Editorial Alaire

Marius Gabureanu escribió:Recuerdo todavía los cuentos que mi padre
se inventaba, al llegar borracho a la casa,
por ejemplo, el de las víboras a punto de procrear,
decía que había visto miles de víboras en un mismo lugar
y que allí nadie sabía quién dejaba embarazado a quién,
y me gustaba escuchar de su voz cómo gimen las víboras.
Se acostaba sin quitarse las botas
porque le daba pereza envejecer
y el segundo día se encontraba sin botas
y con nacionalidad de vampiro, mi padre
clavaba sus dientes
en la corteza de los ciruelos
y me enseñaba que el alba
es una deforestación del pensamiento.
Yo quiero que haya un paraíso de las víboras,
pero de momento sólo he conseguido que algunas de mis palabras
actúen como alas de veneno.
Se acostaba sin quitarse las botas
y mi madre se las quitaba mientras dormía
y lo queríamos tanto...
Ya no creo que las tumbas sirvan para algo,
mi madre dice que los ciruelos se han llenado de hongos
y que cada viernes
cocina para dos,
que sus botas llenas de lodo
aún sirven, y me pregunta si ando descalzo por las calles de Londres
y le digo que no, que aquí se vive bien
pero que no hay ciruelos
y mi sombra no sabe dónde clavar sus dientes,
se vuelve un cuento de hongos.

Marius Gabureanu escribió:Rafel, muchas gracias por regalarme un extenso y generoso comentario, me alegro que se ha dado la posibilidad de hablar sobre Alaire en este poema y sobre los autores que publican sus poemas en el foro. Ciertamente, Rosa Marzal y Ramón Carballal son de los poetas que más aprecio, por la densidad de su poética, realmente dicen algo, y arriesgan en casi todas sus propuestas, para que la poesía pueda avanzar. Y generalmente, a casi todos los autores que aquí publican, les encuentro esta característica. Cada lector tiene sus gustos. Recuerdo un comentario a uno de mis poemas , donde, entre cosas buenas, se me reprochaba que doy vueltas sobre la misma rueda. No respondí, pero estaba pensando, lejos de enfadarme, que en el foro hay variedad de estilos y autores, que si tu alma te pide un soneto o un poema histórico, un romance, ?por qué vas a leer un poema melancólico en verso libre?. Los lectores tienen que buscar, entre los poemas que aquí se ofrecen, la satisfacción para un momento dado, y no culpar a los que escribimos por no coincidir con su estado de animo. Eso es lo que yo hago. Leo de todo, y me interesa la poesía en todas sus formas. La originalidad creo que tiene que ver con una manera de ser subjetivo, y las palabras que empleamos seguirán siendo las mismas, o cada uno va empleando las palabras que son significativas a su vida, ( por ejemplo, la palabra eutanasia no está muy empleada, todavía) pero hay un escenario que nace del modo de pensar y/o recordar, que no es lo mismo, al recordar el pensamiento gana en oscuridad y recurre a las imágenes. Sobre versificar no sé muchas cosas, más descubro que cada poema concibe su música, y a veces no es la adecuada, otras veces el abismo silba al final de cada estrofa, en definitiva he renunciado a ponerme obstáculos a la hora de escribir, y dejo que lo evocado sea lo que decide si es un poema de versos cortos, etc. Muchas gracias, Rafel, coincido también que en Alaire hay calidad y cantidad de autores que lo definen como uno de los mejores foros de poesía, ciertamente el mejor para mí, es aquí donde encuentro mi felicidad como lector, y no necesito más, es aquí donde, por un comentario como el tuyo, dejo que mi alma brinde tres sonrisas, Mis abrazos, querido amigo.

Marius Gabureanu escribió:Recuerdo todavía los cuentos que mi padre
se inventaba, al llegar borracho a la casa,
por ejemplo, el de las víboras a punto de procrear,
decía que había visto miles de víboras en un mismo lugar
y que allí nadie sabía quién dejaba embarazado a quién,
y me gustaba escuchar de su voz cómo gimen las víboras.
Se acostaba sin quitarse las botas
porque le daba pereza envejecer
y el segundo día se encontraba sin botas
y con nacionalidad de vampiro, mi padre
clavaba sus dientes
en la corteza de los ciruelos
y me enseñaba que el alba
es una deforestación del pensamiento.
Yo quiero que haya un paraíso de las víboras,
pero de momento sólo he conseguido que algunas de mis palabras
actúen como alas de veneno.
Se acostaba sin quitarse las botas
y mi madre se las quitaba mientras dormía
y lo queríamos tanto...
Ya no creo que las tumbas sirvan para algo,
mi madre dice que los ciruelos se han llenado de hongos
y que cada viernes
cocina para dos,
que sus botas llenas de lodo
aún sirven, y me pregunta si ando descalzo por las calles de Londres
y le digo que no, que aquí se vive bien
pero que no hay ciruelos
y mi sombra no sabe dónde clavar sus dientes,
se vuelve un cuento de hongos.