EHÉCATL I, II, III
Moderadores: J. J. Martínez Ferreiro, Rafel Calle
EHÉCATL I, II, III
Por lo extenso de este poema (once partes), lo publico en trozos. Aquí las tres primeras partes.
EHÉCATL
I
Fastuosa soledad que rinde fruto
al doloroso manto de oquedades
tan llenas de vacío
tan llenas de un aire expandido
que enmarca un tiempo sin marcha
que comprime el tiempo,
que manipula el tiempo
hasta hacerlo desaparecer
- movimiento atemporal -
porque desde sus ojos enmarañados
recelosos, oblicuos y generosos
centella un amanecer de dulces frutos
dispuestos ahí desde siempre – no sea
que nos precipitemos antes;
y el viento me reseca la cara, allí
en esa inmaculada perfección
intacta, detenida
del flujo constante de montañas y valles
donde las estrellas se miran
en el estanque casi luminoso
que crece en medio de las palabras,
las que el viento –benevolente,
atesora como suyas, se las lleva
pero nos deja los silencios –casi cómplices.
[Viento] Dios lo sabe, de dónde viene y adónde va
pero es inútil preguntar
como inútil descifrar sus abatanes
incorruptos, constantes –los reconocemos al pasar,
sólo como un instante-
desafiando al intelecto, constreñido
cuando se lleva nuestra inocencia,
la secuestra, la hace olvido o recuerdo infantil
pero nunca como un cristal de eternas luces
reflejos de un solar del alma.
II
Bien lo dice la tristeza del sauce:
“cuando ames,
estate quieto”, porque no es,
ni por cordura ni por la más vehemente locura
que habrá de moverse el viento
a donde quiera
a donde Dios quiera
a donde nadie puede siquiera
imaginar;
que si las larvas del odio crecieran
en tembloroso ascenso
también con ellas, el viento
puede cargar –sin mezcla alguna.
Yo no sé adónde las lleva
pero igual podemos hacer con las penas
si acaso dejaran de ser sujetadas
por los buenos recuerdos
por la memoria vieja que sustrae
de una vasija ocre, enmohecida y oxidada
la plenitud de primaveras ya muertas.
Pero vayamos al punto:
¿es el viento de la noche mensajero,
ladrón o incansable viajero?
¿tenebran las almas con su canto?
Si imaginar pudiera lo que hay
en la alta y lacónica atmósfera
sitiar podría sus terrenos insondables
y entonces, ver a Dios justo en sus designios
justo donde la mano del hombre no llega
-si hubiera, acaso, de dónde asirse;
porque a final de cuentas, la candidez perdida
menoscaba la sabiduría, tal como hace
la inteligencia del educado
que estudia lo de afuera y se olvida
del manantial que conecta la lengua
con la misteriosa luz del niño perdido.
III
¡Oh, el inmaculado vuelo
que atrapa con sus alas
las moléculas del viento
fraguando -no sólo para sí,
el movimiento que crea
su tiempo y nuestro tiempo!
¡Oh, el despertar añejo
que vuelve a las montañas
a la espera del cotejo
de las almas que se bañan
con la tenue humedad
con la que acaricia el cuerpo!
¡Oh, mis manos fracturadas
sanan cuando ya olvidaron
cómo sacar peces del agua
cómo llenar los odres lechosos
que bajan de una trémula mirada
y hacerlos festín!
¡Qué gráciles se miran los tallos de rosa
y qué peligrosa presencia se esboza!
¡Cuánta nostalgia aniquila el tumbado
de un caminar otrora afamado!
¡Cuántas gaviotas abandonaron sus nidos
puestos en las cornisas de mis sentidos!
¡Cuánta palabrería
pedradas insoportablemente impunes de los patrones
y cuántas palabras sacadas de las piedras
a jalones!
Continúa...
- Lourdes Spin
- Mensajes: 987
- Registrado: Lun, 26 Nov 2007 19:38
- Ubicación: Paris
"Fastuosa soledad que rinde fruto"
"¡Oh, el inmaculado vuelo
que atrapa con sus alas
las moléculas del viento
fraguando -no sólo para sí,
el movimiento que crea
su tiempo y nuestro tiempo!"
deepeye, en las interpretaciones que yo le hago a esta primera parte, me ha gustado volar con este movimiento. Ha sido interesante todo lo que he leîdo. Recibe mi abrazo
Spin
- Yolanda *yocaro*
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- Registrado: Jue, 31 Ene 2008 13:50
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- Registrado: Vie, 10 Mar 2023 21:00
Re: EHÉCATL I, II, III
Tal vez
solo tal vez
te haya llevado el viento
pero talló la piedra
y aqui estoy para acariciarla.
¡De nuevo!
Un abrazo