Raúl Pozo Madrid escribió:Hoy extiendo las manos,
sus líneas diferentes al paso de los días,
esos montes ocultos que descifran deseos,
y vuelven al camino por miedo a perderse. (estraviarse)
¿Dónde reconocerme?
guardada la raíz (el manto que encerró
la ardiente melodía al infinito),
(se cubrieron) cubrieron de escamas las semillas azules,
succionando (succionándole) el sueño a la mirada
para evitar el brote adolescente.
Tuve que caminar con tules incoloros,
alejada del fuego que anidaba en los ojos, (párpados)
al son de otros recuerdos y rosarios en cruz.
Cautiva en la bóveda,
protegida de la luz que ciega a la paloma
virgen, y me olvidé -desangrado el caballo-
del débil tallo de las rosas, su perfume,
y supe tarde, que dentro hacía frío,
mientras fuera los templos perseguían quimeras.
Pilar, el poema es maravilloso. A mi juicio, habría que limarle algún fallo en el ritmo de endecasílabos y alejandrinos que rige esta obra, como la asonancia: incoloros y ojos.
El la última estrofa bastaría con pasar (virgen) al siguiente verso y eliminar (débil)
Es una apreciación desde lo que sería un poema en verso blanco, pero tú eres dueña del poema.
Un placer.
Gracias, Raúl, por tu extenso y sabio comentario. Como verás he rectificado dos de tus apreciaciones, que me parecieron muy oportunas, otras las he dejado porque creo que cambiaban el sentido que quise darle.
Nuevamente, gracias, aprecio tu interés.
Abrazos
Pilar