Moderadores: J. J. Martínez Ferreiro, Rafel Calle
Pilar Morte escribió:Espero que si damos una vuelta de campana sea, como el juego, para quedarnos en pié
Un abrazo
Pilar
Óscar Bartolomé Poy escribió:Como cada mañana desde que el tiempo es tiempo,
el mundo se despereza indolente acusando la resaca vespertina,
luego se contempla ojeroso frente al espejo, incapaz de aceptar su propia imagen,
y mientras se restriega con parsimonia los ojos para quitarse las legañas,
tupidas como una vasta tela de araña,
esboza una mueca de hastío y bosteza enseñándonos sus colmillos,
sucios y buidos y con un frío brillo en el filo.
Con el pitido de la cafetera y el olor a gasolina,
la mediana de la carretera se difumina en rayas de cocaína,
el resplandor de un faro en la niebla nubla la vista de nicotina,
y en un choque frontal, el conductor sale despedido por el parabrisas.
La muerte es un ritual tan antiguo como la noche de los tiempos.
¿Cuántas vueltas de campana nos dará hoy la vida?
© Óscar Bartolomé Poy. Todos los derechos reservados.
Nésthor Olalla escribió:ÓSCAR...
la muerte es un hábito tan cotidiano como ese pitido de la cafetera, compañero.
Excelentes tus letras.
Un abrazo
Jaume vendrell KYUSS escribió:como la vida misma...grande tu poema...un abrazo Oscar
Rafel Calle escribió:Precioso poema, amigo Óscar.
Ese giro hacia el verso largo, creo que te favorece mucho, y puede que no sea casual, ya que tu prosa es excelente y el verso libre mayor es, dentro del mundo de los versos, lo que más se le parece.
Ha sido un placer leerte. Felicidades por el poema.
Un cordial abrazo.
Fermín Lasarte escribió:Óscar Bartolomé Poy escribió:Como cada mañana desde que el tiempo es tiempo,
el mundo se despereza indolente acusando la resaca vespertina,
luego se contempla ojeroso frente al espejo, incapaz de aceptar su propia imagen,
y mientras se restriega con parsimonia los ojos para quitarse las legañas,
tupidas como una vasta tela de araña,
esboza una mueca de hastío y bosteza enseñándonos sus colmillos,
sucios y buidos y con un frío brillo en el filo.
Con el pitido de la cafetera y el olor a gasolina,
la mediana de la carretera se difumina en rayas de cocaína,
el resplandor de un faro en la niebla nubla la vista de nicotina,
y en un choque frontal, el conductor sale despedido por el parabrisas.
La muerte es un ritual tan antiguo como la noche de los tiempos.
¿Cuántas vueltas de campana nos dará hoy la vida?
© Óscar Bartolomé Poy. Todos los derechos reservados.
Óscar es un poema que deja una sensación deinseguridad permanente, de fragilidad ante la vida. Somos un suspiro en eluniverso y en cualquier momento no estamos más, eso me pareció de unexistencialismo puro. Por otra parte la primera estrofa parece cálida, evoca eldespertar de cualquier mortal, aunque el que despierte es el mundo, es comofríamente rutinario, eso ambienta el poema y lo pone en situación. Y lasegunda estrofa es el corte, lo imprevisible, la sensación de inseguridad, deque en cualquier momento podemos no estar, nunca más.
Fue un placer leer este poema Óscar, temando un fuerte abrazo.
Amparo Guillem escribió:Este mundo abúlico nos contempla en nuestra cotidianidad; y tu lo plasmas muy bien en esa carretera.
Saludos.
Amparo
José Luis Preciados Galán escribió:Destacable poema donde los "bostezos del hastío",el "frío brillo" y la "espesa niebla"
dan un vigor especial al mensaje que impacta en el lector.
Ese "ritual de la muerte",tan antiguo como la noche de los tiempos, me ha hecho pensar
y he sentido el tañer de las campanas.
Felicidades Óscar
Un cordial abrazo.