El Astrolabio

[Rafael Teicher]

El Astrolabio



Tienes un astrolabio que echa luces como un búfalo, guardado en una caja.

Sientes que la caja es tu cuerpo, que ella es la conciencia de la madera que se ha ordenado según la forma de la caja, vale decir: tú.

Sucede que el astrolabio es un nudo de verbos y de cosas, una zona de significación blanda a la que le atribuyes tanto el salto de una termita, como el aroma del Ganges, o la propiedad de la evaporación.

( Y todo signo es la premonición del vuelo. )

Entonces en tu corazón hay un aleteo que quiere abrirse en forma de palabra, un nacimiento.

Pero volvamos al astrolabio.

¿Un astrolabio es un giróscopo extroyectado o una lógica lingüística vuelta objeto, masa de sombra?

No alcanzas nunca el rabo del conejo que huye, por eso lloras con tinta, con cursor, con muñón de grafito sangriento.

Lloramos siempre.

El astrolabio es la “cosa en sí”, un vacío perfecto detrás de una sensación conjunta, designada, salva.

Si alejas el astrolabio, disminuye de tamaño, si lo aplastas con un martillo se extiende su cantidad de masa, si lo arrojas contra un vidrio los jazmines no crecen más y ella se pierde con otro.

El astrolabio gira según la velocidad a la que gira la manecilla —que gira sonriente imitando la cadencia rotatoria del astrolabio.
Todo como en un complejo interactivo de especularidad bajo las aguas. Todo en susurro.

El astrolabio existe porque te regalaron la caja, con apliques de carey, con conchillas pintadas a mano, con herrajes.
Antes de que te regalaran la caja era un mazo de naipes, un botón, o el beso de un ogro cerca de una fuente.

El astrolabio ha sido construido por un ojo matemático, te mira ubicuamente como si fuera la figura de un sueño, como si fuera un tren detenido, o una pipa.

Sin embargo, todos sabemos que el astrolabio es una zona de sensaciones convenida tácita y socialmente como objeto permanente —el astrolabio—; lo que todos no saben, lo que es conocimiento hermético, pre-magia, es que las convenciones sociales vienen determinadas por el soplo de azar que sale de la boca que habla.

Hablamos el astrolabio como hablamos el cuerpo. Eso es el ser.

Dentro de la caja el astrolabio duerme, se incuba.

A veces lo has pillado levitando como un disco sobre los geranios.
Otras veces parace nervioso y rasca la ventana como una garra de lluvia.

Dicen que dentro de los astrolabios hay un pedacito de papel donde está escrito, en griego y con sangre de cuervo, el modo de hacer la masa para el vidrio.

¿Será cierto que si impones el astrolabio entre dos espejos, lo matas?

¿Cuáles son sus ojos?, ¿las aspas?

Todos los astrolabios son azules, eso te hace olvidar un poco que tu corazón es un astrolabio, o que los astrtolabios son corazones de mono o de hada que se han caído del cuenco.

Cuando se retuercen sus agujas y se transforman todos como los contorsionistas de circo, emanan perfume de mujer en el acto del amor. También gimen en sánscrito un poema de Rumi, pero pocos comprenden esa lengua.

Tienes un astrolabio guardado en el estuche como unas gafas de lectura, como una tijeras de modista. Lo crias como a un hámster.

Si estiras los dedos buscando el astrolabio, el astrolabio muda en moño. Si lo golpeas te duele la rodilla.

Cuando estás fuera de casa el astrolabio queda dentro de ti. Cuando regresas, sientes que sales hacia el astrolabio, o que el astrolabio te come amorosamente como un camello a una brizna de pasto.

Y es tanta la felicidad por tener tu astrolabio apresado en una topología, que olvidas la muerte y te echas a fumar a cielo abierto.


Rafael Teicher

[Viví Flores Massares]

¿Por qué siempre tengo, al leerte, Teicher, esa sensación de que me hablas sólo a mí y mirándome a los ojos? ¿Ese es el secreto para ser buen escritor? ¿Que tu astrolabio se comunique con todos los demás como si fuesen solos en el mundo?
Eres muy bueno, Teicher, y algo de envidia non sancta me corroe los herrajes de la cajita.
pufff.

[Rafael Teicher]

Creo que dices bien, que preguntas bien; el texto adqiere una ciertta conciencia zoológica, independiente de la de su autor, por tanto, gesta relaciones interpersonales con el entorno, resultando la impresión de una exclusividad en el trato

Gracias por tus palabras Viví

Rafael

[Administración Alaire]

Feliz Año Nuevo, amigo Rafael.
Un cordial abrazo.