al borde de la escalera para decirla a la niña
bonita, bonita seas entre olas de alabastro,
porque no dejaste rastro, huella ni estela
que hablara de los amores entre el barco y la sirena.
Y prendieron sus candiles procesiones de luciérnagas
por la vereda del faro, para que tú y yo supiéramos
cómo desfilan los besos, al quicio
¡ ay !, al quicio de los corales,
suaves, de madreperlas.
Y cuando la marea ciegue los esquejes de la roca
será beso carne-fuego,
que nadie, nadie moleste el ron-ron que hacen las velas
que son-somos dos amantes al borde,
borde de orgasmoseda.
( Y digo "Vidaliano" porque me acabo de inventar esa palabra con mi apellido y porque quería un tipo de romance que contara una preciosa historia, pero no soy dada a estructuras ocho y ocho y demás tipo de estructuras ni leyes y voy poir libre en esta vida, así es que me perdonen los entendidos. Hoy es once de Mayo en Alicante pasado por agua del cielo)
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