Cada noche persigo al fantasma que fuiste

[Ramón Carballal]

Has convidado al solsticio, a la sangre del poeta,
al dios que elucubra, a tu rosa azul en el alfeizar.

Es un abril místico con el canto fúnebre del pájaro,
en qué papel escribiste líneas de nieve que se hacían largas
como disparos interminables en ráfagas de luz.

El tesoro llegó con el carámbano, con el frío de un hielo traslúcido
bajo los dinteles, me decías de la luna como si en tu rostro
la perla luminosa encendiera burbujas de champán
con la alegría de sabernos misión.

¿Cuándo la palabra mecida por el aire múltiple de las voces
hizo de mí una flor de amistad?

Porque era agua, porque había en ti risas de murciélago,
porque con el ojal desnudo de tu blusa
los pechos hablaban tras el color sin sombra del edén.

Porque el alba era un cisne en el lago de tus pupilas
y existió tanta penumbra, tanto interludio
que ya la música volvía a su jardín como si el hambre
buscara lombrices amargas entre los resquicios del sueño
con los segundos por enhebrar luces de carbón.

La noche me mira y descubro sus ojos de libélula,
sed de labios que se abren para sentir el matiz de los diálogos.

En qué latitud hallaré tu casa, dime, ahora que la lluvia es la paz
y en las farolas ríen los besos del pasado.

Ahora que te ves en la nube de los espejos de cualquier comercio de arrabal
y nos espían las golondrinas con el filo de sus alas agitándose
como parpadeos de locura en la siniestra oscuridad.

Adónde el rastro de fluorescencia que al caminar arrojas
desde el pedestal de tu columna breve; y si te busco al morir el día,
con rododendros, episodios florales entre los círculos de la alameda
y no encuentro tus huellas como heridas sin sangre
ni en el portal de los cines vagan tus élitros
para que yo dibuje las letras de tu nombre en los rótulos.

Si tampoco por el paseo junto al mar de la infancia o en las plazas recónditas,
en los bares cutres, en las páginas de los libros de segunda mano,
en las aceras que son como vías de un tren sin estación
existe ya un puente de amor, un ritual de deseos,
una brisa húmeda que nos moje a la vez las bocas
que, sin hablar, se volvieron un ósculo de piedra,
una voz sin la memoria en éxtasis de la juventud perdida.

[Hallie Hernández Alfaro]

.

"...con la alegría de sabernos misión"

Ohhh que verso tan extraordinario y llegador, querido amigo.

El poema resplandece en las páginas del tiempo...
Gracias por estar y compartir.

Abrazos.

[Ana Muela Sopeña]

Maravilloso, Ramón:

La lectura de tu poema me ha dejado muy buenas sensaciones.

Me ha recordado un poco a una novela que leí hace poco de Sara Mesa, "Cicatriz". Una novela muy especial.

Enhorabuena
Un abrazo
Ana

[Marisa Peral]

Que torrente de buena poesía, Ramón.
Es un poema para leer y dejarlo cerquita y volver a leer.
En cada estrofa una ráfaga excelente.
Felicidades con mucha envidia.

Y un abrazo con mucho afecto.

[Alejandro Costa]

No lo valoro, porque sería casi imposible hacerlo bien y correcto.

Tan solo te digo que me ha parecido solemne y que ahora has rozado el éxtasis.

Es un gran escrito, repleto de esas metáforas que tan solo tú eres capaz de crear.

Un fuerte abrazo.

[Ramón Carballal]

.

"...con la alegría de sabernos misión"

Ohhh que verso tan extraordinario y llegador, querido amigo.

El poema resplandece en las páginas del tiempo...
Gracias por estar y compartir.

Abrazos.

Gracias a ti, Hallie, por leer y por la amabilidad de tu comentario. Un abrazo.

[F. Enrique]

Una de tus grandes creaciones.

Un abrazo.

[Israel Liñán]

Impresionante trabajo Ramón, poco más que añadir a lo dicho por los compañeros.

Un abrazo.

[Ramón Carballal]

Maravilloso, Ramón:

La lectura de tu poema me ha dejado muy buenas sensaciones.

Me ha recordado un poco a una novela que leí hace poco de Sara Mesa, "Cicatriz". Una novela muy especial.

Enhorabuena
Un abrazo
Ana

Pues curiosamente leí no hace mucho esa novela que me gustó(no se si me habrá influido, la verdad, aunque creo que conscientemente, no). Un relación tóxica que me pareció bien contada. Gracias por leer y por tu amabilidad. Un abrazo grande.

[Pilar Morte]

Genial, amigo Ramón . Eres único en metáforas impresionantes
Un lujo disfrutar tus versos.
Abrazos y salud

[Ramón Carballal]

Que torrente de buena poesía, Ramón.
Es un poema para leer y dejarlo cerquita y volver a leer.
En cada estrofa una ráfaga excelente.
Felicidades con mucha envidia.

Y un abrazo con mucho afecto.

Gracias, Marisa, por tus amables palabras. Bicos.

[Alberto León]

Has convidado al solsticio, a la sangre del poeta,
al dios que elucubra, a tu rosa azul en el alfeizar.

Es un abril místico con el canto fúnebre del pájaro,
en qué papel escribiste líneas de nieve que se hacían largas
como disparos interminables en ráfagas de luz.

El tesoro llegó con el carámbano, con el frío de un hielo traslúcido
bajo los dinteles, me decías de la luna como si en tu rostro
la perla luminosa encendiera burbujas de champán
con la alegría de sabernos misión.

¿Cuándo la palabra mecida por el aire múltiple de las voces
hizo de mí una flor de amistad?

Porque era agua, porque había en ti risas de murciélago,
porque con el ojal desnudo de tu blusa
los pechos hablaban tras el color sin sombra del edén.

Porque el alba era un cisne en el lago de tus pupilas
y existió tanta penumbra, tanto interludio
que ya la música volvía a su jardín como si el hambre
buscara lombrices amargas entre los resquicios del sueño
con los segundos por enhebrar luces de carbón.

La noche me mira y descubro sus ojos de libélula,
sed de labios que se abren para sentir el matiz de los diálogos.

En qué latitud hallaré tu casa, dime, ahora que la lluvia es la paz
y en las farolas ríen los besos del pasado.

Ahora que te ves en la nube de los espejos de cualquier comercio de arrabal
y nos espían las golondrinas con el filo de sus alas agitándose
como parpadeos de locura en la siniestra oscuridad.

Adónde el rastro de fluorescencia que al caminar arrojas
desde el pedestal de tu columna breve; y si te busco al morir el día,
con rododendros, episodios florales entre los círculos de la alameda
y no encuentro tus huellas como heridas sin sangre
ni en el portal de los cines vagan tus élitros
para que yo dibuje las letras de tu nombre en los rótulos.

Si tampoco por el paseo junto al mar de la infancia o en las plazas recónditas,
en los bares cutres, en las páginas de los libros de segunda mano,
en las aceras que son como vías de un tren sin estación
existe ya un puente de amor, un ritual de deseos,
una brisa húmeda que nos moje a la vez las bocas
que, sin hablar, se volvieron un ósculo de piedra,
una voz sin la memoria en éxtasis de la juventud perdida.

Poeta Ramon:

La lectura de este poema me ha traslado a mis primeras lecturas de buena poesía, cuando a mi humilde biblioteca de estudiante las ediciones sencillas de mis Neruda y mis Garcia Lorca le conferían dignidad. Recuerdo que en esos libros descubrí cuanto poder tienen las palabras... y en este poema he vuelto a descubrir como las palabras pueden crear belleza.

No es mi intención adularte, pero gracias por permitirnos leer tu poesía. Saludos afectuosos.

[Ramón Carballal]

No lo valoro, porque sería casi imposible hacerlo bien y correcto.

Tan solo te digo que me ha parecido solemne y que ahora has rozado el éxtasis.

Es un gran escrito, repleto de esas metáforas que tan solo tú eres capaz de crear.

Un fuerte abrazo.

Gracias, Alejandro, por la generosidad de tu comentario. Un abrazo grande.

[Ramón Carballal]

Una de tus grandes creaciones.

Un abrazo.

Gracias por tu generosidad. Un fuerte abrazo.

[Ramón Carballal]

Impresionante trabajo Ramón, poco más que añadir a lo dicho por los compañeros.

Un abrazo.

Gracias, Israel, por tu generoso comentario. Un abrazo.