Ramón Carballal escribió:Dale la vuelta al sombrero y verás ojos cuadrados,
ventanas del retorno en su nido de piedra.
Mira esa estrella,
su ropa y su delirio.
Te conocí con el coral vistiéndote,
fuimos la luz en la luz, la noche en el eclipse.
Yo te acerqué a la espuma,
a esa noria de sal que habita los espejismos.
¿Recuerdas aquella luz diminuta,
cuando la hoguera de julio columpiaba tu sangre en la mía?
Sin hogar, sin hogar el deseo, tu verbo herido por un mapa,
los dos como eternos payasos con su copa y su cristal
de hojas oscuras.
Un rayo escoge mi dedo y apunta a tu verdad.
Tú mi mar acariciado en isla, la primavera que no ceja en quererse viento.
Yo amo tus portales porque sé cuando amanecen sexo,
yo el orangután que vigila, yo tu firma de aullidos y mercurio,
yo la lengua que no habla.
He visto tu cruz como una resplandeciente noche.
Hace tiempo, Ramón, yo intentaba esa poesía que llaman de " la normalidad", es decir, una poesía figurativa más acercada a los moldes de la realidad convencional y que reniega de aquello que pueda suponer, como digo, un alejamiento de la ortodoxia poética. Algo no funcinaba en mi interior cuando intentaba encontrar la expresión medida, acorde con esa realidad sensible y no la palabra justa en torno a lo intuido... Que decir que lo segundo - lo busco- no lo he encontado en aún; pero que alegría tener un compañero que me orienta hacia este objetivo. Tu poesía es un ojo que busca hacia dentro lo que estaba a la vista. Cualquiera puede ver un objeto de la realidad y decir: esto es un jarrón y esto otro una ventana, pero en poesía ese jarrón y esa ventana tan solo existe desde eso que quizá pueda llamarse conciencia: un filtro con una malla demasiado fina para algunos, no es tu caso: la realidad pasa por ese filtro y entonces aparece esa otra realidad- quizás la única- que tú nos muestras. Mis respetos y mis mejores deseos para ti.