La casa fría

[Ramón Carballal]

Las tres, las tres tenían alas y fueron pájaro.

Ya está aquí la luz de rotundas caderas
y esa pérgola que tanto amaba el viaje.

Sobre un fondo blanco la sonrisa,
la inocencia, aquella chispa florecida en pupilas
bajo la seda y las cejas negras.

Tan sólo una fotografía
o acaso el sueño de los ángeles en su pelo de azúcar,
en su noviembre de serpentinas y frío.

Es la carne un sepulcro astillado
por palabras de nieve y hogares de cloroformo.

De un lado a otro la pelota recorre la insolencia del pasillo
(así es, madre, el largo río de la sangre, el ímpetu,
la estrategia que sigue la pantera), después el cuerpo se agota
y llega la música y se mueren las plantas derrotadas por el alfil,
la sombra, los pétalos ojerosos de la luz.

Aún vivo en esa casa, su piel es rugosa como lo es la memoria,
su corazón ama el verde de la esmeralda
(yo viajo por sus laberintos de flores,
y me detengo como abeja en primaveras que no existen).

[Luna de Nos]

Las tres, las tres tenían alas y fueron pájaro.

Ya está aquí la luz de rotundas caderas
y esa pérgola que tanto amaba el viaje.

Sobre un fondo blanco la sonrisa,
la inocencia, aquella chispa florecida en pupilas
bajo la seda y las cejas negras.

Tan sólo una fotografía
o acaso el sueño de los ángeles en su pelo de azúcar,
en su noviembre de serpentinas y frío.

Es la carne un sepulcro astillado
por palabras de nieve y hogares de cloroformo.

De un lado a otro la pelota recorre la insolencia del pasillo
(así es, madre, el largo río de la sangre, el ímpetu,
la estrategia que sigue la pantera), después el cuerpo se agota
y llega la música y se mueren las plantas derrotadas por el alfil,
la sombra, los pétalos ojerosos de la luz.

Aún vivo en esa casa, su piel es rugosa como lo es la memoria,
su corazón ama el verde de la esmeralda
(yo viajo por sus laberintos de flores,
y me detengo como abeja en primaveras que no existen).

Ramòn, dijo Einstein que si desaparecieran las abejas, tambièn lo harìa el hombre. Tambièn lo hace, si cada rincòn de su memoria y la visiòn que alberga el niño que todos alguna vez fuimos desaparece. Me encantò el poema, es un viaje lleno de ternura. Un abrazo, Luna.-

[Pilar Morte]

Qué hermosa memoria guardan los recuerdos, y qué bellamente lo has expresado. Me ha encantado
Abrazos
Pilar

[carmen iglesia]

La casa es ya un clásico de tu poesía, Ramón, y no cualquier casa... sino aquella que nos devuelve a nuestros recuerdos, tal vez incluso a nuestra infancia.... Qué decir? Que volvió a gustarme muchoooo.

Beso grande,

Carmen

[Javier Cañas Belmar]

Aún vivo en esa casa, su piel es rugosa como lo es la memoria,
su corazón ama el verde de la esmeralda
(yo viajo por sus laberintos de flores,
y me detengo como abeja en primaveras que no existen).

Estimado Ramón....¡Dios!, cómo me llega este poema. Directo al corazón. Un placer asomarme de nuevo a tu casa. Me llegó hondo, muy hondo...Un cálido abrazo poeta. ah! después de comentar tus versos, leo a mi querida amiga Luna. Totalmente de acuerdo con su sentir. Ahora sí cierro este espacio.

javi

[Fermín Lasarte]

(yo viajo por sus laberintos de flores,
y me detengo como abeja en primaveras que no existen)


Ramón, un poema intimo, donde la cotidianeidad se hace verso. Me ha gustado su pulso tranquilo y melancólico, y ese final que lo engrandece. Por lo demás, siempre se nota tu respiración poética. Ha sido un gusto leerte Ramón.

Un abrazo grande.-

[José Manuel F. Febles]

Expresar los recuerdos con tan magníficas metáforas, sólo están al alcance de poetas de altura. Te felicito y uno un fuerte abrazo.

José Manuel F. Febles

[Daniela Miño]

Qué impresionante, impecable recorrido. El primer verso me dejó muda, muy rítmico, hermso.

Felicitaciones por este maravilloso paseo de la mano de tus letras.

Un beso enorme!

[Javier Dicenzo]

Ramon. excelente poema, la muerte siempre tiene su encrucijada

[Ramón Carballal]

Las tres, las tres tenían alas y fueron pájaro.

Ya está aquí la luz de rotundas caderas
y esa pérgola que tanto amaba el viaje.

Sobre un fondo blanco la sonrisa,
la inocencia, aquella chispa florecida en pupilas
bajo la seda y las cejas negras.

Tan sólo una fotografía
o acaso el sueño de los ángeles en su pelo de azúcar,
en su noviembre de serpentinas y frío.

Es la carne un sepulcro astillado
por palabras de nieve y hogares de cloroformo.

De un lado a otro la pelota recorre la insolencia del pasillo
(así es, madre, el largo río de la sangre, el ímpetu,
la estrategia que sigue la pantera), después el cuerpo se agota
y llega la música y se mueren las plantas derrotadas por el alfil,
la sombra, los pétalos ojerosos de la luz.

Aún vivo en esa casa, su piel es rugosa como lo es la memoria,
su corazón ama el verde de la esmeralda
(yo viajo por sus laberintos de flores,
y me detengo como abeja en primaveras que no existen).

Ramòn, dijo Einstein que si desaparecieran las abejas, tambièn lo harìa el hombre. Tambièn lo hace, si cada rincòn de su memoria y la visiòn que alberga el niño que todos alguna vez fuimos desaparece. Me encantò el poema, es un viaje lleno de ternura. Un abrazo, Luna.-

Gracias, Luna, por tu bonito comentario. Un abrazo.

[Armilo Brotón]

El poema, todo, es una canción por su melodía. Muchas cosas a destacar pero sobre todo me gustó la imagen de la pantera. Me recordó a la energía salvaje del que busca entre los recuerdos la llave de su corazón.

san armilo b.

[Mario Martínez]

Hola Ramón.
Los recuerdos, la inocencia, los juegos de niño, y la casa, ante todo la casa, que como dice Carmen, suele ser una constante en tus poemas. Las casas donde vivimos quedan prendidas siempre a la memoria y en sus paredes también queda parte de nuestra esencia de niñez. Me gustó, amigo mío, como siempre. Un abrazo.
Mario.

[Rafel Calle]

Además de los habituales logros metafóricos de tus poemas, en éste creo que se puede seguir con cierta comodidad un hilo argumental a través de la casa y todo cuanto la envuelve.
Ha sido un placer leerte. Felicidades por este hermoso poema, querido amigo Ramón.
Un cordial abrazo.

[Aubriel Camila de la Prad]

Y uno sigue viviendo en "esa" casa, aunque esté en otra ciudad, en otro país, aún si esa casa ya no existe, nos sigue albergando.
Un poema bellísimo, Ramón.

Besos.

[Ramón Carballal]

Qué hermosa memoria guardan los recuerdos, y qué bellamente lo has expresado. Me ha encantado
Abrazos
Pilar

Gracias, Pilar, me alegra que te guste el poema. Un abrazo.