Entre dos puntos

[enrique sanmol]

Between Two Points – David Gilmour

David Gilmour hace llorar su Fender
mientras su hija menor toca el arpa y nos canta
sobre equivocaciones, culpa y aceptación.
Aquí terminan los que no pertenecen a ningún sitio,
en este desconsuelo que nos vino entregado,
como el mar y los amaneceres
donde apoyamos la cabeza
para acabar hundiéndonos un poco más.
El viaje fue aquello que pasó,
dos puntos alejados que no supimos unir,
el mapa de la juventud eterna
que convertía el dolor
en canciones equivocadas;
lugares donde luces destellantes
y sirenas gemían solicitando paso
recordándonos la ceniza que siempre fuimos.
Nos entregaron un albarán de gasolina y fuego
y un disfraz de bufón
con el que fingir una carcajada.
Transitamos entre dos puntos
sin posibilidad de vuelta atrás.
Después —siempre lo supiste—,
nunca hubo nada.

[Alejandro Costa]

Quito el 0 a este poema, con la intención de que vuele.

Desde luego, merece visitas.

Ha sido un placer.

Abrazos.

[Ulises C.J.]

Menudas imágenes nos has traído en tu poema, amigo.
Reminiscencias de una juventud que siempre creímos eterna.
Tu poema une muchos puntos (tal vez los que no supimos unir). Hoy es otro viaje. ("Ha habido otra carrera y otras palmas se han conquistado" William Wordsworth)
Me ha sugerido muchas cosas. También comparto contigo la admiración por David Gilmour. Su Fender siempre solloza cantando.
Creo que también comparto contigo "terreta" y el barrio de mi juventud.
Me encanta como escribes Enrique.
Abrazos.

[Carmela Viñas]

Duele la nostalgia del ayer que quedó entre esos dos puntos sin unir.
Un poema que disfruté en su mensaje y composición, Enrique. La elección de David Gilmour es perfecta.

Abrazos

[Alberto León]

Between Two Points – David Gilmour

David Gilmour hace llorar su Fender
mientras su hija menor toca el arpa y nos canta
sobre equivocaciones, culpa y aceptación.
Aquí terminan los que no pertenecen a ningún sitio,
en este desconsuelo que nos vino entregado,
como el mar y los amaneceres
donde apoyamos la cabeza
para acabar hundiéndonos un poco más.
El viaje fue aquello que pasó,
dos puntos alejados que no supimos unir,
el mapa de la juventud eterna
que convertía el dolor
en canciones equivocadas;
lugares donde luces destellantes
y sirenas gemían solicitando paso
recordándonos la ceniza que siempre fuimos.
Nos entregaron un albarán de gasolina y fuego
y un disfraz de bufón
con el que fingir una carcajada.
Transitamos entre dos puntos
sin posibilidad de vuelta atrás.
Después —siempre lo supiste—,
nunca hubo nada.

Poeta Enrique:

Como bien dice el poeta Alejandro, este texto merece volar así como vuela la música del gran Gilmour. Una suave melancolía baña cada uno de esto interesantes versos donde la conciencia de nuestra finitud está espléndidamente tratada. Al finalizar la lectura a mi mente llegó el eco de un fascinante poema de Jaime Gil de Biedma, "No volveré a ser Joven". Si me permites te comparto la version musicalizada de Loquillo. Saludos afectuosos:

[F. Enrique]

Nos entregaron un albarán de gasolina y fuego
y un disfraz de bufón
con el que fingir una carcajada.

Este canto entregado a la tristeza llora en las esquinas. Nos entrega con crudeza lo que hemos sido, mientras pensamos que no sabremos vivir en los labios del recuerdo, estamos ahí, indefensos, perdidos, entre dos puntos.

Has sabido crear una atmósfera adecuada que nos guía sin sentido por los acordes del desencanto, no supimos jugar y, sin embargo, añoramos el sentido lúdico de seguir alentando la esperanza que yace en un vacío cuando todo se desvanece en la vereda del desencanto.

Muy buen poema.

Un abrazo.

[Ramón Carballal]

La juventud nos hace soñar, el desencanto viene después cuando echamos la vista atrás y nos damos cuenta de que no se cumplieron los sueños. Muy buen poema. Abrazos.

[Horacio O'Clock]

Una crónica poético-musical de la decepción, del desencanto, del desconsuelo, del vacío, no exenta de gran belleza y lirismo.
Un saludo, amigo Enrique.