Las Casas de Buenos Aires
Moderadores: J. J. Martínez Ferreiro, Rafel Calle
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Las Casas de Buenos Aires
Cuando duermes en una casona en Buenos Aires te vuelves húmedo como un beso, hueles a sombrero en todo el cuerpo
Todas las casas de Buenos Aires tienen escaleras que dan vueltas como echarpes, siguen el rastro de los dados del demonio para estirarse, crecen como niños bobos hasta tocar el cielo con los brazos
Las casas de Buenos Aires son mujeres que vienen de Montevideo huyendo de la espesura de la noche, y llegan en los autos
Al frente de los caserones de Buenos Aires hay farolas negras que se menean como gitanas, hay brillo de babosas en el pasto
Los muros laterales son del color del jabón, con pisadas verticales de astros decadentes, planificadas por el entrevero de los mirlos, esquinadas como ojos
Los sapos hacen corro alrededor de la cintura de la planta baja de las casas, graban con la lengua símbolos masónicos en las claraboyas destrabadas, y perfiles de rosa en los cerrojos
Dicen que en estas mansiones se conserva el cuerpo del silencio en una caja, dicen que los espejos son pesados como estrellas, que hay huesos que refulgen como perlas junto a las ventanas, o de rodillas en los charcos
Los vestíbulos de las casas de Buenos Aires están embaldosados de modo irregular, hay lluvia colada en las huellas de los pájaros
Generalmente las hamacas de hierro se bambolean al anochecer y los duraznos se abren como pelucas o como piernas blancas en el centro de las casas de los barrios altos
Las risas chillan como grandes pavos sin reino, vibran las paredes como vestidos muertos, se vuelve brillantina el recuerdo de las manos, la madera de las balaustradas reclama el destino de los báculos
Las calesitas de los patios están llenas de lenguas de gato y de jazmines que se arrastran como llantos
El vacío de los aullidos camina por estas casas llevando las botas en el puño para no incomodar a los fantasmas, ladran las bolsas en los sótanos cerrados
Si te encargan pintar a la témpera una casa porteña, has de utilizar sólo amarillo, y ceniza de fósforos para las tejas o aliento de tabaco
Las niñas saltan a la cuerda los días de viento y las criadas sacuden las alfombras cuando gimen las ruedas cansinas de los carros
Las casonas de Buenos Aires nunca han sido habitadas por los hombres, son más bien ensayos matemáticos, protestas, cápsulas en clave que triunfan sobre el humo, que atraviesan vengativas la advertencia de las horas
En algunos naipes europeos los enanos han dibujado ciertas puertas de estas casas milenarias, son arcos con escudos diminutos, lanzas en cruz como los golpes, filigrana interna de la caja de Pandora
Eso es lo que son las casas porteñas, manchas de dinero en la yema, hedor del diario cuando escampa, betún del féretro que cae al fango con las manijas abiertas y cantando
Yo sueño que los títeres tienen sus conciliábulos terribles en los pasillos de estas casas de dos plantas pergeñadas contra el mármol
Si me pides que te acompañe hasta el aljibe del jardín de una de ellas, me vestiré de fiesta con una capa de canutillos, y llevaré botellas
Al ocaso, siempre hay un cirio tambaleante entre los árboles, el rumor del tráfico declina, se escucha el soplido de las balas sin dueño, baten los plumones, caen los cálculos en vasos de cristal como los pensamientos de una reina
Los vidrios son más gruesos dentro de las casas de Buenos Aires, todo lo que tocas suena como las teclas, misteriosamente encuentras albahaca en tus bolsillos, te mareas como frente a un paso de caballos, entras en la niebla
He visto a niños trepar las casas porteñas como monos y enarbolar banderas negras
Los mayordomos de los caserones de Buenos Aires no usan calcetines y se los identifica por las sortijas plateadas, las damas de la cocina llevan ciruelas podridas a las mesas
Si te paras en el comedor de una mansión porteña a mediodía puedes observar que te circundan cinco sombras giratorias como cinco brujas viejas
Las hormigas cruzan los senderos que suben a las casas como latigazos lentos dados por madonas, se oye el lamento de una soprano enfurecida
No sé por qué creo que todas las casas de Buenos Aires caben en la concavidad de un contrabajo, que son plegables como poliedros escolares, que son restos extraídos de los ojos de un loco
No sé por qué me creo que existen o que tienen ahorcados pendiendo en los nogales sarmentosos
No sé por qué las amo tanto que me duele la garganta solo de escribir sus nombres
Rafael Teicher
- Rafel Calle
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re: Las Casas de Buenos Aires
me agradan los ámbitos hechos de textos!
Gracias
Rafael
- Lourdes Spin
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Gracias Rafel
Rafael
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Gracias Spin
Gracias
Rafael
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re: Las Casas de Buenos Aires
No me quiero ir sin destacar algunas cosas que me han encantado:
Dicen que en estas mansiones se conserva el cuerpo del silencio en una caja, dicen que los espejos son pesados como estrellas, que hay huesos que refulgen como perlas junto a las ventanas, o de rodillas en los charcos
.......
Las hormigas cruzan los senderos que suben a las casas como latigazos lentos dados por madonas, se oye el lamento de una soprano enfurecida
Es realmente maravilloso que alguien describa así las cosas, estoy segura que si éto lo leyera la gente como leen esas novelas tan mimadas por el marketing y la publicidad, todo lo que nos rodea nos parecería inmensamente más hermoso.
Un placer leerte
Sara
F.G.L
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re: Las Casas de Buenos Aires Sara
Muchas Gracias
Muy a gusto
Rafael
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- Macedonio Tracel
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re: Las Casas de Buenos Aires
sin el poema que rejunte una a una las migajas"
Alberto Szpunberg
- Macedonio Tracel
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- Ricardo Serna G
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re: Las Casas de Buenos Aires
me encantó tu poema, querido amigo
un abrazo fuerte
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Ricardo Serna G
- Rafel Calle
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Re: Las Casas de Buenos Aires
Re: Las Casas de Buenos Aires
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Re: Las Casas de Buenos Aires
Rafael Teicher escribió:Las Casas de Buenos Aires
Cuando duermes en una casona en Buenos Aires te vuelves húmedo como un beso, hueles a sombrero en todo el cuerpo
Todas las casas de Buenos Aires tienen escaleras que dan vueltas como echarpes, siguen el rastro de los dados del demonio para estirarse, crecen como niños bobos hasta tocar el cielo con los brazos
Las casas de Buenos Aires son mujeres que vienen de Montevideo huyendo de la espesura de la noche, y llegan en los autos
Al frente de los caserones de Buenos Aires hay farolas negras que se menean como gitanas, hay brillo de babosas en el pasto
Los muros laterales son del color del jabón, con pisadas verticales de astros decadentes, planificadas por el entrevero de los mirlos, esquinadas como ojos
Los sapos hacen corro alrededor de la cintura de la planta baja de las casas, graban con la lengua símbolos masónicos en las claraboyas destrabadas, y perfiles de rosa en los cerrojos
Dicen que en estas mansiones se conserva el cuerpo del silencio en una caja, dicen que los espejos son pesados como estrellas, que hay huesos que refulgen como perlas junto a las ventanas, o de rodillas en los charcos
Los vestíbulos de las casas de Buenos Aires están embaldosados de modo irregular, hay lluvia colada en las huellas de los pájaros
Generalmente las hamacas de hierro se bambolean al anochecer y los duraznos se abren como pelucas o como piernas blancas en el centro de las casas de los barrios altos
Las risas chillan como grandes pavos sin reino, vibran las paredes como vestidos muertos, se vuelve brillantina el recuerdo de las manos, la madera de las balaustradas reclama el destino de los báculos
Las calesitas de los patios están llenas de lenguas de gato y de jazmines que se arrastran como llantos
El vacío de los aullidos camina por estas casas llevando las botas en el puño para no incomodar a los fantasmas, ladran las bolsas en los sótanos cerrados
Si te encargan pintar a la témpera una casa porteña, has de utilizar sólo amarillo, y ceniza de fósforos para las tejas o aliento de tabaco
Las niñas saltan a la cuerda los días de viento y las criadas sacuden las alfombras cuando gimen las ruedas cansinas de los carros
Las casonas de Buenos Aires nunca han sido habitadas por los hombres, son más bien ensayos matemáticos, protestas, cápsulas en clave que triunfan sobre el humo, que atraviesan vengativas la advertencia de las horas
En algunos naipes europeos los enanos han dibujado ciertas puertas de estas casas milenarias, son arcos con escudos diminutos, lanzas en cruz como los golpes, filigrana interna de la caja de Pandora
Eso es lo que son las casas porteñas, manchas de dinero en la yema, hedor del diario cuando escampa, betún del féretro que cae al fango con las manijas abiertas y cantando
Yo sueño que los títeres tienen sus conciliábulos terribles en los pasillos de estas casas de dos plantas pergeñadas contra el mármol
Si me pides que te acompañe hasta el aljibe del jardín de una de ellas, me vestiré de fiesta con una capa de canutillos, y llevaré botellas
Al ocaso, siempre hay un cirio tambaleante entre los árboles, el rumor del tráfico declina, se escucha el soplido de las balas sin dueño, baten los plumones, caen los cálculos en vasos de cristal como los pensamientos de una reina
Los vidrios son más gruesos dentro de las casas de Buenos Aires, todo lo que tocas suena como las teclas, misteriosamente encuentras albahaca en tus bolsillos, te mareas como frente a un paso de caballos, entras en la niebla
He visto a niños trepar las casas porteñas como monos y enarbolar banderas negras
Los mayordomos de los caserones de Buenos Aires no usan calcetines y se los identifica por las sortijas plateadas, las damas de la cocina llevan ciruelas podridas a las mesas
Si te paras en el comedor de una mansión porteña a mediodía puedes observar que te circundan cinco sombras giratorias como cinco brujas viejas
Las hormigas cruzan los senderos que suben a las casas como latigazos lentos dados por madonas, se oye el lamento de una soprano enfurecida
No sé por qué creo que todas las casas de Buenos Aires caben en la concavidad de un contrabajo, que son plegables como poliedros escolares, que son restos extraídos de los ojos de un loco
No sé por qué me creo que existen o que tienen ahorcados pendiendo en los nogales sarmentosos
No sé por qué las amo tanto que me duele la garganta solo de escribir sus nombres
Rafael Teicher
WOW! Teicher dondequiera que te encuentres ojala sea escribiendo mas sobre Argentina. Creo que en ningún otro lenguaje se pudiera decir tanto. Mi admiracion, ERA