El autobús del sueño recorrió tres paradas,
solo a ti te miré, y yo nunca soy yo.
¡Silencio, soledad! No levantes el pío…
Las palabras son tréboles que nacen en la lengua,
lo real son las ramas, vestales, primavera,
y danzan en los ojos entre café y café.
Enero con su escarcha era un testigo anónimo,
y en la esquina redonda nos retaba a los dos.
Pasan las largas horas, sus instantes tan breves,
y de nuevo llegaba otro bus, otro sueño.
Mi amor lleno de vida me besó con su angustia,
el mundo se detuvo, mi corazón, también.