Editorial Alaire

Pilar Morte escribió:Qué hermosura, Ramón. Un lujo leerte
Besos
Pilar

Ana Muela Sopeña escribió:Un poemazo, Ramón:

Sin palabras

Aplausos
Un fuerte abrazo
Ana

Arturo Rodríguez Milliet escribió:La emoción, además de expresada, claramente sentida a ambos lados del poema:
el tuyo y el nuestro.

Hermoso y prístino poema, querido Ramón.
Un afectuoso y emocionado abrazo.

J. Paz escribió:Hermoso poema para disfrutar. Feliz día y un abrazo,

Judit

Isabel Moncayo escribió:Precioso, Ramón, todo un poemazo que me ha encantado muchísimo


Un abrazo.

Guillermo Cuesta escribió:El corazón siempre va buscando ese resquicio que le ponga al pie de
los amores aunque haya de intervenir el sueño que tradujo Calderón.

un abrazo

Marius Gabureanu escribió:Ramón, me parece una obra completa. Me gusta mucho la descripción, que poco a poco se vuelve un poema existencial. Admirable. Recibe mis abrazos y felicitaciones.

LUIS MARIÑO escribió:Una obra realmente magnífica Ramón. Mis felicitaciones y aplausos compañero. Un abrazo.

Carmen López escribió:Magnífico poema, Ramón, leerte es una suerte, te lo aseguro... y suscribo lo que Óscar ha expresado, todo un lujo....

Unha forte aperta

Carmen

Liz Barrio. escribió:

Ramón Carballal escribió:Sucede así, de pronto,
que el sexo abre sus ventanas
y pone rostro a la luz.

La memoria guarda blusas listadas,
carpetas donde aún late el primer poema,
diálogos fugitivos que no encuentran su final,
faldas que quieren volar como unicornios azules.

Después llega el vacío de los trenes, la omnisciencia
de los paisajes solitarios, la humedad que busca
refugio en los labios efímeros.

Hay veces que la distancia es un don, su arquitectura
necesita la proclividad de los esqueletos, la sombra
de una piel que lloverá sobre los ojos púberes
dejando marcas de rubor, grietas de pasmo
en los ventrículos del deseo.

En otra ciudad la conocí, su perfil todavía amanece
en el silencio de las horas, su virtud selénica
me acompaña como un cántico de paz
o una abstracción o un regreso
a los paraísos táctiles, fugitivos.

Ninguna de ellas tiene nombre
o quizá su nombre
sea el misterio que da luz a los meteoros,
tan lejanas como un sueño no soñado.

Un poema precioso, colmado de sentido y de voz atemperada y entonadísima, clara y resplandeciente.
Abrazos y un beso con mi cariño y admiración, poeta

Josefa A. Sánchez escribió:Hay mucha poesía en esto. Y mucho tu. Me ha encantado leerlo.
Un abrazo.
Pepa

Ramón Carballal escribió:Sucede así, de pronto,
que el sexo abre sus ventanas
y pone rostro a la luz.

La memoria guarda blusas listadas,
carpetas donde aún late el primer poema,
diálogos fugitivos que no encuentran su final,
faldas que quieren volar como unicornios azules.

Después llega el vacío de los trenes, la omnisciencia
de los paisajes solitarios, la humedad que busca
refugio en los labios efímeros.

Hay veces que la distancia es un don, su arquitectura
necesita la proclividad de los esqueletos, la sombra
de una piel que lloverá sobre los ojos púberes
dejando marcas de rubor, grietas de pasmo
en los ventrículos del deseo.

En otra ciudad la conocí, su perfil todavía amanece
en el silencio de las horas, su virtud selénica
me acompaña como un cántico de paz
o una abstracción o un regreso
a los paraísos táctiles, fugitivos.

Ninguna de ellas tiene nombre
o quizá su nombre
sea el misterio que da luz a los meteoros,
tan lejanas como un sueño no soñado.

Begoña Egüen escribió:

Ramón Carballal escribió:Sucede así, de pronto,
que el sexo abre sus ventanas
y pone rostro a la luz.

La memoria guarda blusas listadas,
carpetas donde aún late el primer poema,
diálogos fugitivos que no encuentran su final,
faldas que quieren volar como unicornios azules.

Después llega el vacío de los trenes, la omnisciencia
de los paisajes solitarios, la humedad que busca
refugio en los labios efímeros.

Hay veces que la distancia es un don, su arquitectura
necesita la proclividad de los esqueletos, la sombra
de una piel que lloverá sobre los ojos púberes
dejando marcas de rubor, grietas de pasmo
en los ventrículos del deseo.

En otra ciudad la conocí, su perfil todavía amanece
en el silencio de las horas, su virtud selénica
me acompaña como un cántico de paz
o una abstracción o un regreso
a los paraísos táctiles, fugitivos.

Ninguna de ellas tiene nombre
o quizá su nombre
sea el misterio que da luz a los meteoros,
tan lejanas como un sueño no soñado.

Bellísimo poema. Mi más sincera enhorabuena.
Un abrazo.
BEGOÑA.