Editorial Alaire

Ante todo, Pepa, es un placer poder volver a saludarte y responder a estas palabras tan agradables que me escribiste hace unos meses ya. Puedo decirte que es uno de esos poemas, quizás lo haya dicho anteriormente, en los que encontré mucho más de lo que buscaba y de los que, a pesar del aturdimiento de los primeros momentos, no dudada en sentirme satisfecho. Contar con tu opinión de este lado es todo un lujo al que debo corresponder de la mejor manera posible; muchas gracias.

Un abrazo.

Esta mañana pensaba, Pepa, a mí me da por pensar cada cosa, en quién podía ser la persona del foro que hubiera estado más acertada en comentar la interpretación de mis poemas, y, sin lugar a dudas pensé en ti, ya sé que este último, quizás por que ya comentaste antes el poema de otra forma, no es un ejemplo de ello, pero tengo muchos en los que podría decírtelo. Creo que es una gran virtud que tienes y estoy seguro que la desarrollas con otros muchos compañeros.

Gracias, Pepa, un abrazo.

El bello Serge tuvo la habilidad, el carisma y el talento de beneficiarse a mujeres hermosas, ninguna tan atractiva como Jane Birkin que nunca se quejó de la planitud de sus tetas. Un orgasmo al uso no llega a ser tan intenso.