Jerónimo Muñoz escribió:LÁGRIMAS
Una sombra penetró en los más recónditos rincones de tu pecho. Creíste que era una luz. Creíste estar en posesión de una verdad tristísima.
Y lloraste.
Te vi llorar desde las atalayas de mis cicatrices. Y no quise llorar contigo.
Habías creído darte cuenta de que nunca lo amaste. De que él no había sido el hombre de tu vida. Pero te era tan fiel, tan abnegado y tolerante con tus necesarias huidas hacia el vértigo de lo sublime… Pensaste que estabas con él por lástima, y que ese era tu sino ineludible. Pensaste que tu vida era un vástago tronchado y seco.
Y seguiste llorando.
Tu juventud gloriosa (lo habías pensado mucho) acomodada a este amor de segunda clase, tus ilusiones rebozadas en esta tempura pegajosa, tus alas de garza voluntariamente amputadas para recluirte en esta jaula de mediocridad, tus ideales de niña que nunca se cumplirán…
Y seguiste llorando.
Y yo no pude más y te abracé. Aproximé mi boca a tu mejilla y te dije otras verdades:
No pretendas quimeras ni amores de película. No quieras conseguir sueños de algodón. No intentes corregir tu pasado. Vive hoy. Cualquier proyecto de futuro es aliento, pero el hoy es la verdad. El hombre de tu vida nunca existió.
Ámame a mí un segundo y luego vete con él.
Y te besé y sonreíste.
Y me fui.
Me fui llorando.
Me sorprendió en cada vuelco la belleza dinámica que moldea el fondo del poema y que como un organismo vivo es igual su estructura. Por momentos pareciera una novela de amor trillada, pero no, es diferente, aquí hay poesía. Un placer leerte, Jerónimo. ERA