La Historia de las dos Bolitas de Autosatisfacción

Cuentos, historias, relatos, novelas, reportajes y artículos de opinión que no tengan que ver con la poesía, todo dentro de una amplia libertad de expresión y, sobre todo, siempre observando un escrupuloso respeto hacia los intervinientes.

Moderador: Hallie Hernández Alfaro

Rafael Teicher
Mensajes: 981
Registrado: Lun, 11 Feb 2008 19:25

La Historia de las dos Bolitas de Autosatisfacción

Mensaje sin leer por Rafael Teicher »

La Historia de las dos Bolitas de Autosatisfacción



Candelaria y Adalberto se conocieron en un bar pequeño un día muy frío; hechos estos últimos que coadyuvaron a la pronta y frenética dependencia afectiva entre ambos. Que se enamoraron, que tanto. Que uno le cogía las manos al otro como si fueses manojos de helados cilíndricos, y que las llevaba a la boca en trance, esas cosas.


Candelaria era mujer de viejas costumbres. Consideraba su cuerpo cual un áncora de salvación, esos pomposos libracos católicos de los años de la guerra. En otros términos, pretendía que su cuerpo era un premio, un acertijo. De modo que Adalberto se vio constreñido a un conjunto de actitudes más bien emprendedoras, ajenas a su genuina naturaleza de orden intelectivo.Que la llevaba a la cama con cierta lentitud quelónica, con pereza, digamos. Por otra parte, Candelaria, lejos estaba de honrar su nombre, ya que si de encendimientos se trata, ella permanecía como una cerilla quemada, e inmóvil entre las cobijas como un mármol.

Así las cosas, Adalberto decidió que era conveniente estrechar lazos, y con la precipitación de un niño, rentó un regio PH en las afueras de la ciudad —para poder concentrarnos más, le dijo a Candelaria—. Y allí se mudaron los dos un sábado luminoso como una cabeza rubia.

Los desencuentros comenzaron a la hora del desayuno, ya que ambos esperaban que por arte de alguna maniobra tácita, o mágica, las tostadasvinieran levitando hasta sus regazos. Que eran vagos, que tanto.
Candelaria se fue abandonando al gustillo del ocio con total desenfado, mientras que Adalberto hacía lo propio a todo vapor, con júbilo diabólico y expresión risueña.
De manera que se fueron acostumbrando a sus propios aromas,y a las cascarillas y las pelusas que se apoderaron con beneplácito de las geografías entregadas de sus cuerpos cada vez más flacos. Claro, habían pospuesto la espinosa ingesta de alimentos. Incluso, la búsqueda de los mismos por cualquier medio o mediante cualquier especie de esfuerzo.

Al poco tiempo, Candelaria y Adalberto comenzaron a distanciarse. Que se instalaron a un metro uno del otro, eso. Lo curioso es que ambos adoptaron la misma asana o postura corporal para permanecer hieráticos. Esa postura, lamentablemente, fue la del ovillo. Y decimos lamentablemente, porque esos plegamientos intempestivos se las traen. Que tienen o traen cola. Y eso es de preciso lo que ocurría con ellos, con Adalberto y Candelaria. Se ovillaron no sin una ocurrencia siniestra y a la vez tragicómica. Se ovillaron según las antigua y nunca bien ponderada disciplina de la autosatisfacción.Vale decir: que se cerraron sobre sí mismos cual capullitos de rosa, pero aplena succión. ¡Sí! Escuchasteis bien. Se retorcieron plásticamente sobre sus propios ombligos, pero habiendo conquistado la absoluta independencia que confiere la auto-felación continua. Que se masturbaban oralmente con total descoco y gloria.
Así fueron pasando los días y ambas bolitas de autosatisfacción permanecían abocadas a sus menesteres particulares con pulcritud y serenidad, como si se tratase de dos crisálidas o dos huevos inversos, decreciendo, des-madurando, desapareciendo, que tanto.

Las plantas del patio se secaron, la casilla de mensajes del teléfono se colmó de voces y luego hizo un ruido seco definitivo. Cortaron los servicios y las dos bolitas de autosatisfacción —Adalberto y Candelaria— se quedaron en la penumbra. Solamente se oía una suerte de ronroneo perpetuo y suave, como el murmullo de un grillo agónico y dulce. El parpadeo de una lámpara, parecía aquello: eran sus labios entrompaditos que chupaban el eterno caramelo de Narciso.

Lentamente, al paso quizás de las estaciones, o de alguna forma de composición astrológica, las dos bolitas fueron mermando. Que se achicaban, o se deshinchaban como balones de básquetbol.

Un día gélido e inundado de rayos parejos, al mediodía, las dos bolitas de autosatisfacción atravesaron el umbral. Cruzaron aquella frontera matemática, o topológica, más allá de la cual el peso, o la masa, o algo, ya no admite, o no resiste, o algo.

Que dejaron de persistir, y entonces, de estar, o de ser, o algo.



Rafael Teicher
Hallie Hernández Alfaro
Mensajes: 19451
Registrado: Mié, 16 Ene 2008 23:20

Mensaje sin leer por Hallie Hernández Alfaro »

Rafael, este relato es sencillamente genial, eso.
La poesía lo impregna todo y los personajes son una creación arriesgada de belleza, tanto.

Aplausos fuertes , pero muy fuertes!!!!

Un abrazo con admiración y respeto.

Hallie
"En el haz áureo de tu faro están mis pasos
porque yo que nunca pisé otro camino que el de tu luz
no tengo más sendero que el que traza tu ojo dorado
sobre el confín oscuro de este mar sin orillas."

El faro, Ramón Carballal
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MarRevuelta
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Mensaje sin leer por MarRevuelta »

Qué imaginación y vaya forma de desarrollarla. Aquí me quedo releyendo con la risa asegurada otra vez y volveré, eso seguro.
Abrazos admirados.
Rafael Teicher
Mensajes: 981
Registrado: Lun, 11 Feb 2008 19:25

gracias hallie

Mensaje sin leer por Rafael Teicher »

Muchas gracias Hallie por tus comentarios y aliento tan gentil

te agradezco

un fuerte y fraternal saludo

Rafael
Rafael Teicher
Mensajes: 981
Registrado: Lun, 11 Feb 2008 19:25

re: La Historia de las dos Bolitas de Autosatisfacción

Mensaje sin leer por Rafael Teicher »

Muchas gracias Mar y me alegra que te haya hecho reir

un saludo fraterno desde Argentina

Rafael
cristian
Mensajes: 13
Registrado: Dom, 14 Sep 2008 17:51

Mensaje sin leer por cristian »

Hola, me encantó el relato y la forma en como te engancha hasta el final. Lo que encontré más genial - independiente de todo el cuerpo del relato- fue esas frases que ponías al final de algunos párrafos, "que tanto", las cuales me sonaban como que lo dicho anteriormente no importara tanto, por lo menos más de lo que venía a continuación.
Saludos
Rafael Teicher
Mensajes: 981
Registrado: Lun, 11 Feb 2008 19:25

re: La Historia de las dos Bolitas de Autosatisfacción

Mensaje sin leer por Rafael Teicher »

muchas gracias Cristian. Me ha gustado mucho que te guste y coincido con tu iteligente apreciación del uso de recursos durante el cuento.

Realmente ha sido una alegría encontrarme con tus palabras

un saludo fraternal y argentino

Rafael
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Macedonio Tracel
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Registrado: Dom, 24 Feb 2013 17:03
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Mensaje sin leer por Macedonio Tracel »

que por favor lean esto, que tanto!
"nada es posible, pese a todo, sin el poema,
sin el poema que rejunte una a una las migajas"
Alberto Szpunberg
Hallie Hernández Alfaro
Mensajes: 19451
Registrado: Mié, 16 Ene 2008 23:20

Mensaje sin leer por Hallie Hernández Alfaro »

Gracias, Macedonio, por subir este magnífico texto.

Salud y felicidad.
"En el haz áureo de tu faro están mis pasos
porque yo que nunca pisé otro camino que el de tu luz
no tengo más sendero que el que traza tu ojo dorado
sobre el confín oscuro de este mar sin orillas."

El faro, Ramón Carballal
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