Editorial Alaire

José Manuel Sáiz escribió:EN ESE ESPACIO SIN EDAD


Hubo un tiempo
inmerso en un espacio sin edad, en el que me amaban
sin saber que me amaban.
En los umbrales de ese tiempo, las manos de mi madre
buscaban en su vientre el latido de mi corazón.

Ahora es otro tiempo, otro mundo y ya no puedo
sentir aquella mano silenciosa en la oscuridad
de su vientre (por eso ahora sé que una madre
es más que sus entrañas). Miro sus brazos fatigados
y me veo a mí mismo suspendido en el vértice
materno de su pecho, como un abismo tierno
pendiente de su amparo.

Madre, cuando tu vida dependa de la fuerza y el cariño
de mi pecho y mis brazos, y olvides ya los rostros
de aquellos que te amaron, será mi mano la que te acaricie
los pliegues de la frente, para decirte, que una madre
es más que una caricia
y un hijo mucho más que un corazón.

Por eso, en ese mundo oscuro como la entraña
de un vientre silencioso, un día, madre,
te amarán sin que sepas que te aman.

El amor y el cariño son esferas
que giran y dan vueltas en el tiempo
sin otro afán, sin más salida
que encontrarse en un punto
inmerso en lo ignorado.


--oOo--

Mario Martínez escribió:Hermoso poema, muy hermoso, José manuel.
A veces admiro y envidio (sanamente) a quienes tenéis esa tan alta estima y ese cariño sin fisuras a los padres. Seguramente no todos pueden sentir con esa rotundidad lo mismo.
Felicidades, creo que es, tan sólo por sentirlo (y conociéndote, tú lo sientes), un poema de diez.
Un abrazo, querido amigo.
Mario.

Guillermo Cuesta escribió:La madre y su vientre maternal siempre están dispuestos
a ofrecerse a nuestro recuerdo y a nuestros versos.

Los tuyos magníficos e inmensos.

Un abrazo

Guillermo

Ronald Bonilla escribió:Muy bello poema, José Manuel, hermoso homenaje a la madre, que como en tu caso, merece todo el amor, abrazos