Marcho.-

[federico ruibal]

Marcho ciñendo la vela a mi delirio.

Doblado en el timón
voy trazando los húmedos rieles.

Con los labios abiertos de la sed
voy tallando los surcos en mi pena.

Rumbo hacia esa parte donde la luz se opaca
donde el día pierda sus trazas de gobierno.

Allí donde la niebla confunda a la razón,
por afirmarme en pos de mi quimera.

Porque este mar no es taza a mi medida
esta tierra es tierra extraña, y este cielo...

[José Manuel Sáiz]

Me ha gustado todo el poema, pero especialmente la forma de acabarlo. Dejas en el aire la conclusión para el lector de una forma brillante. Me ha parecido un trabajo excelente.
Abrazos.
J. Manuel

[Lillian Hernández]

"Porque este mar no es taza a mi medida
esta tierra es tierra extraña, y este cielo..."


¡Cuánto comparto tu concepción
de la tierra de la que hablas! Lo sabes.

Muy buen poema, Fede.

Cariños.

lh

[Marcos de la Mancebía]

... y este cielo...

...es mi designio; el insólito e inmenso misterio al que marcho.

Un abrazo.

Marcos

[federico ruibal]

Un abrazo, Jose Manuel. Parto para tu blog.

Federico.-

[federico ruibal]

Lillian, qué alegría. Mejor lo dijo Atahualpa, con alquello de:


Soñé que el río me hablaba
Con voz de nieve cumbreña
Y dulce, me recordaba
Las cosas de mi querencia.

Tu que puedes, vuélvete
Me dijo el río llorando
Los cerros que tanto quieres
-me dijo-
allá te están esperando.

Es cosa triste ser río
Quién pudiera ser laguna
Oír el silbo del junco
Cuando lo besa la luna.

Qué cosas más parecidas
Son tu destino y el mío
Vivir cantando y penando
Por esos largos caminos.

Solo que en el poema presente soy el río. Del todo imposible es la vuelta
en el tiempo.

[federico ruibal]

Marcos, tente. Y si te vas, escribe
de lo que vieres.

Un abrazo.


Federico.-

[carmen iglesia]

EStoy con José Manuel, me gusta que nos dejes terminar el poema...

Un placer leerte,

Carmen