
ú
abusas
de esta
inocencia
desnacida
de este pabilo
que lentamente
se deja
arder
y
minimizas
los efectos
-secundarios-
de tus acciones
como si poco a poco
esta levedad pudiera
recuperar sustancia
o destinar
el motivo del viaje
abarcando
desde el silencio
la razón
de su existencia.