Editorial Alaire

Antonietta Valentina escribió:Me gustó mucho tu poema, es intimista...haces al lector adentrarse y vivenciar tus vivencias....
Yo me siento extranjera en mi propia tierra, es otro tema, pero me siento sobrada d eindigencia y fuera d elugar, en mi caso, las cosas han cambiado tanto, que no me siento bien en mi propia tierra...aún teniendo otra nacionalidad y aún pudiendo vivir en mi otro país, me encuentro en un callejón sin salida, porque mi pasado )padres), mi presente (familia) y mi futuro ( hijos y los nietos que vengan) han estado aquí....
En los viajes que hago, me siento muy bien y a gusto, pero la tierra por mil razones siempre t ellama y te reclama, aún así sintiendome extraña o extranjera...

un abrazo

Te entiendo perfectamente, Antonietta, a fin de cuentas soy gallego y sé lo que es la morriña (asi llamamos en Galicia a echar de menos nuestra tierra). Hay lazos que nos atan a los sitios y que llevamos en el corazón pese a las dificultades. La situación en tu pais seguramente es complicada pero no dejes de amarlo. Te mando un abrazo muy fuerte.

Viví Flores Massares escribió:Y vuelvo a este poema ya no sé, por cuarta o sexta vez, y no pienso en él (qué egoista me pongo al paso de los años, jaja), pienso en mí, y me da algo de esperanza, que tal vez, al paso de los años, pudiera uno dejar de sentirse extranjero en sí mismo, aunque deba ponerse cemento en el corazón e ignorar el fuego (ufff, esas imágenes golpearon fuerte)... Ya te he dicho que me gusta mucho tu poesía, pues, es que me gusta cada día más, ya es adicción.

Un abrazo, Poetazo.

Vivi, yo me sigo sintiendo extranjero pese a que los años me hayan dado seguridad económica, familiar y resida en el sitio que me vió nacer. Pero eso es un sentimiento y como tal escapa a la razón. Gracias por pasarte, siempre es una alegria para mi que lo hagas. Un besazo.

Me gustó ese acostumbrarse a otro lugar y perder la sensación de extranjero a la vez que se recuerda el origen sin nostalgia aparente, pero con la curiosidad de saber que en esos acentos están las raices. Un placer leerte, amigo Ramón, es una maravilla.

Un beso

Rosario Alonso escribió:Me gustó ese acostumbrarse a otro lugar y perder la sensación de extranjero a la vez que se recuerda el origen sin nostalgia aparente, pero con la curiosidad de saber que en esos acentos están las raices. Un placer leerte, amigo Ramón, es una maravilla.

Un beso

Gracias, Rosario, por ser tan amable conmigo. Un beso.

Excelente poema, querido amigo Ramón.
Tienes un estilo perfectamente ubicado, entre la reverberación iconoclasta del talento y la irrefutable hermosura de un decir, en los duendes que han nacido en libertad, en el bosque mágico de los versos.
Enhorabuena, colega. Como siempre tu poesía dice, dice mucho y dice bien.
TE MANDO UN FUERTE ABRAZO.

Rafel Calle escribió:Excelente poema, querido amigo Ramón.
Tienes un estilo perfectamente ubicado, entre la reverberación iconoclasta del talento y la irrefutable hermosura de un decir, en los duendes que han nacido en libertad, en el bosque mágico de los versos.
Enhorabuena, colega. Como siempre tu poesía dice, dice mucho y dice bien.
TE MANDO UN FUERTE ABRAZO.

Gracias, Rafael, por tu amable y generoso comentario. Un fuerte abrazo.

Ramón Carballal escribió: Con la edad he perdido
la nostalgia del extranjero,
la sensación de urgencia
de las habitaciones furtivas,
el olor a comida rancia de las pensiones,
los ascensores extrañamente extraños,
el tránsito inútil de las calles sin nombre.

Con los años hice mío lo pasajero
-me apropié de estaciones vacías,
puse cemento en el corazón
para no mirar a los ojos del fuego-.

Le di el calor de una historia de viejo
a la más frágil de las ilusiones.
Al miedo de ser cometa y volar
en las azarosas orgías del viento
le puse el ancla de la tibieza.

Hay días en que aún me pesa la liviandad
de aquél tiempo sin patria ni casa.

Pero no es la nostalgia de haber sido
una vez navegante en tierra,
sino el acento de un desconocido país
lo que aún guardo en la memoria.

Al extranjero le va, como le va a cualquiera en la feria. No es lo mismo llegar pobre a un país que con una profesión.

Y lo anímico es tan subjetivo





ME GUSTO EL POEMA

Con los años hice mío lo pasajero
-me apropié de estaciones vacías,
puse cemento en el corazón
para no mirar a los ojos del fuego-.

Le di el calor de una historia de viejo
a la más frágil de las ilusiones.
Al miedo de ser cometa y volar
en las azarosas orgías del viento
le puse el ancla de la tibieza.

Una brazo.

Gabriel Vidal escribió:

Ramón Carballal escribió: Con la edad he perdido
la nostalgia del extranjero,
la sensación de urgencia
de las habitaciones furtivas,
el olor a comida rancia de las pensiones,
los ascensores extrañamente extraños,
el tránsito inútil de las calles sin nombre.

Con los años hice mío lo pasajero
-me apropié de estaciones vacías,
puse cemento en el corazón
para no mirar a los ojos del fuego-.

Le di el calor de una historia de viejo
a la más frágil de las ilusiones.
Al miedo de ser cometa y volar
en las azarosas orgías del viento
le puse el ancla de la tibieza.

Hay días en que aún me pesa la liviandad
de aquél tiempo sin patria ni casa.

Pero no es la nostalgia de haber sido
una vez navegante en tierra,
sino el acento de un desconocido país
lo que aún guardo en la memoria.

Al extranjero le va, como le va a cualquiera en la feria. No es lo mismo llegar pobre a un país que con una profesión.

Y lo anímico es tan subjetivo





ME GUSTO EL POEMA

Con los años hice mío lo pasajero
-me apropié de estaciones vacías,
puse cemento en el corazón
para no mirar a los ojos del fuego-.

Le di el calor de una historia de viejo
a la más frágil de las ilusiones.
Al miedo de ser cometa y volar
en las azarosas orgías del viento
le puse el ancla de la tibieza.

Una brazo.

Mi agradecimiento por recuperar este poema. Un abrazo, Gabriel.

Gran Reserva de la Bodega de Alaire. Carballal forever.

Gracias, Rafel. Hoy me siento especialmente extranjero de mí mismo y de mis circunstancias. Pido disculpas por ser yo quien rescate este poema pero la nostalgia me pedía dejar un comentario. Abrazos.
PD también ver por aquí tanta gente que ha pasado por este espacio y ya no están.

Gracias, Ramón.

Los rescates vienen bien. Así recordamos, o leemos poemas que en su momento no leímos.

Éste lleva tu firma grabada y como tal es muy bueno.

Abrazos.

Coincido con Alejandro , los rescates sacan tesoros de la Sentina de esta bodega inagotable y podemos disfrutar de poemas que siguen vigentes y actuales, a pesar del tiempo transcurrido.
Este es un Gran Reserva, Ramón, un privilegio este rescate.

Bicos y felicidades.

Alejandro Costa escribió: ↑Mar, 13 May 2025 9:47 Gracias, Ramón.

Los rescates vienen bien. Así recordamos, o leemos poemas que en su momento no leímos.

Éste lleva tu firma grabada y como tal es muy bueno.

Abrazos.

Gracias a ti, Alejandro, por leer y por tus palabras. Un abrazo.

Marisa Peral escribió: ↑Mar, 13 May 2025 13:09 Coincido con Alejandro , los rescates sacan tesoros de la Sentina de esta bodega inagotable y podemos disfrutar de poemas que siguen vigentes y actuales, a pesar del tiempo transcurrido.
Este es un Gran Reserva, Ramón, un privilegio este rescate.

Bicos y felicidades.

Gracias, Marisa, por tu amabilidad. Un bico.

Tu poema, Ramón, me resulta un poco enigmático. Creo que es una nota algo característica en tu poética. Eso, por supuesto, a los ojos de este lector, más habituado a las sencillas coplas que a la poesía con mayúsculas.

Aún así, experimento en tus versos una suerte de magnetismo... algo que llama a releer una vez más... y otra...

Me da la impresión que este poema tuyo es una suerte de nostalgia de la nostalgia...

Vienen a mi mente aquellas palabras del tango "Cuesta abajo" de Gardel y Lepera: "la vergüenza de haber sido y el dolor de ya no ser". Pero en el caso de tu poema pareciera ser algo así como "la nostalgia que perdí, y el dolor por la pérdida".

Bueno. Tal vez entendí cualquier cosa. Como te dije, tus versos resultan algo enigmáticos ante mi rústica lectura. En cualquier caso, en buena hora que tu nostalgia nos prodigue tus versos. Pero en ese caso, salimos ganando tus lectores, a costa tuya...

Mi bisabuelo y mi bisabuela dejaron su provincia de Lugo para venir a Argentina. Él murió de morriña. Ella no tuvo ni un resfrío. Yo salí a mi bisabuelo. Siento nostalgia hasta del mosquito que me picó una vez.

Conclusión (siempre relativa, por supuesto): La nostalgia no es de lo que vivimos. La nostalgia es nuestra.

Un abrazo fraterno.

Lisandro