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Rafel Calle escribió:Muy bello trabajo, amigo Ramón, que además ha originado un interesantísimo post. Por si algo faltaba, tiene el plus de estar dedicado a un entrañable compañero.
Mi enhorabuena para ambos protagonistas.
Abrazos.
Administración Alaire escribió:Enhorabuena, amigo Ramón, por el reconocimiento como Poema de la Semana a tu obra "El piano de Tom Waits nunca ha bebido".
Un cordial abrazo.
Pilar Morte escribió:Enhorabuena por el reconocimiento a tu hermoso poema. Lo merece.
Abrazos
PIlar
jose manuel saiz escribió:Enhorabuena Ramón. Original y hermoso poema. Precioso homenaje. Alabo su distinción.
Un abrazo, amigo
J. Manuel
Ana García escribió:Enhorabuena, Ramón, por la distinción semanal a tu poema. Muy bueno.
Te felicito.
Un abrazo.
Ramón Carballal escribió:Mi felicitación, Ramón, por la más que merecida distinción a tu brillante poema. Abrazos.
Ángeles Hernández escribió:Enhorabuena, Ramón, no solo por el galardón recibido sino porque este es uno de esos poemas que se te quedan en la retina , en el oído y en el alma. Las imágenes , los sonidos que oyes y el mensaje que percibes cuando lo lees son de lo mejor que he leído.
Felicidades de nuevo.
Un abrazo
Ventura Morón escribió:Enhorabuena Ramón. Me alegra mucho poder felicitarte por esta distinción por este poema tan estupendo.
Un cordial saludo
Armilo Brotón escribió:Enhorabuena amigo, me alegro mucho que se reconozca con esta pequeña muestra de tu poesía el conjunto hermoso de toda ella.
Un abrazote y feliz domingo
----------------------------------------------------------Ramón Castro Méndez escribió:El piano de Tom Waits nunca ha bebido
Para Armilo
Dejé mi casa al norte,
confín de líquenes y musgos,
haciendo esquina
entre la avenida de la hulla
y el bulevar del sol de las espigas.
Puse mi frente a barlovento
y de noche eché a andar hacia el mediodía.
Llegan del mar voces ungidas de colores
y achampanadas espumas.
Huele el verano a mardi gras tardío
y un orfeón de constelaciones vapean añiles humores
mientras, uniformados cual monásticos cardúmenes,
metales y maderas desfilan a los sones de "Waltzing Matilda".
Aromas a hidromiel emanan de las calles
que el aire regurgita en confeti y serpentina.
Sobre la barra del último bar
se acoda un si bemol en la penumbra
vencido de licor y ambrosía.
Una embozada vestal de oblicuo ombligo escancia el vino.
A párpado cerrado un piano tartamudea una lisérgica bossa nova.
Podría jurarlo, el piano de Tom Waits nunca ha bebido.