Y en ese lugar creí...

[Alejandro Costa López]

Y en ese lugar creí ver revolotear un trozo de añoranza
dando vueltas en el tiovivo de las sorpresas,
acuñando las letras del despiste pasajero del viento,
con ello, pude caminar rodeado de ardillas,
dando rienda suelta al verano de los sentidos,
acaudillando el ataque desmesurado de la mente fresca
para comprobar, paso a paso,
ese eco popular que convierte a la vida en bella.
Quise comprobar si los riscos eran cortantes,
si la marea escondida entre los arbustos
era de fiar, o si era preferible
establecer una conversación sin sentido
antes que retomar el camino equivocado,
acaso pude comprender que a veces Filadelfia
se encuentra más cerca que la ruta
más ágil por el camino de Santiago,
o si tiene realmente sentido
ahondar en las profundidades cenagosas
antes que escuchar la temblorosa voz
de la sabiduría vestida de canas.
Y todo, fue en ese lugar,
donde vientos y huracanes luchaban
por ganar el pulso del poder,
allí donde invoqué la estupidez
para tratar de entender a aquellos
que se visten bajo su bandera
y se peinan con el ondular de su letargo.
Creedme, todo fue en ese lugar,
todo creció bajo los pies
dejándose pisar por mis deportivos manchados,
ahogándose con la brillantina savia
y con las secuencias
que, de vez en cuando,
te obsequian los sentidos.
A todo esto,
no sé si me he perdido,
si voy por el camino más ágil de Santiago,
o entre cabezada y cabezada
crucé el charco
y me encuentro a pocas leguas de Filadelfia.
Lo de leguas, es por lo americano,
ya me entendéis.

[MarRevuelta]

Buena pregunta, y la respuesta siempre es más fácil si no estamos del todo despiertos. Me ha gustado mucho. Abrazos

[Ignacio Fajardo]

Deben tener razón los que hablan de la experiencia mística del camino (el de Santiago y otros). Tal vez el agotamiento deriva en un estado místico, tal vez. Lo cierto es que de todo esto te queda un poema mágico y sugerente.

Un saludo a Filadelfia de los americanos.