Gaspar]

No puedo destacar ninguna estrofa porque como siempre tus poemas son excelentes desde el primer al último verso, además en este veo un trabajo muy compacto y con mucha continuidad.
Me ha apasionado este poema.
Un fuerte abrazo

Nos vemos en el siguiente poema

Joan

[carmen iglesia]

A mí me sugieres, Ramón, me haces sentir ganas de escribrir... yo, que tanto creo en lo onírico, pues sigo aquí, disfrutándote y sintiéndome agradecida por ello...

Besote grande,

Carmen

[Gabriel Vidal]

Sólo una curva y más allá el espejo.

Dueños del laberinto ya no son los gnomos,
surca el aire un idioma de jazmín, una ventana
de rótulos escarlata.

Ávidos como palomas de humo, a la búsqueda del sueño
de los pájaros, en el vientre seductor de una sílaba,
casi hormigas que reviven su misterio
nos lanzamos al recuerdo.

Pongo a mi hijo entre los arriates y no piso el aullido
de quién amó los vértices.

Más arriba nos espera
el caballo que aún busca las letras del emperador.

No llueve en la música ni hay títeres centenarios.

La primavera rechazó el vestido de las lágrimas,
es el color quien cubre de banderas la arboleda del silencio.

Ahora pienso en espejos, familias sin sombrero,
absurdos patines que no saben nadar.

Quisiera el destino de la hoja, el tránsito inmóvil del polen,
la noria de las lenguas, su inocencia multicolor.

Se me llenan los zapatos de rumores,
me pregunto cuándo el palacio fue conquistado por la araña
porque es hermosa su cuadratura, sus soles imperfectos,
el platino de sus minas colgantes, con reflejos de platillos voladores
y nucas que han perdido sus gafas.

El parque no teme a los laberintos de la noche,
buscamos la ceniza del ángel silente,
sus rodillas de helecho, su corazón de musgo.

Alguien dibuja el rostro imposible de la escarcha(no hay risa
ni el suave pálpito del músculo). Llegan a mí canciones,
palabras susurradas en el resbaladizo cristal de los besos.

He disfrutado este bello poema

Llegan a mí canciones,
palabras susurradas... en el resbaladizo cristal de los besos

Un abrazo

Gabriel

[Daniela Miño]

Ramón, es increíble lo que se disfrutan tus poemas, las imágenes que creás, son maravillosas. No te puedo aislar ninguna estrofa porque es precioso todo lo que hay en él.

Felicitaciones, un placer leerte.

Un abrazo!

[Pilar Morte]

Me has hecho volver al pasado, a los espejos que sustentan el recuerdo. Hermoso poema para disfrutar
Abrazos
Pilar

[Ramón Carballal]

Vuelvo contigo a esos parques y retornan las preguntas entre gotas de rocío. ¿Ya hace tanto tiempo que sigo, inquieto, junto a los abedules? También he notado el perfil de esa curva.

Un abrazo.

Te agradezco esas palabras que me dejas. Un abrazo, Ignacio.

[Antonio Justel]

... imaginería pura; alguien se ha ido a Renoir, pero lo que hecho con sentido de aquello que lo inunda y le susurra en lo alto; buen poema, Ramón; saludos; Orión

[José Manuel Sáiz]

En la línea de calidad que acostumbran tus escritos. Siempre es un placer la lectura de poemas como éste de Volvemos al parque.
Un abrazo, amigo.
J. manuel