pedrería.
Lo prometido es deuda mi estimado Ramón. Irán en rojo mis comentarios y te pido que, con confianza, me digas lo que no crees oportuno; no hay ofensa posible cuando un amigo te dice lo que piensa, lo mismo que yo hago contigo.
Jorge Salvador escribió:Un toro "NUNCA" y me lo puedes rebatir mil veces con tus manidos argumentos de la tradición de la España negra y profunda, repito "NUNCA" sale a la plaza en plenitud de facultades. Si así fuera seguramente quedarían muchos menos torturadores vestidos de luces en nuestra amada patria.
El toro debe salir a la plaza en plenitud de facultades, eso dice el reglamento taurino: REGLAMENTO TAURINO, Ministerio del Interior (BOE NÚMERO 56 DE 5/3/1992), Real Decreto 176/1992, de 28 de febrero, que es de obligado cumplimiento; para garantizar esto, hay un equipo veterinario, de buen nivel profesional, en cada plaza reconocida oficialmente, que chequea si es así; hoy, con los medios técnicos de detección de fraudes que tenemos, con mucha mayor razón, para que los protagonistas efectivos cumplan estrictamente, aunque sabemos que hay mezquinos, como siempre pasa en la vida. Otra cosa es que hayan ganaderías que hagan una selección floja del ganado, en función de la presión de figuras momentáneas, pero esto no lo defendemos los aficionados; nos indigna. De aquí viene la falacia de que al toro se le hacen artificios para que su fuerza decaiga. El que salga al ruedo, que se la juegue. Te comento lo que a Luis, no se puede hablar de tortura, es un término incorrecto; la palabra precisa en este caso es daño.
Dejad de repetir que el toro no sufre. Sufre como cualquier individuo con sistema nervioso central. Sufre desde el momento que es acosado para subirse a un camión, sufre miedo, pánico en el trayecto. Los gritos, la oscuridad, todo eso es procesado por su cerebro como algo desconocido y peligroso. Verse acorralado le supone un tremendo estrés psicológico que afecta a la presión sanguínea, al sistema inmunológico y su delicado sistema digestivo.
Prueba a ver qué se siente cuando atraviesan tu piel, tus músculos y tus órganos, lo mismo a ti no te duele. Finalmente el toro empieza a jadear, se asfixia, pierde visión por los movimientos bruscos de su cabeza y la falta de oxígeno que daña sus nervios oculares, hasta acabar por ahogarse en su propia sangre.
Nunca he afirmado, en mis escritos, que el toro no sufra Ramón, en contra de otros taurinos que demuestran poco conocimiento del animal; sí he dicho que presentan una mayor adaptación al dolor. Ya comenté que el toro, utilizado para la lidia, es una subespecie que ha sido seleccionada durante siglos para que muestre bravura, agresividad y fortaleza durante las corridas de toros. Por esta razón, en los estudios sobre el sufrimiento del toro, es muy difícil diferenciar si el comportamiento del animal es debido al dolor o al estrés. Está demostrado que el toro sale al ruedo con niveles de estrés muy altos pero que es capaz de elaborar una respuesta rápida para adaptarse, por la generación de opiáceos, lo que deviene en un efecto analgésico fuerte (Illera, J. C., Gil, F., & Silván, G. 2007. Regulación neuroendocrina del estrés y dolor en el toro de lidia (Bos taurus L.).
Nuestro sistema nervioso es algo diferente al de los animales. Es difícil ponerse en su lugar y siempre son especulaciones, el nuestro es más sofisticado porque se procesa a través de un complejo sistema neuronal que no tiene el toro. Desgraciadamente no nos podemos poner en su piel, como dije.
Estas son las fases de un toro antes de morir:
El proceso que lleva preparar un toro empieza un día antes de la corrida. 24 horas antes de entrar en la arena, el toro ha sido sometido a un encierro a oscuras para que al soltarlo, la luz y los gritos de los espectadores lo aterren y trate de huir saltando las barreras, lo que produce la imagen en el público de que el toro es feroz, pero la condición natural del toro es huir NO atacar.
Es falso, está prohibido por el reglamento y lo dice claro el Art. 54. 1. El delegado gubernativo adoptará las medidas necesarias para que las reses desembarcadas estén permanentemente bajo vigilancia hasta el momento de la lidia. Toriles, lugar en el que están confinadas hasta que empiece la lidia, es un lugar abierto a la luz. Incluso tú mismo puedes visitarlo en Batán, para que veas a las reses.
También se le han recortado los cuernos para proteger al torero.
Está prohibido afeitar a un toro y, además, penalizado por la ley.
Art. 57. 1. El primer reconocimiento versará sobre las defensas, trapío y utilidad para la lidia de las reses a lidiar, teniendo en cuenta las características zootécnicas de la ganadería a que pertenezcan.
2. Los veterinarios actuantes dispondrán lo necesario para la correcta apreciación de las características de las reses y emitirán informe motivado por escrito y por separado, respecto de la concurrencia o falta de las características, requisitos y condiciones reglamentariamente exigibles debido a la clase de espectáculo y de la categoría de la plaza.
Art. 60. 3. El reconocimiento de las astas comprenderá, en primer lugar, un examen del aspecto externo de las mismas y de las alteraciones visibles de su cutícula externa, a continuación del cual se procederá al análisis biométrico de las mismas en los siguientes términos: A) se medirá con cinta métrica la longitud total expresada en centímetros, desde el origen, situado en el nacimiento del pelo hasta la punta del pitón, tanto por su cara interna o cóncava, como por su cara externa o convexa. La longitud total vendrá expresada por la semisuma de ambas mediciones (anexo i). B) a continuación, en las plazas de primera y segunda categoría, se procederá, mediante sierra mecánica, a su apertura en sentido longitudinal, siguiendo la línea media de la concavidad interna y la convexidad externa en sentido dorso-ventral, -líneas de medición-, quedando el asta dividida en dos partes, interna o cóncava y externa o convexa (anexo ii). C) seguidamente se medirá con un calibrador o pie de rey la longitud de la zona maciza desde el extremo de la clavija ósea hasta la punta del pitón. Asimismo, se inspeccionará, a lo largo de la zona maciza, la línea blanca medular y los bulbos existentes en la misma.
Le colgaron sacos de arena en el cuello durante horas. Lo golpearon en los testículos y los riñones. Le indujeron diarrea al poner sulfatos en el agua que bebió. Todo esto es con el fin de que llegue débil al ruedo y en completo desorden.
Se le ha untado grasa en los ojos para dificultar su visión y en las patas se le puso una sustancia que le produce ardor y le impide mantenerse quieto, así el torero no desluce su actuación.
¿De dónde has sacado estas afirmaciones Ramón? Me has dejado sorprendido. En mi vida he escuchado esto, en serio. No puedo contestar a algo de lo que no tengo noción ni información.
¡Qué barbaridad! En esto estoy contigo. Está estrictamente prohibido estas prácticas en la Tauromaquia y nadie, en su sano juicio, las haría, ni las hace, pienso yo; son invenciones. Debes contrastar las fuentes.
Los caballos de los picadores se eligen los que ya no tienen valor comercial, por que el animal muere en 3 ó 4 corridas a lo mucho, es muy habitual que el animal sufra quebraduras múltiples de costillas o destripamientos. Se les coloca un peto simulando que se les protege, pero en realidad se trata de que el público no vea las heridas al caballo que con frecuencia presentan exposición de vísceras.
Lo que comentas eran prácticas del siglo XVII. Hoy están perfectamente protegidos los caballos, y es tan sencillo de hacer que el mundo taurino no se va a arriesgar a críticas por ello.
Art. 67. 1. El peto de los caballos en la suerte de varas deberá ser confeccionado con materiales ligeros y resistentes y cubrir las partes de la cabalgadura expuestas a las embestidas de las reses. El peso máximo del peto, incluidas todas las partes que lo componen, no excederá de 30 kilogramos.
El trabajo del picador:
Si el torero percibe que el toro embiste con mucha energía, ordena al picador hacer su trabajo: consistente en desangrar al toro para debilitarlo, clavándole en el lomo una lanza que destroza músculos y lesiona vasos sanguíneos y nervios.
Esto es para que el torero pueda brindar la expresión artística que se supone debe tener este espectáculo. Un solo puyazo podría destrozar al toro, por eso se hace en tres tiempos "para mayor goce de la afición".
Este tercio está hoy en cuestión técnicamente, yo personalmente no soy partidario de él pues no hace falta ninguna y evitaría animadversión. De hecho, mal practicado el primer tercio inutiliza para la lidia al toro.
Art. 74. 6. Las reses recibirán el castigo en cada caso apropiado, de acuerdo con las circunstancias. El espada de turno podrá solicitar si lo estima oportuno el cambio de tercio, después, al menos, del primer puyazo, a excepción de las plazas de primera categoría en las que serán como mínimo dos, y el presidente resolverá lo que proceda a la vista del castigo recibido por la res. En otro caso el presidente ordenará el cambio de tercio cuando considere que la res ha sido suficientemente castigada.
Este tercio, el de varas, contrariamente a lo que dices, es el que mayor protesta genera en el público y sólo tienes que ir a una plaza a comprobarlo.
Las banderillas:
Las banderillas aseguran que la hemorragia siga. Se intenta colocarlas justo en el mismo sitio ya dañado con los ganchos de metal. El gancho se mueve dentro de la herida con cada movimiento del toro y con el roce de la muleta, el peso de las banderillas tiene precisamente esa función.
Algunas banderillas tienen un arpón de 8 cm, y se les llama "de castigo", a las cuales es sometido el toro cuando ha logrado evadir la lanza del picador. Las banderillas prolongan el desgarre y ahondamiento de las heridas internas.
No hay límite al número de banderillazos: tantos como sean necesarios para desgarrar los tejidos y piel del toro.
Falso por reglamento. Sólo pueden haber tres.
Art. 78. 1. Ordenado por el presidente el cambio de tercio, se procederá a banderillear a la res colocándolas no menos de dos ni más de tres pares de banderillas.
Las banderillas de castigo ya no se utilizan hoy.
La pérdida de sangre y las heridas en la espina dorsal impiden que el toro levante la cabeza de manera normal, y es cuando el torero puede acercarse. Con el toro ya cerca del agotamiento, el torero no se preocupa ya del peligro y se puede dar el lujo de retirarse del toro después de un pase especialmente artístico, echando fuera el pecho y pavoneándose al recibir los aplausos del público Cuando el toro alcanza este estado lastimero, el matador entra en el ruedo en una celebración de bravura y machismo, a enfrentarse a un toro exhausto, moribundo y confundido.
El toro, por su conformación física, siempre humilla, no es necesario el castigo actual que se realiza por otras razones, con las que no estoy totalmente de acuerdo. La selección genética ha creado una columna vertebral en forma de “ese” entre el cuello y el resto del cuerpo. Están más cerca del suelo, tienen las manos más cortas, y el cuello es más largo.
Muchos antes de la regulación de la lidia actual el torero se acercaba e incluso exponía su vida sin necesidad de puyas.
La Espada:
El toro es atravesado con una espada de 80 cm de longitud, que puede destrozarle el hígado, los pulmones, la pleura, etc., según el lugar por donde penetre en el cuerpo del animal de hecho, cuando destroza la gran arteria, el toro agoniza con enormes vómitos de sangre. A la hora de matar, si el toro corre con un poco de suerte muere de una estocada, pero no como se piensa de una estocada al corazón si no que la espada penetra pulmones y diafragma, a veces una arteria mayor, y de ahí la hemorragia que se aprecia del hocico y de la boca. A veces mueren ahogados en su propia sangre.
Bueno este, precisamente, es el tercio menos discutible en la tauromaquia. Es una acción de sacrificio de animales que tradicionalmente se ha realizado, antes de inventarse los electrodos, en los mataderos para la alimentación del ser humano. No sé qué de malo tiene.
La tortura sigue:
El toro, en un intento desesperado por sobrevivir, se resiste a caer, y suele encaminarse penosamente hacia la puerta por la que lo hicieron entrar, buscando una salida a tanto maltrato y dolor. Pero entonces lo apuñalan en la nuca con el DESCABELLO, otra larga espada que termina en una cuchilla de 10 cm. A pesar de estos terribles tormentos, el animal no suele morir de inmediato por su gran fuerza, pero finalmente cae al suelo, porque la espada ha ido destrozando sus órganos internos.
Lo rematan con la PUNTILLA de 10 cm. con lo que intentan seccionarle la médula espinal, a la altura de las vértebras atlas y axis. El toro queda así paralizado, sin poder siquiera realizar movimientos con los músculos respiratorios, por lo que muere por asfixia, muchas veces ahogado en su propia sangre, que le.sale a borbotones por la boca y la nariz.
Esta labor es para evitar, precisamente, la agonía del animal. Tampoco entiendo la crítica.
El arrastre:
Después que le destrozan las vértebras, el toro pierde control sobre su cuerpo desde el cuello hacia abajo, sin embargo hacia arriba se mantiene intacto, por lo que esta conciente de todo el horror y de cómo es arrastrado fuera del ruedo.
Aquí el toro está ya muerto y hay que sacarlo de la plaza, no entiendo la crítica aquí tampoco.
El arte precisamente está justo en lo que no has nombrado que es el tercio de muleta, muy corto en tiempo. Reitero que yo no intento convencerte de nada, sólo que seamos correctos con las afirmaciones y comentarios que vertemos. Intento que se nos respete legalmente; que la democracia sea algo más que una palabra mientras no se demuestre algo mejor. Intento compartir que los toros es ético desde el punto de vista legal y biológico y que nadie debe sentirse mal si le gusta este arte. También respeto a los que entienden que es una barbiarie y me gusta más dialogar con ellos que con los taurios; sinceramente somos muy aburridos.