Carnet de pobreza

[Alejandro Costa López]

Aquí estaba un ladrón con corbata, vestido de enano,
con la vida revuelta, con hambre y nada en la mano,
un inglés levitando le llama, perdido en un bosque,
y el ladrón sin entender nada, a su lado se esconde.
Trece “cupidos” viejos, aterrorizan el amarse,
trece parejas despistadas, ausentes de arte,
trece horas y un día jadeando de amor,
trece días y algunas primeros faenas de mucho dolor.
Un vagón cubierto de humo y neblina,
la mano de algún escondido ladrón, asomando en la esquina,
ni el inglés, ni un sajón, ni, ¡qué diablos! su señoría,
alivian el pan que le harta, y harto está, sin pan de mediodía.
Un paseo más que largo, demasiado largo para un caco,
porque, robar ya no vale y las carteras son un pobre atraco,
nada por ahí, nada que encontrar, casi sería mejor delinquir,
provocando la falsa moneda, cayendo en manos de un guardia civil.
Es posible que entonces, comer, el ladrón comiera,
de lo de si caliente o no, depende, de qué dependiera,
de una u otra manera, comer caliente es seguro,
más el calor no estaría en el plato, sino en el mapa de piel más oscuro.
Y es que queramos o no, al fin y al cabo, todos tenemos algo de ladrón,
el hambre, la soledad, una mano vacía, y algún que otro marrón,
el pobre por ser don nadie, el avaro por lo que le satisface,
el desgraciado, pues por ello, y el rico, porque aún desnudo, viste de traje.
Me he encontrado una corbata y un atavío para enanos,
una red de brazos extendidos, con vacío en las manos,
un mundo rácano, avaricioso, lleno de locura y riqueza,
la sombra de un ladrón, esclavo, con carnet de pobreza.

[Lila Manrique]

Encantada de leer tu poesía, he tomado para mi enseñanzas evidentes en tus versos. Me gustó mucho,felicidades.