El camino

[Tigana Nelson]

Puede que después del beso de la adelfa, los labios se llenen de un veneno imborrable. O quizás me fui por otros derroteros al leerte.
Rescato estos versos:
Poco sabíamos entonces de los pozos
que manan sombras lentas
de sus múltiplos ácidos.
Ignorábamos
que el camino alargaba su espinazo de bestia
sobre las amapolas del destino,
que nos crecía un desierto de sal
sobre los huesos.

Algunas imágenes pegan fuerte.
Salud.

[Rosa Marzal]

Es un lujo recibir tu visita, Mª José. Gracias por tu generosidad. Abrazos.

Manuel A, muchas gracias, querido amigo. Un fuerte abrazo para ti.

Curra, gracias. Eres un cielo, amiga. Un beso.

Manuel S., me alegra de verdad que te gusten mis versos. Yo también admiro tu talento. Abrazos.

Oscar B. Eres muy amable. Gracias por dejarme tu valiosa huella. Un abrazo.


Marisa, sensibilidad la de tu mirada. Gracias, amiga. Un gran abrazo.

Miguel Ángel, agradezco mucho tu fidelidad a mis versos. Un fuerte abrazo.

Pilar, siempre es un placer verte por mis letras, querida amiga. Un beso.

Bruno, tu especial visión, tu enorme sensibilidad engrandecen mis poemas. Un fuerte abrazo,amigo.

Carlos J. muchas gracias a ti. Yo sí te agradezco la visita, estimado amigo. Un abrazo.

Luis M., querido amigo, mil gracias por el rescate y, sobre todo, por tu Amistad, sabes cuánto la valoro. Un fuerte abrazo para ti.

Judith, amiga, tus palabras son una bocanada de aire fresco. Muchas gracias por pasar a leerme. Un beso.

Pablo, gracias por dejarme tu pensamiento. Es un placer recibirte, amigo. Abrazos.

Marius, gracias por plasmar siempre tanta sensibilidad y belleza en tus comentarios. Es un alto el honor el que has concedido y concedes a mis letras, y también una enorme responsabilidad. Un gran abrazo, querido amigo.

Tigana, muchas gracias por tu lectura y huella, amiga. Recibe un abrazo.

[Rafel Calle]

Muy bello poema, amiga Rosa.
Un cordial abrazo.

[E. R. Aristy]

Era azul el iris de tu mano,
lo recuerdo,
era azul y proyectaba en la mía
su pupila más pura.
El verde de la higuera mencionaba mi nombre
cuando el viento le hablaba.
Era blanco el silencio cuando la tarde
se tendía a mirarnos;
a veces
(raras veces)
veía a lo lejos dibujarse la silueta
de la negrura
(aún la siento)
tan joven...
Poco sabíamos entonces de los pozos
que manan sombras lentas
de sus múltiplos ácidos.
Ignorábamos
que el camino alargaba su espinazo de bestia
sobre las amapolas del destino,
que nos crecía un desierto de sal
sobre los huesos.

"Mañana será nunca"
susurraba la noche más profunda en mis venas.
"Pronto sabréis
a qué sabe
el beso de la adelfa sobre un labio de infancia"

Bellísimo, poeta! Feliz 2016, abrazos! ERA