Pesadilla

[Fernando Marcos Rentero]

Pesadilla
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"La aparición"

¡Hola!

-Como que , hola.
¿Quien eres tu?

-La muerte-

¿La.. que?

-Estas de coña o, te ha sentado mal el pipermín de la fiesta. Has dicho la muerte o, que estás de muerte, por que yo, te veo bien pero... no te molestes si te digo que, las hay mejores, y no se dan tanto "pisto".
Y, a todo esto, a que viene despertarme a estas horas. Y no me digas que, eres uno de esos sueños, que en los días de Navidad, nos machacan por la tele, con la aparición de una señora de buen ver, vestida con gasas de mil colores, dejando ver todo su esplendor, sin dejar un ápice a la imaginación. Y en los que te restriegan todo lo malo que has hecho en el pasado, y que tras una serie de peripecias, bondades y, "legía", te dan su bendición, quedando como un mirlo blanco y puro-.

"La Aparición"

-Te has pasado tres telediarios "chaval", se nota que tienes embrutecido el cerebro con la dichosa televisión que dices, pero sí, es algo parecido pero, el desenlace (a mi juicio), te lo vas a tener que currar y, enmendar la plana, siendo mejor persona, sin importarte lo que hagan los demás o, de lo contrario, te voy a dejar el cuerpo como una "jota" que, el pino de la caja va a tener que reverdecer para coger tu forma. Je, Je y Je-.

"El afectado"

¡Córcholis!
-Nos ha salido graciosa la señora de los velos. Pero... te advierto que no estoy por la labor de ir con vampiresas, ni estoy preparado para nada, que no sea seguir disfrutando con mi familia. Por lo que ya puedes buscarte otro "primo", que te dé "cuartelilllo", o mejor, quédate en la luna a tomar el aire, que ya tenemos bastante con la ponzoña acumulada en el mundo (y no lo digo por los plásticos, que también)-.

Como dicen los gallegos sabios... "No creo en las brujas, pero... las hay". (Ya lo creo que las hay)

"Ring, ring, ring"
¡Bien, por el despertador!


F. Marcos

[F. Enrique]

Este texto funciona como pieza dialogada humorístico-existencial. La idea central es clara: la Muerte aparece, pero el hablante la enfrenta con ironía, incredulidad y lenguaje coloquial. Eso genera contraste: algo solemne tratado desde lo cotidiano y burlón.

Lo más logrado es el tono: cercano, oral, con giros expresivos (“pipermín”, “te ha sentado mal”, “cuartelillo”, “nos ha salido graciosa la señora de los velos”). Ese registro le da voz. No suena artificial.

Un abrazo.