Hay un paso que todos debemos dar

[Alejandro Costa López]

Hay un paso que todos debemos dar,
un paso infatigable, irreconocible, a veces criminal.
Un paso donde no existen cielos de color azul,
gris o blanco natural,
ni donde las mordazas oprimen palabras,
ni deja de ahogarnos el oxígeno putrefacto,
ni el mar arrolla todo a su paso.
Hay un paso inequívoco, paralelo, transversal
o con formación geométrica,
no se destruye envuelto en llanto,
ni se antoja vencedor o perdedor de una partida.
Es elemento químico de naturaleza,
pero no posee fórmula que lo describa,
huye, galopa, no se resiste, no se esconde,
con él se marchita la primavera,
ennegrece el blanco invierno,
ciega el sol del cálido verano,
con su frío,
construye un otoño decapitado y siniestro.
Es vientre de nodriza, bisturí de carnicero,
aroma de sediento, jugo venenoso del saciado.
Es balance con resultados,
aunque poco importen ya,
es luna de pimienta y espejo sin vaho,
sentimientos sin dueño
y palabras secas con punto final.
Es irreverente, erótico, cruel y mercenario,
ese minúsculo factor de tiempo
que no posee inteligencia
para separar al rico del pobre, al débil del fuerte,
al desamparado del portento,
a la piel de la carne,
a la sangre del cuerpo,
al alma del corazón,
a una simple sonrisa de un llanto agonizante…
Carnet de vida caducado,
pasaporte para “hoy” en vigor.
No trates de evitarlo,
da igual el color de tu calzado…

[Lillian Hernández]

"Es vientre de nodriza, bisturí de carnicero,
aroma de sediento, jugo venenoso del saciado."

¡Qué mal que tenga que ser así!

Un gusto conocer tu texto.

Saludos.
lh

[Ricardo Serna G]

Alejandro Costa López,

Gusto de leer tu poesía, querido amigo

Un abrazo fuerte

[Alejandro Costa López]

Gracias por tu visita.
Un beso, Lilian.

[Alejandro Costa López]

Gusto de recibirle entre mis versos.
Saludos, Ricardo.

[Javier Cañas Belmar]

Ese paso lo damos continuamente en el devenir de la existencia; nos aferremos al pasado y estamos instalados en lo que vendrá, huyendo del hoy, de la muerte constante que es el presente. La dama de la guadaña es el rostro que da sentido a nuestras vidas, y en cuyos brazos todos seremos acogidos...me gustó tu poema. Un cálido abrazo Alejandro.

javi