Editorial Alaire

Pilar Morte escribió:Buen poema, Ramón, volveré para disfrutarlo lentamente.
De momento, felicidades
Abrazos
Pilar

Víctor F. Mallada escribió:No se si será el lobo, Ramón, pero has dao suelta a un torrente de hermosura: historia en versos cortados a tu aire y uncidos en un ritmo medible, cadencioso.

Enhorabuena,

Víctor

Àlex Gállego escribió:Disfruté mucho de la lectura Ramón. El poema en sí es esa travesía hacia el trance, hacia adentro, en la que a menudo hacemos equilibrios para no perdernos. Muchas gracias por compartir.

Un abrazo.

F. Enrique escribió:

Sabes crear un ambiente poético, Ramón, y lo bordas cuando hablas en las distancias cortas, quizás porque tienes asumido el hecho de mirarse hacia dentro.

Alejandro Costa escribió:Es otra de tus joyas.

Me encanta la forma con la que planteas tus escritos. La forma en que los liberas, le das entonación, le das ritmo y los mueves a tu antojo,
para convertirlos, poco a poco, en una lectura tan amable que da igual la dimensión que tenga.

Eso tan solo es capaz de hacerlo aquel que domina la palabra, las sensaciones y los sentidos y los pone al servicio de la poesía.

De ello, construye estas pequeñas obras de arte.

En fin, sigo aprendiendo.

Un abrazo, amigo.

Óscar Distéfano escribió:Ha sido un placer leer este trabajo tuyo. Me dejé llevar por la exquisita descripción, por el ritmo y por la emoción. Enhorabuena.

Un abrazo, amigo.
Óscar

Julio Gonzalez Alonso escribió:Hurgas en tu interior y lo haces nuestro con mano experta en cada verso. Felicitaciones, Ramón. Mi abrazo.
Salud.

Beatriz Hernando Moral escribió:Es una maravilla de poema, plagado de mil detalles escritos con suma delicadeza que hace que cada vez que lo leas descubras algo nuevo.

Mis felicitaciones, un saludo.

Ramón Carballal escribió:A veces sientes que todo está hecho para ti.
La luz del día, el mar insondable, las palabras
que engarzan una nube con otra, el sol en la piel,
el amor que baña tu amor. Nunca miras dentro de ti,
en ese pozo oscuro al que regresas cuando la bola
de cristal se rompe. Está bien, los relojes son el consuelo
porque navegan hacia atrás como ríos locos, a ti te gusta
nadar contracorriente y desnudarte en la orilla. Crees
que todo es superficie, sentidos poblados por flores
en la nieve, lamentos que pasaran como hojas caducas.
No sabes que alimentas a tu lobo, en el agua gris
espera su noche de azabache desde el tiempo
inmemorial de tu nacimiento, procura que el rocío
de la vida moje tu edad con serpentinas que vuelen
sobre canciones sin memoria. Acecha el lobo tu caída,
sin horror, con la paciencia de un dios que retarda
el festín hasta la hora en que los murciélagos
se aposentan bajo el olvido que serás, ya
escucho tu voz y el aullido que un cuerpo
deja cuando las fauces del lobo muerden
el secreto de su inocencia.