El año que se ahogaron los gigantes

[Tristany Joan Gaspar]

Un poema excelente que me ha cautivado desde los primeros versos.
Un verdadero ejercicio que demuestra calidad por todas partes.
me ha encantado.

Un fuerte abrazo

Joan

[Ramón Carballal]

Un poema excelente, como todos los tuyos, Sara. Consigues un equilibrio perfecto entre fondo y forma. Mi abrazo y mi admiración hacia tu obra.

[Eduardo R. de la Cruz]

[LEFT] [/LEFT][LEFT]Todas íbamos a ser reinas.[/LEFT][LEFT]Gabriela Mistral[/LEFT]



El año que se ahogaron los gigantes
nadie tenía una corona
ni un verano con sueños de chiquilla que hablara de los pájaros,
nadie tenía la edad de los naranjos cuando saben a verde
y clavan en el labio su edad escandalosa.

Los ojos de Alfonsina eran todos los ojos
sumándose a las aguas
y amaron toda soledad de golpe
y se supieron hembras.

Se adentraron los silbos en el pelo
mientras el mar dolía en una sola gota,
ya no quedaban muertos que llorar
y no quedaban niños azulando las noches,
las formas de la higuera anidaron los muslos
como frutos austeros que sin pudor se olvidan.

El año que se ahogaron los gigantes
ella amaba la tristeza del árbol
la huella quebradiza de los montes sobre la gravedad del vientre
y otoños que parían cinturas amarillas.
Ella soñaba uvas en la paz del sarmiento
y supo que el poeta era la única verdad sonora,
la tierna obstinación a lo que sangra.

Háblame, Juana, dime en qué lugar
las violetas forman un cimbel de palomas,
en qué segundo el fruto de las torvas riega los helechos
para comprender la llama,
para saberse entera.
Dime, qué animal se trenza al hilo del mistral
y todo es una sola luz que te parte las uñas.

¿Acaso en esta oscuridad me ves,
saben ellas que el lirio es un arma imposible
para matar la lengua de los amores muertos?


Sí, todas íbamos a ser reinas.

es un bellísimo poema que nos conduce de la mano a aquellos años en que la tragedia se comió a la sinrazón. un saludo sincero y, con tu permiso, lo enlazo a mi colección.

[Marian Ramentol Serratosa]

El tiempo cuando se nos escapa nos juega malas pasadas, una de ellas es correr el riesgo de perderse un poema tuyo, Sara, como siempre me dejas con la boca abierta y con mucha sed.

Besos
MArian

[Benjamín León]

[JUSTIFY]Como ando pregonando en los discursos mistralianos: la poesía como expresión primordial del ser; creo que este poema es clave, sí, porque habla de aquello que rodea la obra del autor, más aún cuando en este tejido de la literatura el autor es en otros autores, como Mistral con Juana de Ibarbourou, con Storni; tres poetas esenciales de la poesía de nuestra lengua, las tres grandes de la reciente América. Ya desde la foto hay literatura, y hay un desplegar el motivo de ellas, la riqueza de su poesía, en tu poesía, la intertextualidad, la vida. Me parece un poema notable que, como ya sabes, resuena en los labios después de ser leído o, en lo que es mejor, oído. Para que hablar de ritmos y figuras, porque hay lenguaje poético basado en la contemplación de lo simple, pero llevado a lo maravilloso de lo que se dice sin decir, aquello que la escritura es: sugerencia emotiva y no develación, lector en el poema, y existencia o vida.[/JUSTIFY]


[JUSTIFY]Un beso en el amor, esta mañana, contigo, B.[/JUSTIFY]

[Sara Castelar Lorca]

En una primera lectura, me parece un excelente trabajo, querida amiga Sara.
Felicidades, colega, te veo en plena forma y subiendo el voltaje. Tienes una estética, una forma de componer los versos, que a mí me parece absolutamente genial. Volveré para un comentario más acorde con este bellísimo poema.
Un fuerte abrazo.

Muchas gracias Rafael, me alegro que te gustara el poema, estas lineas que hablan de mujeres como cualquiera de nosotros, o que pretenden decir.

Un abrazo

Sara

[Sara Castelar Lorca]

Me encantaron los nuevos ojos cuando cambia la vida, un poema pleno de esa sutil delicadeza de tus versos
Felicidades por el poema, muchos
Un abrazo
Pilar

Gracias Pilar, es cierto, los ojos con los que cambia la vida son distintos, son como el mar, como ella...

Un abrazo

Sara

[Sara Castelar Lorca]

"Háblame, Juana, dime en qué lugar
las violetas forman un cimbel de palomas,
en qué segundo el fruto de las torvas riega los helechos
para comprender la llama,
para saberse entera.
Dime, qué animal se trenza al hilo del mistral
y todo es una sola luz que te parte las uñas.

¿Acaso en esta oscuridad me ves,
saben ellas que el lirio es un arma imposible
para matar la lengua de los amores muertos?


Sí, todas íbamos a ser reinas. "


Un poema inmenso, Sara. La voz femenina que arde en el mundo, qué no muera jamás!!!!

Enhorabuena y aplausos muy fuertes.

Hallie

Gracias Hallie, hay algunas voces que no se escuchan, por ellas merece la pena mirar atrás y ver cómo algunas mujeres ya estaban para decir bien alto.

Un abrazo

Sara

[Sara Castelar Lorca]

Era el tiempo de los amores muertos, de los sueños rotos, ahora todo resucita y fulge desde su impávida melancolía en un poema genial: este. Y sabes qué te digo, que la bienaventurada bondad de este poema te pone a ti una corona de laurel porque tú sí lo has conseguido: reina. Reinas en el vuelo de los versos y en nuestros corazones azorados por tanta belleza. Tu poesía me pone, qué le voy a hacer.

Un beso.

Muchas gracias mi querido Val, pero yo sólo soy reina en mi casa y eso si es para repartir algo, que si no...gracias por la lectura Val, por acompañarme en esta visión de la poesía en la que creo y por tu cariño, siempre cercano y que tanto bien hace.

Un besote grande, amigo

Sara

[Sara Castelar Lorca]

Hola Sara

Precioso poema, amiga mia, como siempre, y un excelso manejo del lenguaje y la sonoridad en el verso.

Ella soñaba uvas en la paz del sarmiento
y supo que el poeta era la única verdad sonora,
la tierna obstinación a lo que sangra.

Me quedo con este terceto. Es precioso. Abrazos.
Mario.

Muchas gracias Mario, me alegra encontrarte cerca y que te lleves un terceto , la poesía está para eso, para llevársela puesta, claro que sí.

Un abrazo

Sara

[Sara Castelar Lorca]

No son calladas reseñas las que matizas Sara.

Con tu voz, exacta y serena pones los ojos de los lectores en la realeza de lo poético, en las grandes damas del verbo que como campanas hechas de arcilla ciñen sus coronas ocres al correr de los tiempos, de la memoria desvelada, para que no duerma el recuerdo porque a las reinas no se las olvidan jamás.

No es un buen poema, es un gran poema

Con aplausos te mando un beso

Muchas gracias Alonso, a medida que uno va leyendo autores, en este caso autoras, de esta talla, se va dando cuenta cómo la palabra se convierte en templo y en espada para todas las voces calladas y sin embargo, eso no impide que a estas mujeres les toquen las mismas cosas que al resto del mundo, que sean tan humanas como divinas y tan mujeres como poetas. La literatura le debe a ellas una gran porción de vida, yo humildemente trato de entregarles un poquito de voz en medio de tanto olvido...tan sólo trato.

Un abrazo

Sara

[Sara Castelar Lorca]

Compartir poesía contigo, Sara, es, para mí, un privilegio.

Creces. Creces en cada uno de ellos. Continuamente.

APLAUSOS.


Blanca

Háblame, Juana, dime en qué lugar
las violetas forman un cimbel de palomas,
en qué segundo el fruto de las torvas riega los helechos
para comprender la llama,
para saberse entera.
Dime, qué animal se trenza al hilo del mistral
y todo es una sola luz que te parte las uñas.

¿Acaso en esta oscuridad me ves,
saben ellas que el lirio es un arma imposible
para matar la lengua de los amores muertos?


Sí, todas íbamos a ser reinas.

Muchas gracias Blanca, el privilegio es la poesía, que nos deja poder decir estar cosas y ahogar a gigantes y hablar en el lenguaje del aire y todo lo que se nos ocurra, todo lo que sintamos...a que sí?

Un besote

Sara

[Sara Castelar Lorca]

[LEFT][/LEFT][LEFT]Todas íbamos a ser reinas.[/LEFT][LEFT]Gabriela Mistral[/LEFT]





El año que se ahogaron los gigantes
nadie tenía una corona
ni un verano con sueños de chiquilla que hablara de los pájaros,
nadie tenía la edad de los naranjos cuando saben a verde
y clavan en el labio su edad escandalosa.

Los ojos de Alfonsina eran todos los ojos
sumándose a las aguas
y amaron toda soledad de golpe
y se supieron hembras.

Se adentraron los silbos en el pelo
mientras el mar dolía en una sola gota,
ya no quedaban muertos que llorar
y no quedaban niños azulando las noches,
las formas de la higuera anidaron los muslos
como frutos austeros que sin pudor se olvidan.

El año que se ahogaron los gigantes
ella amaba la tristeza del árbol
la huella quebradiza de los montes sobre la gravedad del vientre
y otoños que parían cinturas amarillas.
Ella soñaba uvas en la paz del sarmiento
y supo que el poeta era la única verdad sonora,
la tierna obstinación a lo que sangra.

Háblame, Juana, dime en qué lugar
las violetas forman un cimbel de palomas,
en qué segundo el fruto de las torvas riega los helechos
para comprender la llama,
para saberse entera.
Dime, qué animal se trenza al hilo del mistral
y todo es una sola luz que te parte las uñas.

¿Acaso en esta oscuridad me ves,
saben ellas que el lirio es un arma imposible
para matar la lengua de los amores muertos?


Sí, todas íbamos a ser reinas.

Deja un sabor a acíbar y decepción ese último verso. El poema es muy estilizado, y contiene un buen puñado de hermosas imágenes, amén de un rico y vasto léxico.

Saludos, Sara.

Muchas gracias Óscar, por tu lectura, me alegra que le poema de esa sensación de estilizado, como un no pasar pasando.

Abrazos

Sara

[Sara Castelar Lorca]

Un gran poema, Sara!
Consigues un clima perfecto, desciendes hasta una soledad compartida, hasta los sótanos de la misma incomprensión.
Tu implicación supura cercanía, y el poema sujeta toda esa profundidad,las raíces que terminan uniéndose, incluso por debajo de la propia palabra.

Tu estilo se va haciendo inconfundible, y ese es uno de los logros más importantes en poesía.
Enhorabuena y un fuerte abrazo.

Luis Oroz.

Muchas gracias Luis, me alegro mucho que este poema te acerque las sensaciones exactas, que se encuentren los cimientos de lo vivido y sentido a través de los surcos que ya anduvieron otras letras, otras vidas que a através de su palabra nos dejaron ver que los gigantes son iguales de frágiles para todos.

Un abrazo grande y gracias otra vez por venir

Sara

[Sara Castelar Lorca]

Háblame, Juana, dime en qué lugar
las violetas forman un cimbel de palomas,
en qué segundo el fruto de las torvas riega los helechos
para comprender la llama,
para saberse entera.
Dime, qué animal se trenza al hilo del mistral
y todo es una sola luz que te parte las uñas.

Me gustó todo, Sara; y de todo, lo más, esta estrofa en la que interpelas al personaje. Aplausos, muchos. Con un abrazo norteño.
Salud.

Muchas gracias Julio, el personaje es Juana de Ibarbourou, una poeta muy descuidada por estos lares pero no por ello menos importante que otras, una mujer que también supo que el lirio era un arma imposible frente a la soledad y lo ido para siempre. Además era una mujer bellísima, como puedes ver en la foto. Mi pequeño homenaje también a ella.

Un abrazo

Sara