
Mi alma esta triste, cansada de andar
sin que nadie la reconozca.
He fluido de un mundo de necios
y exiliándome voluntariamente llegué a este pueblo
donde anónima comencé de nuevo.
Busque la sal de la tierra y el agua de los crepúsculos
hallando algún que otro pájaro bobo que como yo
se multiplicaba haciendo de la palabra libertad,
expresión constante de la voz.
Poco a poco me fui internando en la espesura,
complejidad y fui aprendiendo a soportar la indiferencia
con que el transeúnte pisaba el asfalto reciente,
ignorando el trabajo que expuesto quedaba a su alcance.
Ahora mi alma se entristeció, el dolor hizo mella
y cansada no sabe seguir, no quiere seguir,
sus palabras no son vencedoras de batallas,
sino que están vencidas antes de lanzar su reto.
Hoy mi voz apenas se oye, intenta gritar,
¿para qué? si a ella solo...
la habita el olvido.
Lara – 2 – 5 - 2009