Ana Clavero escribió:Hemos pasado tantas lluvias
que se nos desinventan las caricias
y se nos estrangulan los besos en la lengua
Yo no puedo ponerme minifaldas
y a ti te están creciendo canas
en los reflejos verdes de los ojos
Tuvimos que emigrar de unas cuantas tormentas.
Se replegaron los relojes
en más de una ocasión,
diluyendo la tinta de algún sueño
Hoy tus duendes apenas se aventuran
a trepar por mi vientre,
los míos se emborrachan de desgana;
pero nos quedan risas
para vestir de rojo amaneceres
y hacer que ardan otoños.
¡Ay, qué certezas y qué ternura, Ana! Me quedo con la sensación de haber tocado puerto.
Salud.