
Perdónate, no será en vano.
Madrugadas y mimos
nostalgias y nuncas, calma y desgana,
perdónate el grito de la escopeta descargada.
La excusa mínima
esa lágrima que lloraste entre verdades irrefutables
perdónate cada caverna y cada olvido
omisiones, desahucios, boca sin palabras.
Que mueran ventura y desventura, no importa,
que se llamen amnesia o noticia o pronóstico...
tampoco importa.
Absuélvete y enmudece el escarnio
y en el último vagón de los dolores
hunde las paredes en el barrio incalculable.
Hazte un dialecto a la medida,
y con telepática nota
escríbeme única y original la más alta canción de protesta
para no permitir más de una pregunta sin respuesta
aunque tenga el verbo firme y apasionado.
Discúlpate, exímete, perdónate de buena gana
con escándalo, sin tiento,
que ya viene la caricia de una posdata
y mi corazón irrefrenable y erguido
ama el brillo de tu guerra en el ímpetu de tu hazaña.