En su luz,
rompiendo la mordiente del severo camino dispusimos la entrega y el ánimo en pos de intención y promesa.
Sin pronunciar oración elevé mis pasos en las sendas y montes ungidos por miles de huellas nacidas del fuego, invitándome a comprender las alturas y los signos.
Los favores de la tierra en su dispendio tallaban la flora y los relieves, como acudiendo a una danza donde la desnudez del aire se elevaba en arquitectura y glaciares; un beso sin distancias al espacio infinito, al techo de la vieja Europa: Mont-Blanc, sueño y verdad.
Sendas de Luna Llena
Adicto a Liryc Storm
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