El telón

[Alejandro Costa]

No me digas que no puedo verte.

Las golondrinas hoy vuelan demasiado bajo,
será porque el cielo les asusta,
porque la aurora las esparce sin ningún sentido,
o porque el reloj de la consciencia dejó sin mover la maquinaria.

Debo de estar loco,
si los astros no quieren seguir buceando en la inmensidad de las estrellas,
si mis ojos, cada vez más castigados,
anuncian la oscuridad paralela de los días.

No sabes qué es lo que digo,
tampoco yo me entiendo,
pero no sé discutir conmigo,
nunca supe de qué lado viene el viento,
más nunca lo sabré, jamás le he conocido.

Quiero dividir las horas, en trocitos,
como la porción de una tarta sin compañía,
la que siempre parece apetecerme,
y dejo desmenuzada en un pequeño plato frío.

Ahora, pienso en el ayer adormecido
y trato de refrescar una mirada indomable,
que no me deja más que el resquicio de las lágrimas
y el telón de un final de oscuro destino.

No me digas que no puedo verte,
mientras te escondes para prolongar mi castigo.

[Concha Vidal]

A veces, no comprendo como los poemas se quedan sin comentarios querido Jandro.
Tanto como se aprende de ellos, con telón, golondrinas o confidencias, siempre queda la consciencia de quien lo ha escrito.
Abrazos de mar compartido.