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Me gusta hacer acrósticos dobles. Llevo años haciéndolos.
Me surgió hace unos días la idea de hacer los acrósticos dobles con los nombres de los nueve coros angélicos.
Tardé aproximadamente media hora en escribirlo y otra media en corregirlo. Lo hice en ratos cortos repartidos en tres días.
El 80 % salió de un tirón. El otro 20 % costó algo más. Al principio puse algunos nombres de ciudades como palabras de final de verso. No me convenció mucho el resultado y busqué nombres de estrellas en un catálogo de estrellas.
He buscado algunas repeticiones de palabras como:
plegarias
horas
tictac
otras...
En fin... me gusta esto de escribir acrósticos dobles.
Muchas gracias por tu precioso comentario.
Un abrazo
Ana
Poeta Ana:
Gracias por compartirnos parte de tu proceso creativo. Estoy muy impresionado. Es evidente que tienes una habilidad para construir versos que muchos ya quisiéramos. Me alegra haber coincido contigo y otros poetas del foro que se toman muy en serio esto de hacer versos.
Saludos afectuosos.
Última edición por Alberto León el Sab, 20 Dic 2025 23:15, editado 2 veces en total.
Haciendo poesía moderna (bytelirismo) sin olvidar la tradición.
Extraordinario, Ana; reitero: un extraordinario trabajo de tu mente creadora.
Lo comentaba con una amiga común y muy querida hace poco: no hay nada que no sepa, los sistemas cognitivos de Ana Muela tienen un espectro de excelencia notable.
Me han encantado estos acrósticos dobles angélicos con un despliegue de elementos que me toca y me emociona.
En estos casos, solo queda la ovación sostenida hasta que duelan las palmas.
¡Ole, Ole y Ole! Por este gran trabajo y laborioso Ana. El poema angelical realizado con doble acróstico y endecasílabo, es todo un arte poético de gran envergadura y difícil de llevar bien los enlazamientos de los versos y tú, lo has conseguido brillantemente, mis felicitaciones y aplausos.
Un abrazo y Felices Fiestas.
Lo que más me admira de “Acrósticos dobles angélicos”, la obra de orfebrería versal de Ana Muela Sopeña, es que la técnica no pesa, no se impone al lector: sostiene el poema sin que se note el andamiaje.
Cada estrofa está construida en endecasílabos que comienzan y concluyen formando sinónimos de ángeles, un doble acróstico que multiplica la dificultad. No se trata solo de hacer coincidir letras: hay ritmo, coherencia interna, imágenes que respiran y una musicalidad constante. Quien haya intentado escribir un solo buen endecasílabo sabe lo complejo que es; aquí, además, cada verso responde a una arquitectura previa. Y aun así, el poema fluye.
Ana demuestra una vez más que es una especialista en este tipo de trabajos formales. No juega a la filigrana por exhibición, sino por convicción poética. Cada coro angélico —serafines, querubines, tronos, dominaciones, virtudes, potestades, principados, arcángeles y ángeles— posee su propio tono, su simbología, su pequeño universo. Hay espiritualidad, sí, pero también ciencia, música, naturaleza, tiempo presente. Lo sagrado dialoga con lo contemporáneo sin fricciones.
Llama la atención la gran pericia de Ana para combinar lo litúrgico con lo cósmico, lo antiguo con lo actual: estrellas, nombres propios, referencias científicas, palabras de hoy conviven con rezos, plegarias y conceptos eternos. Esa mezcla le da al poema una sensación de amplitud, como si lo angélico no perteneciera solo al cielo, sino también al mundo que habitamos.
El resultado es una obra de gran coherencia interna, donde la dificultad técnica se convierte en virtud expresiva. Nada suena forzado, nada es accesorio. Todo está donde debe estar, como si cada palabra hubiera encontrado su sitio exacto.
Acrósticos dobles angélicos es una muestra clara de dominio y madurez versal. Un trabajo que demuestra que la técnica, cuando está al servicio de la voz y no al revés, no enfría el poema: lo eleva. Y Ana Muela Sopeña lo hace con naturalidad, con rigor y con una sensibilidad que ya es marca de la casa.
Vaya mi enhorabuena, querida amiga y admirada colega Ana, junto al deseo de que tengas un 2026 pleno de felicidad y salud.
Un fuerte abrazo.
No puedo estar más de acuerdo con el magnífico comentario de Rafel, querida Ana.
Multiplicas la dificultad tan excelentemente que se hace difícil solo pensar en intentarlo.
Enhorabuena y un grandísimo abrazo.
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Marisa Peral Sánchez
¡Nunca te dejes poner
el tornillo que te falta.
Corre y se feliz!
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